Quizás le parezca extraño que hablemos en este blog de espacios de trabajo pero quiero contarles una historia que tiene que ver con el conocimiento abierto y la configuración de nuestro lugar de trabajo. Muchas veces, cuando pensamos en “open” casi siempre pensamos en plataformas virtuales y olvidamos que nuestro lugar de trabajo es el espacio donde más podemos aprender unos de otros.
Dentro de los ejemplos más conocidos encontramos a grandes empresas innovadoras como Pixar, Google o Apple quienes se han apoyado en los espacios abiertos para introducir cambios en la cultura de trabajo y fomentar el aprendizaje compartido. Otros casos menos conocidos involucran al arquitecto Jonathan Ward y lo que ha hecho para compañías como Amazon, Tencent y Samsung.
A continuación dejo algunas reflexiones sobre cómo la configuración de nuestro espacio de trabajo puede ayudar, o a veces entorpecer, nuestro trabajo diario.
Cómo los espacios abiertos fomentan la colaboración
Según cuenta Jonah Lehrer en su libro “Imagine”, Steve Jobs revolucionó Pixar cuando decidió modificar la distribución de los departamentos y servicios en la empresa. Cuando llegó Jobs, los servicios de Pixar se encontraban separados en tres edificios distintos: uno para los servicios corporativos, otro para los animadores y otros para los informáticos.
Jobs propuso reformarlo para crear “un único espacio con un atrio en el centro”, según cuenta el actual Director de Pixar, Ed Catmull. En ese centro creó espacios para las reuniones, una cafetería, una tienda de regalos e incluso los cuartos de baño. Lo más importante debía estar en la parte central del edificio, y lo más importante para Jobs era la interacción entre la gente y la posibilidad de que interaccionaran de manera casual y espontánea.
En Google, donde los ascensores han sido reemplazados por toboganes, los trabajadores se encuentran casualmente de una manera que recuerda a la propuesta de Jobs. Lo más sorprendente, según cuenta Adam Alter es que todos los empleados se encuentran a una distancia máxima de 150 pies (75 metros) de un punto de comida.
En el caso de los edificios diseñados por Ward, el arquitecto suele enfatizar la idea de “porosidad” y “conectividad”. Para él los edificios no deben ser mundos cerrados. Por el contrario, no sólo deben permitir que los colegas se mezclen libremente, sino también que se incorporen de forma natural en los espacios públicos.
Cómo la entorpecen
Frente estas anécdotas, no faltan quienes argumentan que los espacios abiertos distraen a los trabajadores. Un artículo de Forbes destaca que los espacios privados son igualmente necesarios para fomentar la productividad y la innovación porque las coincidencias e interacciones continuas distraen y generan problemas de comunicación. Según se destaca en ese artículo, una razón fundamental tiene que ver, con que una gran parte de la población es de naturaleza introvertida y necesitan espacios más restringidos para poder desarrollar sus capacidades.
Un artículo del NY Times destaca el fenómeno de sustitución de las paredes en los espacios abiertos y dice que al desaparecer los muros de las oficinas los auriculares que los empleados utilizan para amortiguar el ruido de la oficina, han sustituido a las paredes. El artículo del NY Times está basado en un estudio de Berkley que afirma que “quienes hacen ruido no tienen problema con la falta de privacidad, pero hay mucha gente descontenta”.
Lo conclusión de este artículo no podía ser naturalmente cerrada. Parece que hay opiniones a favor y en contra. Solo cabría decir que la opción de crear un espacio de oficina abierto debe ir ligado a un objetivo de negocio muy específico y debe ser diseñado para las personas concretas que lo van a ocupar. La combinación de varios espacios de trabajo parece así ser la única solución.
¿Qué les parece?
[starbox]
pedro choma Dice
… may be, the first lesson, is about necessity of more flexible spaces, in order to allow people to adapt its own site according diary demands, which ones often are not the same, day by day. Tank you for this excellent article.
Pedro