Internet ha cambiado nuestra forma de pensar y de relacionarnos con nuestros gobiernos y conciudadanos. La disponibilidad de datos públicos se ha convertido ya en un símbolo de transparencia y cada vez se entiende más como una oportunidad para que los gobiernos entiendan lo que los ciudadanos quieren y necesitan. Estos cambios han ido configurando un nuevo ecosistema político que tiene tres grandes actores: ciudadanos, expertos y gobiernos.
Los gobiernos
Los gobiernos tienen en sus manos una gran cantidad de información que puede ser útil para los ciudadanos y gracias a la tecnología, puede mejorar la calidad de su gobierno, la salud, educación, la seguridad y el comercio. Cada vez más gobiernos se apoyan en los datos abiertos para mejorar la interacción con los ciudadanos y para analizar el impacto de sus políticas. Todo contribuye a diseñar mejores políticas y estrategias.
México ya lo ha entendido, y a través de su Política Nacional de Datos Abiertos abrirá la información pública sobre infraestructura, salud, desastres naturales, educación en distintos formatos electrónicos abiertos y de forma gratuita. Su objetivo es conseguir una plataforma para la investigación y el análisis de datos que pueda encontrar correlaciones y causalidad entre distintos factores a todos los niveles y que permitan hacer que los asuntos que preocupan a la gente se incorporen más rápidamente a la agenda pública.
Hoy en día, ésta Política Nacional está abierta hasta el 31 de Marzo para comentarios y ediciones de la ciudadanía antes de su publicación. Esta es la primera vez en la historia de México que una política nacional está abierta para que la ciudadanía pueda involucrarse y mejorarla.
Los geeks
Las instituciones tienen mucha información almacenada pero aún no han podido ver todo su potencial. Las plataformas de datos abiertos, como datos.gob.mx, nos dan acceso a una gran cantidad de datos sobre cualquier tema, pero hacen falta expertos informáticos que los puedan traducir en gráficas, mapas y aplicaciones. Gracias a ellos, los gobiernos y los ciudadanos podrán interactuar y descubrir problemas y patrones latentes en las estadísticas.
Un ejemplo sencillo que me parece útil es una infografía interactiva basada en datos proporcionados por Naciones Unidas que permite entender la gravedad del problema de la violencia en América. La infografía nos permite saber en poco tiempo que el 77 por ciento de todos los homicidios en la región ocurren tan solo en cinco países, y que uno de cada dos personas asesinadas en la región es brasileño o mexicano. Terrible estadística, pero muy útil para diseñar una política pública o estrategia que impacte positivamente en la región. Otros ejemplos de lo que podemos llegar hacer son aplicaciones que permiten mapear agujeros en las carreteras, o comunicar un corte de electricidad.
Los ciudadanos
Con todo, lo más importante son los ciudadanos, puesto que son ellos quienes están más cerca de los problemas del día a día y quienes mejor pueden contribuir a diseñar una solución a un problema. En un desafortunado incendio provocado por los Zetas a la puerta de un casino en agosto de 2011, generó una fuerte reacción social que demostró el potencial del conocimiento abierto. Una red de ciudadanos usó Twitter para informar a las familias y dar detalles de la situación. La red se convirtió luego en el Centro para la Integración Ciudadana y ayudó a las fuerzas de seguridad a validar los informes que llegaban en tiempo real de testigos desde distintas partes del siniestro y que a veces eran contradictorios. A día de hoy, el CIC ha procesado, validado y alertado en más de 70.000 informes enviados por ciudadanos.
En el nuevo ecosistema de conocimiento abierto, los gobiernos pueden superar su rol como “solucionador de problemas” y convertirse en un actor activo que facilite las condiciones adecuadas para que los solucionadores de problemas florezcan, es decir, los ciudadanos. Para que esto ocurra, los gobiernos necesitan confiar en los expertos informáticos y crear los puentes con los ciudadanos. Los desafíos de nuestra región hacen necesaria la participación de los ciudadanos y hoy tenemos la posibilidad de encontrar nuevas soluciones a viejos problemas.
El conocimiento abierto crea nuevas oportunidades y responsabilidades para todos los actores del ecosistema. Estamos ante una oportunidad única para, de manera conjunta, rejuvenecer a nuestras instituciones, repensar cómo nos relacionamos y de dónde viene el mayor conocimiento.
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