La desproporcionada vulnerabilidad de los pueblos indígenas ante la pandemia de COVID-19 no es sorpresa. En este contexto, Rajaypampa (Bolivia) es una excepción. Hoy, frente a COVID-19, su institucionalidad les ha permitido encarar la pandemia con gran vigor organizativo. ¿Qué podemos aprender de la organización comunitaria de su población?
Ragaypampa es una de tres Autonomías Indígenas Originario Campesinas existentes en Bolivia, un referente en América Latina del avance en la demanda histórica de los pueblos originarios por su auto gobernanza. Son Quechuas de larga memoria e historia creciente. Un pueblo orgulloso de su identidad. Sus ancestros son los antiguos Chuwis que habitaban el valle de Cochabamba mucho antes que llegaran los Inkas desde Cuzco y los españoles del otro lado del mundo. Para no desaparecer, se replegaron a las alturas del actual territorio de Ragaypampa. Este ha sido su lugar de refugio, reencuentro y resistencia.
Autonomía ante el COVID-19
Hoy, los Pueblos Indígenas Originario Campesino (PIOC), se encuentran en una coyuntura histórica en la que el análisis y la acción sobre su “libre determinación” y organización comunitaria es el elemento fundamental para garantizar su sobrevivencia como pueblos ancestrales y como sociedad. Convirtiendo así su cultura en un activo y no en un impedimento para el desarrollo.
Don Clemente Salazar, expresidente de la Coordinadora Nacional de Autonomías Indígenas Originarias (CONAIOC) de Raqaypampa, nos comenta que como parte de las previsiones frente al COVID- 19, hubo una reunión de la Asamblea de Comunidades para tomar medidas de emergencia para limitar el ingreso de personas de otros lugares a las comunidades.
Para las personas que son del territorio y vienen de otros lugares del país o del exterior, se impuso la cuarentena obligatoria de 14 días en sus casas y la prohibición de circular por los espacios comunes donde se trabaja la agricultura o se cuida el ganado. Para controlar este ingreso se pusieron trancas en las principales entradas que son vigiladas por los mismos miembros de la comunidad. Así mismo, el Gobierno de la Autonomía está equipando a los centros de salud con insumos de bioseguridad y realizando fumigación.
Rogelia Ugarte, integrante del Consejo de Gestión Territorial cuenta que se determinó que las personas de las comunidades de Rajaypampa puedan salir a partir de las 4 a.m. para realizar actividades como cobrar bonos y deben retornar antes de las 4 p.m. A su retorno se desinfecta a las personas y a los autos que entran.
Ejemplo para la región
La autonomía indígena de Rajaypampa nos demuestra la importancia que tiene la organización comunitaria y las autoridades indígenas para hacer frente a la pandemia del COVID-19. Todas las resoluciones de la Asamblea de Comunidades fueron asumidas de manera responsable y bajo un control comunitario. Gracias a esto, Don Clemente Salazar nos menciona que no tienen ningún caso de COVID-19 en Rajaypampa. Se pudo retomar la feria de la comunidad bajo ciertos cuidados y se está analizando el retorno de profesores para que se reinicien las clases en la escuela.
A medida que en América Latina avance en el reconocimiento a la libre determinación de los pueblos indígenas y se facilite el ejercicio de su autonomía, avanzará también la calidad del desarrollo y progreso de nuestros países.
Fortaleciendo la organización comunitaria
Desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sostenemos que el desarrollo de los pueblos indígenas es con ellos y para ellos. Esto implica promover su participación en la toma de decisiones y conocer su cosmovisión y cultura. Los pueblos y naciones indígenas originarias campesinas en Bolivia representan el 41% de la población. Durante el 2017 se apoyó al Ministerio de Autonomías para establecer políticas públicas que coadyuvaron a la transición, establecimiento y desarrollo de las Autonomías Indígenas.
Se ha logrado la definición de un proceso claro de desarrollo de las autonomías indígenas, logrando su consolidación y fortaleciendo sus capacidades de autogobierno. Por otro lado, es todavía necesario apoyar a los pueblos indígenas altamente vulnerables para que puedan acceder a las autonomías. La sobrevivencia física y cultural de estas comunidades está altamente amenazada y se encuentran en peligro de extinción.
Es importante que los estados adopten medidas no solamente para garantizar los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas y su acceso a servicios sociales y sanitarios, pero también el reconocimiento de sus sistemas, saberes, usos y costumbres y autoridades tradicionales en los procesos de prevención, emergencias sanitarias y de reconstrucción post COVID-19.
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