Es común escuchar historias de mamás y papás sobre cuan “inteligentes” son sus bebés. La mayoría de los relatos están asociados al área lingüística con el número de palabras, el reconocimiento de colores y formas o la numeración y el orden de elementos. En el ámbito de la academia, especialistas del área se siguen preguntando de qué dependen estas manifestaciones. En este blog post exploramos la respuesta a esta pregunta con base en un estudio longitudinal que proporciona información única sobre la relación causal entre las experiencias tempranas y la estructura del cerebro humano, y el efecto específico de la estimulación cognitiva y lingüística.
El estudio analiza el efecto de una intervención lingüística y cognitiva temprana sobre la estructura cerebral de niños pequeños en Estados Unidos. Se llevó a cabo en el contexto del muy conocido Proyecto Abecedarian en el que bebés afroamericanos procedentes de hogares de muy bajo nivel socioeconómico fueron asignados aleatoriamente a una intervención lingüística y cognitiva. Desde las 3-21 semanas de edad, y hasta los 5 años, los participantes en el grupo de intervención participaron en un programa diseñado para promover las interacciones lingüísticas y las oportunidades de aprendizaje apropiadas para su edad.
Cuatro décadas más tarde, se obtuvieron escáneres de resonancia magnética estructural de 47 personas de la muestra de Abecedarian, 29 (15 hombres, 14 mujeres) del grupo de intervención temprana y 18 (9 hombres, 9 mujeres) del grupo de comparación. Los grupos eran muy similares en todas sus características. Las medidas cerebrales de interés fueron los volúmenes de cinco regiones específicas del cerebro (ROI, por sus siglas en inglés), que se sumaron para crear una medida resumen, y el volumen de la corteza. También se analizaron aspectos cognitivos y conductuales a través de una prueba de inteligencia, administrada a la edad de 4 años, y el índice de fortalezas y dificultades (SDQ, por sus siglas en inglés).
El estudio encuentra que asistir a un jardín de infantes del programa Abecedarian se asocia con un mayor tamaño de todo el cerebro, la corteza y la mayoría de las ROI. Los resultados mostraron una pronunciada diferencia por sexo, con mayores efectos en los hombres.
Los datos muestran que las experiencias tempranas dan forma a la estructura cerebral. No solo eso, sino que, debido a su diseño de evaluación, este estudio es el primero que muestra que estas no son solo asociacionales, sino que existe una relación causal entre las experiencias tempranas y la estructural cerebral. En concreto, se muestra que un entorno rico en lenguaje y actividades de estimulación cognitivas en los primeros años afectará la estructura del cerebro del niño.
Estos hallazgos son especialmente relevantes para entender la relación entre la estructura cerebral y el estatus socioeconómico. Se han propuesto dos tipos generales de explicación para esta relación. Por un lado, puede ser que las causas ambientales, como las disparidades en las oportunidades de estimulación cognitiva y del lenguaje en el hogar o en el entorno educativo u otro, sean las responsables, y que entonces el entorno social cause las diferencias observadas. Por otro lado, puede operar la herencia genética de las diferencias neuronales y cognitivas, y en la medida en que estas diferencias influyan en el estatus socioeconómico, podrían dar cuenta de las relaciones entre el cerebro, la cognición y el estatus socioeconómico.
Para que las disparidades cerebrales sean explicadas por el medioambiente, debe darse el caso de que la experiencia cognitiva y lingüística impacte en la estructura cerebral. Los resultados de este estudio proporcionan la primera evidencia de que esto es cierto. De ser así, las políticas públicas deberían incluir en el debate la necesidad de hablar de igualdad de oportunidades y acceso de servicios desde la primera infancia y no solo a partir de la escuela primaria o más tarde en la vida.
¿Conoces estudios o experiencias que apuesten por igualar oportunidades desde la primera infancia? Comparte en la sección de comentarios más abajo.
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Dana King dice
1. This paper finds large effects on the earnings of participants from a randomized intervention that gave psychosocial stimulation to stunted Jamaican toddlers living in poverty. The intervention consisted of one-hour weekly visits from community Jamaican health workers over a 2-year period that taught parenting skills and encouraged mothers to interact and play with their children in ways that would develop their children’s cognitive and personality skills. The authors re-interviewed the study participants 20 years after the intervention. Stimulation increased the average earnings of participants by 42 percent and increased cognitive and psychosocial health. Treatment group earnings caught up to the earnings of a matched non-stunted comparison group. These findings show that psychosocial stimulation early in childhood in disadvantaged settings can have substantial effects on labor market outcomes and reduce later life inequality.
https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/15887
Laborconsulting.es Abogados dice
De gran ayuda, gracias.