La pesca es una actividad importante para las economías de América Latina y el Caribe . Las características oceanográficas, bioquímicas, geográficas y climáticas de los ecosistemas marinos y costeros han permitido que la región posea algunas de las pesquerías más productivas del planeta. Solo en 2018 las exportaciones pesqueras de la región superaron los 16.000 millones de dólares. No obstante, desde comienzos del siglo XXI, la producción pesquera en la región ha mostrado una caída que se ha acentuado en la última década. El principal factor que explica dicha tendencia es la sobrepesca debido a las mejoras tecnológicas en la búsqueda de bancos de peces, la introducción de artes de pesca más eficientes, el ingreso descontrolado de nuevos participantes en la pesca, el establecimiento de incentivos económicos no focalizados, y la adopción de sistemas de gestión ineficientes o inexistentes.
En el caso del sector pesquero artesanal, debemos sumar otros factores estructurales que han intensificado aún más la problemática anteriormente descrita. Específicamente, el sector artesanal se caracteriza por ser informal, fragmentado, heterogéneo y disperso. Su naturaleza operativa y tecnológica es incipiente, lo cual lo concentra de manera excesiva en zonas costeras de extensiones reducidas.
Pese a todas estas disfuncionalidades, la pesca artesanal es importante porque provee el 85% de las capturas de pescado y mariscos que llegan a las mesas de la región, y porque la actividad representa el medio de vida de más de 1.5 millones de familias. No obstante, las políticas públicas de varios países de la región han mantenido a este sector en el olvido, si bien su fortalecimiento permitiría cumplir varios objetivos de desarrollo (ej. seguridad alimentaria y reducción de la pobreza). Ese descuido por parte de los gobiernos ha agravado y perpetuado las disfuncionalidades del sector pesquero artesanal de la región, lo cual ha impuesto un costo socioeconómico muy alto y por ende ha afectado el bienestar de las comunidades pesqueras que, en su mayoría, son vulnerables y marginalizadas.
La pesca artesanal en tiempos de coronavirus
Tampoco es sorprendente que, con la llegada de la pandemia, muchos de esos problemas se hayan exacerbado y hayan generado efectos negativos sobre la población dependiente de la pesca. De hecho, los impactos de la crisis sanitaria sobre el subsector artesanal han sido más fuertes, dadas las características y los problemas anteriormente descritos. Esto se ha traducido en un aumento de la vulnerabilidad económica y social de las comunidades pesqueras artesanales.
Concretamente, los pescadores artesanales se han enfrentado a un escenario de contracción de la demanda debido a la interrupción en el funcionamiento de hoteles, restaurantes y de las cadenas de comercialización internacional. Todo esto se ha traducido en una caída de los precios que ha generado una perdida sostenida de los ingresos. Esta situación es más grave si recordamos que los miembros de las comunidades pesqueras artesanales, en su gran mayoría: 1) son informales, lo que les impide acceder a los programas de ayuda social o productiva para el sector, 2) no están asegurados 3) poseen bajos o nulos niveles de ahorro, y 4) habitan en localidades en donde los sistemas de salud son deficientes o inexistentes.
Recomendaciones de política para la pesca artesanal
No obstante, se debe enfatizar que varios gobiernos de la región han llevado adelante esfuerzos importantes para mitigar los impactos negativos de la crisis sanitaria sobre las comunidades pesqueras artesanales. Los resultados de dichas acciones, sin embargo, han sido insuficientes. La razón principal es que los problemas que aquejan al sector pesquero artesanal son estructurales y no específicos de la coyuntura actual, por lo que se requiere un programa amplio de reformas al sector. En otras palabras, la crisis sanitaria actual no ha creado nuevos problemas, sino que simplemente ha visibilizado mucho más los problemas ya existentes mediante la magnificación de sus consecuencias. Por esta razón, esta crisis brinda la oportunidad para que se implementen las reformas estructurales que el sector pesquero artesanal de la región por décadas ha precisado y que ahora son más necesarias que nunca.
Específicamente las políticas que aconsejamos aplicar son las siguientes:
- Construir líneas de base para las pesquerías a las que accede el sector artesanal y efectuar un análisis expedito de la salud biológica de esos recursos con el objetivo de establecer medidas de manejo adecuadas.
- Depurar los catastros de embarcaciones y los padrones de pescadores.
- Promover un programa de formalización apalancado en un sistema de incentivos financieros a través de acceso a créditos (para la inversión o para financiar capital de trabajo) que permitan reactivar la actividad pesquera artesanal.
- Modernizar los procesos burocráticos para la formalización del sector pesquero.
- Promover la asociatividad con el fin de reducir la fragmentación y dispersión del sector.
- Desarrollar el mercado interno a través de: a) la identificación, promoción y fortalecimiento de los distintos eslabones de la cadena de comercialización de recursos pesqueros en el mercado local, y b) la implementación de programas de comunicación y educación de los consumidores locales.
- Modernizar el sector pesquero artesanal a través de un sistema continuo de capacitación y extensión.
- Diseñar, implementar y difundir protocolos sanitarios para todos los eslabones de la cadena pesquera artesanal.
- Establecer programas de mejoras regulatorias y de ordenamiento con el fin de promover el desarrollo sostenible de la actividad pesquera artesanal.
- Fortalecer y modernizar los organismos de control y monitoreo con miras a: a) obtener información oportuna sobre el estado de las pesquerías, b) establecer un sistema de trazabilidad integral para reducir las actividades ilegales, y c) racionalizar los esfuerzos pesqueros a fin de evitar la sobrepesca.
- Mantener un programa científico permanente que analice los impactos de factores externos sobre las pesquerías para establecer un proceso de mejora continua y proactiva de las medidas de manejo.
En conclusión, la crisis del COVID-19 ha agravado los problemas estructurales que por décadas han afectado al sector pesquero artesanal de la región. Esto ha intensificado el sentido de urgencia para implementar las políticas anteriormente propuestas y lograr que la pesca artesanal sea moderna, rentable y sostenible. Estas reformas al sector permitirán mejorar la calidad de vida de sus participantes, así como proteger la seguridad alimentaria de la región.
Rafael Ramírez dice
Excelente publicación, un profundo análisis de la pesca artesanal. En América Latina esto está sucediendo desde hace muchos años, solo la pandemia ha hecho ver la realidad de muchos pescadores artesanales.
Ayleen Sepúlveda dice
Muy buena información. Ojalá se visibilice el trabajo artesanal pesquero y todo el déficit estructural y social que conlleva. Hermoso lugar de mi amada región.