El aprendizaje basado en el juego es, en esencia, aprender jugando. Este enfoque pedagógico durante la primera infancia estimula el desarrollo físico, social, emocional y cognitivo. El juego mejora la estructura del cerebro y favorece la función ejecutiva, lo que permite a los niños perseguir objetivos e incrementar su capacidad de concentrarse. En el Día Internacional del Juego, resaltamos la importancia de que los padres, madres y otros cuidadores jueguen con sus niños para promover su desarrollo.
¿Por qué el juego es importante durante la crianza?
A través del juego, los niños pequeños se interrelacionan con su contexto y establecen vínculos sociales y emocionales: representa una oportunidad ideal para que los padres y cuidadores fortalezcan sus interacciones y se comprometan con sus hijos. Durante el aprendizaje basado en el juego, los adultos se convierten en socios activos, proporcionándoles a los niños orientación y un “andamiaje” del entorno. Estas interacciones pueden promoverse también a través de otros actores que asuman el rol de cuidador del niño. Es decir, el juego es una actividad con mucho valor que puede realizarse de manera intencionada en el hogar, en la escuela o en el centro de desarrollo infantil.
¿Qué sabemos sobre el aprendizaje basado en juego en la región?
En América Latina y el Caribe se destacan modelos de visitas domiciliarias como Reach Up en Jamaica, Cuna Más en Perú y Creciendo con Nuestros Hijos en Ecuador, que utilizan el juego como una estrategia clave para promover las interacciones de calidad entre niños y cuidadores.
En cuanto a la atención en centros, destacan los avances de la región en la cobertura del cuidado para los menores de 3 años y de la educación preescolar para niños de 4 y 5 años. Sin embargo, la calidad de las interacciones entre los cuidadores y los niños sigue siendo un desafío pendiente. Si bien el juego libre es un componente común e importante en la rutina diaria de los preescolares, el potencial del juego como una estrategia educativa intencionada para desarrollar habilidades específicas es poco aprovechada en la región. Al incorporar estratégicamente el juego en los currículos preescolares, los educadores pueden guiar el deseo innato de los niños de jugar hacia objetivos de aprendizaje específicos, tales como mejorar habilidades lingüísticas, matemáticas o las competencias sociales.
Asimismo, se sabe poco sobre el uso de intervenciones híbridas (que combinan el contacto en persona y a distancia) para promover el aprendizaje basado en el juego. Resulta clave ahondar en este tema, ya que estas modalidades han ido surgiendo con gran potencial para promover el desarrollo infantil a raíz de la pandemia.
Juega todos los días: innovación con impacto en México
Ante esto, resalta un programa parental híbrido para padres basado en el juego en un entorno de bajos ingresos que combinó el apoyo presencial y a distancia a los cuidadores de niños pequeños. Fue implementado y evaluado en el estado de Morelos en México. Esta es una de las primeras evaluaciones rigurosas de un programa de formación parental híbrido en desarrollo infantil basado en el juego.
El modelo se basó en el programa de Plaza Sésamo “Juega todos los días“ y tuvo el objetivo de promover el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales de niños de entre pocas semanas de nacidos y 47 meses de edad a través del juego entre niño-cuidador.
El programa se incorporó a las unidades de servicios de educación inicial del CONAFE (Consejo Nacional de Fomento Educativo) en México. Se entrenaron a las Promotoras Educativas de CONAFE en la implementación de la intervención. Durante 12 semanas, ellas guiaron a los cuidadores en realizar una actividad semanal de aprendizaje a través del juego alrededor de cuatro ejes temáticos (cuidado personal y autonomía, matemáticas, medio ambiente y desarrollo socioemocional).
Inicialmente se había previsto que estas actividades se realizaran en persona, pero, debido a la pandemia de COVID-19, las instrucciones se compartieron por WhatsApp a través de audio-tarjetas y calcomanías virtuales con los personajes de Plaza Sésamo. Además, se envió por correo a cada familia una cajita con una tarjeta impresa por actividad lúdica.
El programa fue evaluado de manera rigurosa a través de una evaluación experimental para medir su impacto. Participaron 904 cuidadores y 118 Promotores Educativos, y la asignación de los participantes al programa se realizó de manera aleatoria a nivel de cada hogar. Un estudio cualitativo complementó esta evaluación de las interacciones entre cuidadores y niños mediante la codificación de videos de interacciones y entrevistas en profundidad con cuidadores y educadores.
Los resultados de la intervención fueron muy positivos. Se evidenciaron aumentos significativos en la calidad de las interacciones y en el tiempo que los cuidadores dedican a realizar actividades con sus hijos: leer libros/mirar imágenes, cantar canciones y jugar con juguetes.
Este estudio demuestra que un mayor conocimiento de las actividades lúdicas y de su importancia para el desarrollo aumenta la calidad y la frecuencia de sus interacciones con los niños, lo que desemboca en una mejora de los resultados del desarrollo infantil.
Descubre más sobre el impacto y la metodología de este programa en la publicación: Formación parental híbrida para fomentar el desarrollo de la primera infancia basándose en el juego: Pruebas experimentales en México (disponible en inglés).
Este proyecto es financiado por el Fondo de Innovación de Desarrollo Infantil Temprano, una alianza entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Fundación FEMSA, la Fundación Bernard Van Leer, la Fundación María Cecilia Souto Vidigal y Porticus. Actualmente, se tiene un portafolio de 25 proyectos ubicados en 10 países, incluyendo un Hub de Conocimiento y una Comunidad de Práctica para toda la región.
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