Cada vez se escucha hablar más y más de las habilidades transversales, socioemocionales, o fundacionales—de cómo la creatividad, la empatía o la capacidad de trabajar en equipo, por ejemplo, son aspectos importantes a considerar en candidatos a un empleo, más allá de su formación y experiencia. Tanto es así que formuladores de políticas e incluso premios Nobel en economía reclaman cada vez más inversiones en estas habilidades y existe un número creciente de programas—centrados en torno a la música o al deporte, por ejemplo—cuyo fin último no es tanto producir músicos virtuosos o atletas de élite sino promoverlas.
Y parece que funciona. La evaluación del programa de música “El Sistema” en Venezuela encontró un aumento en los niveles de autocontrol y una reducción en las dificultades de comportamiento para los niños que participaron en las orquestras. Asimismo, la evidencia indica que el desarrollo socioemocional, y habilidades como la atención y la perseverancia, entre muchas otras, contribuyen a un mejor desempeño a lo largo de la vida. Incluso habilidades blandas en los cuidadores de niñas y niños, tradicionalmente no consideradas relevantes para su desarrollo, sí lo son.
¿Se miden estas habilidades?
Una gran cantidad de habilidades están catalogadas como transversales. Estas incluyen, entre otras:
- las habilidades socioemocionales, como la interacción con los demás y manejo de emociones
- los rasgos de personalidad, como la intraversión o la autoestima
- los patrones de comportamiento, esto es, problemas conductuales o actitudes disruptivas
- las habilidades de autoregulación, como el autocontrol o la capacidad de concentración.
Asimismo, existen uno o más instrumentos para medir muchas de estas habilidades: por ejemplo, el test del Marshmallow mide el control de impulsos en niños de 3 a 5 años, dejándolos solos en una habitación frente a ‘marshmallows’, galletas, caramelos y otras delicias; el test de la Torre de Londres mide habilidades de planeación en mayores de 7 años a través del uso de cuentas y clavijas de colores para resolver retos; y la Escala de Empatía Básica o el Índice de Reactividad Interpersonal son pruebas de reporte o autoreporte para medir la empatía en niños, adolescentes y adultos.
Además, economistas y científicos sociales interesados en las ciencias del comportamiento están desarrollando nuevos e innovadores instrumentos para medir conceptos como el altruismo, la confianza o la perseverancia, ¡con lo que el número de opciones es creciente!
El reto de medir las habilidades transversales
Ante esta gran cantidad de habilidades transversales y de herramientas para medirlas, el reto de identificar el instrumento para una población determinada es complejo, especialmente cuando el interés es obtener medidas que permitan la evaluación de programas y/o comparaciones dentro de y entre poblaciones. Instrumentos distintos se enfocan a rangos etarios distintos, si bien la mayoría de los instrumentos existentes han sido desarrollados en poblaciones WEIRD (blancas, educadas, industrializadas, ricas y democráticas, por sus siglas en inglés) y, en consecuencia, con validez y capacidad de medición cuestionable cuando son aplicadas en poblaciones distintas, con valores, percepciones y necesidades marcadamente distintas.
Por ejemplo, un reciente estudio muestra que las personas que sonríen son percibidas como más competentes, amigables y felices en las sociedades WEIRD, pero como menos inteligentes en otros países. La estrategia de medición—esto es, si se pide al sujeto realizar una tarea, versus participar en una entrevista o completar un cuestionario—también puede afectar el valor de la medición por lo que en ocasiones las personas no necesariamente “decimos” lo que “hacemos” y ¡mucho menos cuando se nos pregunta por temas personales! Esto se conoce como sesgo de deseabilidad social.
Algunas ideas para identificar qué y cómo medir
Al seleccionar un instrumento para medir habilidades transversales es importante considerar:
- Qué habilidad se quiere medir y por qué (diagnóstico individual, poblacional, impacto de un programa o intervención, etc.). En el caso que se esté evaluando una intervención, entender los mecanismos que podrían transformar resultados también es crítico.
- La edad y el contexto sociodemográfico y cultural de la población de estudio (nivel de alfabetización, familiaridad con la tecnología en caso de aplicarse vía tableta, valores, etc.)
