Siete de cada 10 hogares con niñas y niños pequeños en América Latina y el Caribe vieron sus ingresos afectados debido a la pandemia del COVID-19. Es más, con base en un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el cierre de 12 meses de los servicios de cuidado infantil en la región tendrá un costo de largo plazo en ingresos y productividad futura de aproximadamente siete puntos del Producto Interno Bruto (PIB).
Ante la urgente necesidad de desarrollar programas de protección infantil integral y de educación inicial remedial, el BID trabaja en “un plan estratégico para ayudar a la región a encontrar un punto de inflexión en este momento de crisis y para aprovechar las oportunidades que tenemos ante nosotros para recuperar el desarrollo de largo plazo con inclusión”, dijo Ernesto Stein, representante del BID en México, durante su participación en la Segunda Semana Nacional de Inversión en Primera Infancia, organizada por el Pacto por la Primera Infancia, que tuvo lugar del pasado 27 a 30 de septiembre. “En este sentido, vemos los servicios de primera infancia de calidad, como una oportunidad única”, recalcó.
La participación del BID en este importante evento es una muestra más del apoyo continuo del Banco a la primera infancia. Con la llegada de la pandemia, nuestro trabajo de años a favor del desarrollo infantil se amplió para dar también visibilidad al alto impacto que este suceso global tendrá en la infancia de la región. Inmediatamente, vimos la necesidad de desarrollar estrategias de apoyo para los programas y servicios de desarrollo infantil en los países, ofreciendo herramientas para que las familias, los maestros y el personal de los servicios de primera infancia desempeñen su importantísimo rol de manera continua a pesar del cierre de los servicios presenciales. De la misma forma, hemos promovido espacios de intercambio entre países a través de webinars, artículos cortos en el Blog Primeros Pasos y una página web temática con recursos a nivel regional.
Merece la pena recalcar que nuestro esfuerzo continúa. El logro de un desarrollo integral en los primeros años de vida requiere, ante todo, de un abordaje transversal, como lo ha demostrado la pandemia. Esto demanda la acción articulada entre sectores como el sector salud, que debe garantizar la provisión de servicios como la atención prenatal, de vacunación y nutrición. También se debe asegurar condiciones adecuadas de salubridad y habitabilidad en viviendas y comunidades. Y, por descontado, el acceso a servicios de atención infantil de calidad adecuadamente focalizados.
Por su complejidad, esta transversalidad debe incluir una visión a largo plazo y un adecuado financiamiento, pero también conocimientos y liderazgo de los formuladores de política y de las entidades encargadas. En este sentido, el BID, desde hace una década, posiciona al desarrollo infantil como una de sus áreas prioritarias. Como resultado, se ha invertido en la generación de una base de evidencia única para informar el diseño y la reforma de la política pública en desarrollo infantil en la región. Asimismo, el Banco ha fortalecido su portafolio de operaciones y asistencia técnica contribuyendo a los esfuerzos para expandir la cobertura y mejorar la calidad de los servicios de atención a la primera infancia. La agenda de trabajo se articula en torno a cuatro áreas estratégicas:
- La implementación a escala de programas de desarrollo infantil de calidad.
- La transformación del empleo en el área del desarrollo infantil para potenciarlo como un trabajo del futuro, con un enfoque de género.
- La gestión eficiente de los recursos y la política pública informada.
- El combate a la pobreza infantil y la recuperación de las pérdidas en desarrollo infantil y aprendizaje derivadas de la pandemia y del cierre prolongado de los servicios.
Durante el foro, Stein resaltó el trabajo del Banco en México en el diseño y evaluación de modelos innovadores para la prestación de servicios de cuidado, centrados en el fortalecimiento de las interacciones cuidador-niño, con varios prestadores públicos, en respuesta a los hallazgos de un estudio diagnóstico pionero sobre la calidad de la atención de estos servicios en el país. Destacó también la contribución del BID al diseño y financiación del módulo de desarrollo infantil que, por primera vez, incluyó la ENSANUT de 2018.
Gracias a los avances científicos sabemos que los pilares de un desarrollo saludable se establecen desde la gestación y durante el embarazo. Ese desarrollo, desde luego, no se divorcia del contexto en el que viven los más pequeños y dado el complejo escenario por el que atraviesa la región debido a la pandemia, las brechas de desarrollo están cada vez más lejos de cerrarse.
En los próximos meses, a medida que las economías tanto en México, como en los otros países de la región se recuperen, los países encararán el arduo reto de priorizar múltiples programas y transformar sus mecanismos de protección social para crear un sistema integral, flexible y sostenible. En esta difícil coyuntura fiscal es imperativo que la primera infancia no quede desatendida.
948537621 dice
Es muy importante aprender y capacitarse cada día para así poder saber cómo tratar a un niño infantil.