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“No solo podemos, sino que debemos aprender de nuestros errores. Aprender del error es una manera muy efectiva de aprendizaje. Cuando nosotros somos niños, aprendemos mucho sobre ensayo y error, y para aprender de nuestros errores tenemos que generar humildad para reconocer nuestros límites, nuestros puntos ciegos, (que) nosotros nos vamos a equivocar cuando estemos implementando cosas. Va a ser así, es parte de la naturaleza humana. Tenemos que ser humildes para entender que eso es así. Pero también necesitamos capacidad de reflexión para identificar esos puntos ciegos y para poder reflexionar y preguntarnos cómo actuaríamos diferente, cómo sería la siguiente oportunidad para no caer en los mismos errores. Yo estoy convencido que las organizaciones que aprenden de sí mismas y de sus errores tienden a transformar la crisis en oportunidad, y tienden a adaptarse mejor a entornos de incertidumbre. Entonces darnos el tiempo, darnos la capacidad para entender que nos equivocamos, para aprender de eso, yo creo que es la principal lección…”
Palabras de Felipe J. Hevia, quien pertenece al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social de México, y es coordinador general de proyecto “Inclusión Educativa en Mesoamérica en el Contexto del COVID-19”. Hevia dirigió estas palabras a los miembros de los proyectos ganadores de la quinta edición de Superhéroes del Desarrollo y a la presidente ejecutiva a.i. del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Reina Irene Mejía, durante un conversatorio el pasado 24 de octubre. Superhéroes del Desarrollo es una iniciativa que busca reconocer a las agencias ejecutoras que han abordado con éxito los desafíos que emergen durante la ejecución de proyectos de desarrollo, financiados por el Grupo BID. Esta iniciativa es parte de un esfuerzo para mejorar el desempeño de los proyectos a través del aprendizaje sistemático y el intercambio de conocimiento.
El proyecto coordinado por Felipe tuvo como lema: “No dejar a nadie atrás significa a nadie atrás”. El equipo buscó una solución al desafío de la pérdida de aprendizajes, producto del cierre de las escuelas por la pandemia del COVID-19. Para lo cual, en el Estado de Tabasco, se implementó un programa de tutorías remotas para estudiantes de 9 a 14 años, con el fin de recuperar aprendizajes matemáticos (un proyecto que primero tuvo lugar en El Salvador y luego se implementaría en el Estado de Guanajuato, México y en Guatemala). La solución implementada requirió del uso del teléfono, instrumento anticuado pero útil ante la falta de conectividad digital. El equipo involucró activamente a los docentes y alumnos en sus hogares, lo que facilitó la implementación y el éxito del programa.
De las palabras de Felipe y la manera en que su equipo afrontó la ejecución del proyecto, se aprecia la importancia clave de aprender de los errores, con:
- Humildad
- Capacidad de reflexión
- Transformar la crisis en oportunidad
- Adaptarse mejor a entornos de incertidumbre.
1.- Humildad
Este es el primer ingrediente básico para poder aprender de los errores. Cuando creemos saberlo todo, la arrogancia nos vuelve ciegos, no nos permite aprender de los demás y de nuestra propia experiencia. Entonces, lo primero que debemos reconocer es que sabemos muy poco (parafraseando a Sócrates, reconocer que “sólo sé que nada sé”), y que en el camino de la vida (y de los proyectos de desarrollo) tenemos mucho por aprender. Lo primero es una actitud humilde, para poder tener una mente abierta a entender los nuevos desafíos y experimentar con propuestas e ideas de soluciones.
2.- Capacidad de reflexión
Como dijo John Dewey, “no aprendemos de la experiencia, aprendemos al reflexionar sobre la experiencia”. El punto clave es que no aprendemos automáticamente de la experiencia, de otra manera todos seríamos sabios con el pasar de los años. El aprendizaje es un proceso consciente y reflexivo. Tenemos que darnos el espacio para discutir y analizar los retos que se nos presentan, los errores que cometemos, el compartir la experiencia con otros. A partir de eso podemos realmente construir lecciones aprendidas que nos sirvan a nosotros y a otros para afrontar retos similares en el futuro.
3.- Transformar la crisis en oportunidad
¿Qué desafío más grande que el que este proyecto tuvo que afrontar? ayudar a niños, jóvenes y familias en condiciones altamente vulnerables, con poca o ninguna conectividad digital, en medio de la pandemia global del COVID-19. Ese tipo de retos son los que marcan a los verdaderos superhéroes de carne y hueso, aquellos que no tienen miedo a poner todo su esfuerzo, mente y creatividad para encontrar soluciones prácticas y escalables.
4.- Adaptarse mejor a entornos de incertidumbre
El proyecto liderado por Felipe se encontró con incertidumbres desde el primer momento,¡: ¿cómo generar confianza en la primera llamada telefónica con familias que reciben a diario llamadas fraudulentas?, ¿cómo convencerles que esta es una iniciativa de buena fe, para contribuir a la educación de sus hijos?, ¿cómo enseñar matemáticas, con comunicación entre profesores y alumnos, a través del teléfono?, ¿cuánto tiempo iba a durar la pandemia? Todas esas incertidumbres fueron poco a poco aclarándose con varios intentos (vía prueba y error), hasta encontrar respuestas pertinentes y adaptadas a la realidad de las familias beneficiarias.
Para concluir y haciendo referencia a las palabras de Lorena Rodríguez Bu, gerente interina del Sector de Conocimiento, Innovación y Comunicación del BID, “Superhéroes del Desarrollo es más que un concurso, es una plataforma de conocimiento para compartir aprendizajes para que los proyectos se retroalimenten de buenas prácticas”.
Te invitamos a seguir compartiendo los desafíos, las soluciones y las lecciones aprendidas de los proyectos de desarrollo en que trabajas.
Información para explorar
Por Duval Llaguno especialista líder en aprendizaje y conocimiento en el BID.
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