- Qué requiere la adaptación de la prueba al contexto, en qué medida se han realizado estas adaptaciones y si garantizan su confiabilidad (resultados consistentes) y validez (mide lo que debe medir).
- La sencillez en la interpretación de los resultados.
Dado el rol fundamental de la medición para visibilizar problemas y necesidades y monitorear el impacto que pueden tener los programas e intervenciones para resolverlas, es importante destinar tiempo y recursos a entender cómo medir las habilidades transversales y cómo hacerlo a escala y de forma comparable entre grupos poblacionales. Es una apuesta para un conjunto de elementos que cada vez serán más relevantes en el ámbito social.
Descarga el reporte “El futuro ya está aquí. Habilidades transversales en América Latina y el Caribe en el siglo 21” para conocer más sobre estas habilidades y cómo medirlas.
¿Por qué crees que es importante medir las habilidades transversales? ¿Conoces iniciativas para medirlas en tu país? Déjanos tu comentario o menciona a @BIDgente.
Martha Lucia Tito Cazon dice
Muy interesante la nota, me gustaría que me apoyen dándome algunos tips que pueda aplicar la inclusión social de los niños con discapacidad.
antonio dice
El uso de la música y el deporte en los niños y adolescentes es de primera importancia, muchas gracias por el artículo
Guido Sánchez Yábar dice
Estimadas Martha y Suzanne contamos con el siguiente estudio y si me escriben les puedo compartir el trabajo para sus comentarios. Muchas gracias
EVALUACIÓN DEL PROGRAMA ESCUELAS EMPRENDEDORAS. PERÚ.
Informe de Dustin Parks; “Enseñarle a un chico a pescar”- Esfuerzos contemporáneos en educación emprendedora: investigación, tendencias y el caso peruano, Febrero 2018.
Resumen:
a) La investigación de Dustin Parks (becario Fulbright del gobierno Norteamericano) es un estudio piloto para medir la eficacia del currículo de SYSA “Escuelas Emprendedoras”.
b) En el estudio se evaluaron las “Diez Capacidades Emprendedoras” en las que se enfoca el currículo de SYSA.
c) Se aplicó la encuesta tanto a alumnos como a profesores de “Educación para el Trabajo” – EPT, en 9 escuelas públicas y privadas del Perú. (750 respuestas únicas)
Conclusiones:
1. El estudio concluye que existe una relación positiva, casi estadísticamente significativa, entre el entrenamiento del profesor y el desarrollo de las competencias del estudiante. Es decir, los profesores capacitados con el método SYSA logran un significativo impacto en el desarrollo de las capacidades emprendedoras en los alumnos.
2. Las niñas están aprovechando mejor el desarrollo de capacidades emprendedoras. La brecha en los puntajes según género tiende a cerrarse conforme reciben mayor entrenamiento con el método de SYSA.
Jessica Villa dice
Hola, Me interesa tu estudio. Y me gustaría conocerlo, ya que en nuestra organización trabajamos en el desarrollo de capacidades emprendedoras.
Gracias.
Cristhiam dice
Medir las habilidades transversales -o psicosociales- es imperativo si se quiere realmente incidir en la política pública de distintas áreas tales como la educación, la salud y la seguridad. Es imperativo, de hecho, dejar de llamarlas “blandas” pues hoy, las habilidades mal denominadas “blandas” se está descubriendo que son nucleares al desarrollo humano. En Costa Rica, World Vision empezó, en el 2014, a acercarse al concepto y a explorar formas de medirlo en población rural.
Cleider Delgado Saldaña dice
Muy interesante, me justaría saber más sobre ese estudio.
Juan dice
Creo que en un test psicotécnico para un empleo, siempre hay un margen de error en la evaluación del candidato, para bien o para mal. Las habilidades deben medirse en el campo y no a través de ejercicios poco efectivos muchas veces. Claro que las empresas quieren minimizar riesgos, pero resulta injusto que por la forma en que haces un dibujo o haces una línea tengas tendencia a tener determinada personalidad.