SERIE RED PROLID: Con motivo del lanzamiento de esta red virtual nacida para favorecer el liderazgo femenino en el sector público y la política en Latinoamérica, varios guest bloggers reflexionan esta semana sobre el papel de la mujer en estos espacios.
Por Mercedes Araoz*
“No sonría señora, no la van a considerar seria, se lo digo para que la respeten como a los ministros varones”, me dijo una asesora de prensa cuando recién ingresé como Ministra de Estado en el Perú. Tenía que dejar de ser yo misma, vestir de traje oscuro y no mostrar mi cara afable ni mi estilo de comunicación abierto, negociador y locuaz. La rigidez masculina era esperada de mí como funcionaria pública.
Me quedé sorprendida y dudé, pero preferí seguir siendo yo, mantener unas características femeninas que me resultaron muy útiles para lograr una gestión innovadora, promotora e inclusiva y que hicieron posible cerrar muchos acuerdos comerciales, que Perú tuviera una marca reconocida internacionalmente o que Machu Picchu fuera reconocido como una de las siete nuevas maravillas del mundo. Traje una energía femenina a la forma de hacer política pública que movilizó a los equipos de los ministerios a dar más de sí y ser innovadores, sin salirnos de las reglas del funcionamiento del Estado.
Creo que las mujeres en el servicio público traen esa capacidad de trabajo en equipo y de nuevas perspectivas en la gestión. Y, de mi experiencia, resultan ser generalmente las mejores negociadoras en acuerdos internacionales. Sus estilos, focalizados en los intereses de sus respectivos países y en la creación de valor, les permite moverse de posiciones negociadoras rígidas cuando encuentran espacios de ganancia mutua, tienen normalmente el don de la firmeza y la flexibilidad a la vez y no compiten por sobresalir sino por ser reconocidas en su cooperación.
Por supuesto que las mujeres en el sector público -y también en el privado- nos enfrentamos a un techo de cristal. Fui la primera mujer ministra de Economía y Finanzas de mi país y la respuesta de un segmento de la prensa fue calificarme de light. Luego, cuando tuve que manejar las restricciones de la crisis financiera me comenzaron a llamar “la dama de hierro”. Finalmente, mantuve un equilibrio fiscal y se generó un cambio positivo en el Ministerio: faltaba trabajar con la gente, tener más contacto y cercanía con lo que estaba pasando en algunos sectores. Se abrió un mejor diálogo con otras carteras, pude negociar más fácilmente y entonces sí, el ser mujer permitió abrir estos espacios.
El valor de la diversidad
La presencia de la mujer en la actividad pública y privada trae el valor de la diversidad. No soy una convencida necesariamente de los procesos de acción afirmativa, pero sí del valor de traer personas de todo tipo a la mesa, porque se amplían las miradas y se puede encontrar soluciones innovadoras. Las mujeres aportan perspectivas interesantes y, al ser hoy en día las nuevas participantes de la fuerza laboral y del mercado, cambian los usos y costumbres dentro de las instituciones y las empresas.
La perspectiva de familias donde se reparten tareas de igual a igual, hombres y mujeres, modifica las formas de asignación de tiempo al trabajo y al ocio para ambos, y permite tener trabajadores más productivos y que se respete el tiempo personal y familiar. También nos permite la innovación y la creación de bienes y servicios para familias donde la mujer participa de la fuerza laboral. En fin, múltiples espacios donde la política pública tiene capacidad de generar mejoras para la vida de las mujeres y sus familias y, por lo tanto, donde la perspectiva femenina en el diseño de políticas es fundamental.
Finalmente, para mí en política el valor más importante es la integridad y creo que muchas mujeres en el servicio público lo traen. Mantienen sus valores y respetan el hecho de que los recursos con los que están trabajando no son suyos, sino de todos. Una es en realidad una trabajadora al servicio del ciudadano. En muchos países de América Latina se valora la presencia de la mujer en el servicio público, porque traen la integridad, la pulcritud y transparencia a la gestión. Y no es por nada.
*Mercedes Araoz es la Representante del BID en México. Peruana, ha sido Ministra de Comercio Exterior y Turismo, de Producción y primera mujer Ministra de Economía y Finanzas de su país, además de catedrática y miembro del Patronato de la Univ. del Pacífico en Lima y de la Academia Diplomática del Perú. Tiene estudios doctorales y una Maestría en Economía por la Univ. de Miami (EE.UU), una licenciatura en Economía por la Univ. del Pacífico (Perú) y está certificada como Coach Ontológica por Newfield Network (Chile).
Estimada Mercedes Araoz: gracias por compartir su experiencias.