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Si bien no es uno de los eventos más populares a nivel internacional, el Día Mundial del Urbanismo tiene un gran significado. Cada 8 de noviembre la Organización de las Naciones Unidas conmemora este día gracias a la iniciativa del entonces profesor Carlos Maria Della Paolera, de la Universidad de Buenos Aires, en el año 1949. Dicha efeméride se convirtió en el puntapié inicial para concientizar a los tomadores de decisiones públicas sobre la relevancia de la planificación urbana para mejorar la calidad de vida en las ciudades.
Ya en ese entonces, cobraba importancia la necesidad de regenerar áreas deterioradas, descongestionar zonas altamente pobladas, construir parques y lugares recreativos, así como descontaminar el aire y el agua. Es innegable que las ciudades continúan siendo poderosos imanes que atraen todo tipo de actividades humanas y, a medida que nuestro planeta comenzó a urbanizarse, el urbanismo también fue adquiriendo mayor preponderancia. En la entrada del blog de hoy les invito a hacer un breve repaso sobre la apasionante historia del urbanismo, en un contexto de retos globales que afectan en distinta medida a todos los habitantes del planeta.
Dos mil años no son nada: un derrotero 100% humano
Urbanismo proviene del latín urbs, que significa “ciudad,” refiriéndose por antonomasia a la capital del mundo romano, Roma. En realidad, el concepto tiene distintas acepciones, pero quizá una de las más simples y contundentes es “el estudio de la interacción de las personas con el entorno urbano”. En otras palabras, se refiere a la forma cómo los seres humanos nos organizamos espacialmente en las ciudades. Se trata de la relación entre el ámbito construido y el impacto en sus moradores. Desde una perspectiva histórica, las urbes han tenido como objetivo acomodar diversas actividades socioeconómicas y maximizar su eficiencia. Por ello, el urbanismo fue experimentando diversas transformaciones, lo que se refleja en la evolución de la arquitectura y las características que han ido adquiriendo las ciudades con el paso del tiempo.
Uno de los primeros ejemplos es el Urbanismo Barroco de la Europa del siglo XVII. Éste hizo hincapié en la ruptura de las murallas medievales, así como en la simetría y la geometría, con trazados radiales y grandes plazas, templos y palacios. Otro periodo importante fue el de la Revolución Industrial de fines del siglo XVIII, caracterizado por el acelerado incremento de la densidad poblacional, ya que la gente acudía a las ciudades en busca de trabajo, principalmente en fábricas. Para dar cabida a esta gran afluencia de personas, las urbes comenzaron a expandirse de forma desordenada hacia sus entornos, lo que creó severas condiciones de hacinamiento y amplificó otros problemas, tales como la desigualdad extrema, la insalubridad poblacional y la delincuencia organizada.
En respuesta a estos retos, surgió la Planificación Urbana a finales del siglo XIX, a través de la cual se intentó mejorar las condiciones de la vida citadina introduciendo normas de zonificación; es decir, destinando áreas de la ciudad para ciertos usos y funciones específicas. Asimismo, se comenzó a identificar espacios exclusivos de conservación medioambiental y decretó ordenanzas locales de protección patrimonial para impedir la destrucción del acervo histórico edificado.
A medida que aumentó la comprensión del comportamiento y las necesidades humanas, lo mismo sucedió con el urbanismo. Es decir, su concepción fue expandiéndose cuando se obtuvo un conocimiento más sistematizado sobre el funcionamiento de las ciudades. De ser sólo sinónimo de planificación urbana, el urbanismo pasó a abordar nuevas problemáticas. Por ello, su mirada se dirigió a la comprensión de las causas y efectos que el tamaño, densidad y heterogeneidad de las ciudades ejercen sobre la vida colectiva, abarcando diversos temas multidisciplinarios, desde la equidad territorial hasta la sostenibilidad medioambiental.
Nuevos retos, nuevos enfoques urbanos
En las últimas décadas existe un renovado interés por los principios del urbanismo tradicional basado en el desarrollo de usos mixtos, barrios transitables, bien conectados y de escala humana. Este movimiento se conoce como Nuevo Urbanismo, el cual tiene una impronta en la forma que se planifican las ciudades de la actualidad. El nuevo urbanismo enfatiza sobre la necesidad de fomentar, a través del rediseño urbano cualitativo y táctico-experimental, comunidades vigorosas, integradas socialmente y con estilos de vida saludables, sin obviar las lecciones que nos ha dejado la pandemia. Para lograr estos objetivos, sus promotores alientan la construcción de barrios caminables, con centros vigorosos, así como con una mixtura de viviendas, comercios y lugares de trabajo, caracterizados por el uso del transporte público amigable con el medioambiente, la diversidad poblacional y las infraestructuras verdes.
Incluso, recientemente, está ganando fuerza el Urbanismo Paisajístico. Este enfoque conlleva los principios del nuevo urbanismo, aunque incorporando a la naturaleza en el tejido de la ciudad. Éste pretende generar un entorno más habitable y sostenible, utilizando infraestructuras verdes para gestionar las aguas pluviales, mejorar la calidad del aire y crear microclimas más frescos para combatir el calentamiento global.
Más allá de los promisorios avances de la planificación urbana, las ciudades tienen ante sí enormes desafíos, especialmente en América Latina y el Caribe. Estos son algunos de los grandes temas que impactan directamente en el bienestar de los residentes urbanos:
- La vulnerabilidad frente al cambio climático
- La falta de viviendas adecuadas para familias de escasos recursos
- La proliferación de asentamientos irregulares e informalidad urbana
- La desigualdad y segregación territorial
- La congestión vehicular por falta de un desarrollo orientado al transporte sostenible
- Los altos índices de polución, especialmente de plásticos
- La carencia de áreas verdes
Ante estos retos y los esfuerzos que deparará la creación de ciudades globales más sostenibles, resilientes e inclusivas, amerita conmemorar y reflexionar hoy más que nunca sobre esta efeméride, nacida de aquella brillante idea del profesor Della Paolera. ¡Feliz día del urbanismo!
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