Solo un tercio del pescado que se consume en Haití es provisto por el sector pesquero marino local, y esto pese a que Haití posee uno de los consumos per cápita de pescado más bajos de la región, aproximadamente 5,8 kg por persona al año (FAO, 2017). Esta brecha entre el consumo y la producción local de pescado es el resultado de la baja productividad del sector, que puede explicarse por varios factores. Primero, la pesca marina es exclusivamente artesanal y consiste en su mayoría de embarcaciones rudimentarias como canoas y barcos de madera (los cuales representan el 51% y el 37%, respectivamente, de las 28.000 embarcaciones pesqueras activas que se estiman que existen en el país). Pero no solamente eso, hay menos de 1,200 motores disponibles para todas las embarcaciones del país. Como resultado, los pescadores marinos haitianos solo pueden explotar los recursos pesqueros concentrados en la plataforma continental poco profunda y relativamente estrecha de la costa de Haití, recursos que generalmente son pequeños y bajos en biomasa. Segundo, la plataforma continental de Haití es pequeña en área (aproximadamente 5,000 km²), y con una extensión que en su mayoría no excede un kilómetro desde la línea base costera. Y tercero, el número de pescadores marinos activos es muy grande (aproximadamente 65,000 en comparación con 10,000 en la República Dominicana) y, a menudo, no tienen fuentes de ingreso alternativas. Todos estos factores han generado una situación de sobreexplotación de las poblaciones de peces costeros y consecuentemente a una disminución de los ingresos derivados de la pesca, de acuerdo con lo observado y reportado por los pescadores. Otros factores que exacerban la situación anteriormente descrita son la degradación ambiental y la ausencia de mecanismos efectivos de gestión pesquera.
En este contexto, el Ministerio de Agricultura de Haití (MARNDR) ha implementado desde 2015 el Programa de Desarrollo de la Pesca Artesanal (PDPA) en la península sur del país. Este programa está financiado por el Gobierno de Haití (US $ 1,5 millones) y el Banco Interamericano de Desarrollo (donación de US $ 15 millones), y sus objetivos son mejorar los ingresos de los pescadores haitianos de manera sostenible a través de un aumento relativamente rápido de la productividad pesquera, al tiempo que se alivia la presión sobre los bancos de peces costeros.
Entre otras medidas, el PDPA promueve el uso de dispositivos agregadores de peces (DAPs), los cuales son boyas ancladas al fondo marino que atraen peces pelágicos, facilitando su captura, siempre y cuando los pescadores tengan acceso a alta mar. En Haití, los DAPs suelen anclarse entre 10 y 30 km de distancia de la costa y a profundidades que van desde los 3.000 a los 4.000 metros. Se espera que el uso de DAPs en Haití desplace los esfuerzos de pesca de las zonas costeras hacia alta mar, donde los recursos pesqueros son más grandes y con mayor biomasa. Además, el uso de DAPs proporciona un fuerte incentivo para que los pescadores trabajen colectivamente, lo que sienta las bases necesarias para en un futuro establecer sistemas comunitarios de gestión de recursos marinos en Haití.
A pesar de estos beneficios, el uso de DAPs está limitado por varias razones. En primer lugar, son costosos. En Haití, construir e instalar un DAP cuesta alrededor de US $ 4,000 y los pescadores necesitan equipos de pesca adicionales y combustible para poder usarlos. En segundo lugar, los DAPs son financieramente riesgosos puesto que son dispositivos frágiles que suelen dañarse o perderse fácilmente. Por último, los DAPs tienen las características de un bien público y por ende se ven afectados por el problema de parasitismo (i.e. free-riders). Para aliviar algunas de las limitaciones previamente descritas, el PDPA ha financiado DAPs y ha establecido un mecanismo de subvenciones compartidas para ayudar a las asociaciones de pescadores a comprar equipos de pesca que permitan acceder a esa técnica pesquera, tales como motores y barcos de fibra de vidrio. El principal objetivo de este mecanismo de subvenciones es reducir el riesgo de exposición financiera de los pescadores y a través de esto fomentar su disposición a asignar fondos a cualquier inversión que les permita hacer la transición hacia la pesca con DAPs.
Un estudio exhaustivo que analiza el impacto de los DAPs en Haití (Valles, 2018), a través del uso de información obtenida de 11,000 encuestas, demuestra que la introducción de DAPs condujo a: 1) un aumento en el uso de motores para embarcaciones y, por consiguiente, en gastos de combustible, 2) un incremento en la proporción de especies pelágicas oceánicas en la composición total de las capturas, y 3) un aumento en el peso total promedio y el valor de las capturas. Estos son, entonces, resultados potencialmente alentadores para el PDPA.
Sin embargo, el éxito del PDPA está condicionado por tres factores: 1) la capacidad de las asociaciones de pescadores para garantizar el mantenimiento de los DAPs y el equipo de pesca; 2) la responsabilidad conjunta de las asociaciones y el gobierno para monitorear las capturas y el esfuerzo de pesca; y 3) la capacidad del Gobierno para intervenir cuando la política de incentivos para el uso de DAPs por si sola sea ineficaz (por ejemplo, cuando se requiera controlar la captura de especies: juveniles, pequeñas en tamaño y/o en peligro de extinción, así como para el monitoreo durante la temporada baja de la pesquería de DAPs). Sin embargo, el PDPA también ha establecido acciones que permiten ayudar a cumplir los tres factores de éxito mencionados anteriormente tales como: la capacitación de asociaciones de pescadores, el fortalecimiento de la Dirección de Pesca del MARNDR, la actualización de la Ley Nacional de Pesca de 1978 y la clarificación de roles y responsabilidades de las asociaciones de pescadores y el gobierno.
En general, el PDPA es una oportunidad para incrementar la productividad y los ingresos de los pescadores artesanales de Haití y como consecuencia mejorar su bienestar, mientras se protege la salud biológica de los recursos marinos del país.
Leave a Reply