Perú es reconocido como una potencia pesquera a nivel mundial debido a la alta productividad y gran abundancia de recursos hidrobiológicos de su mar. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lo posicionó como el segundo país en el mundo en materia de capturas marinas, habiendo registrado 7.15 millones de toneladas en 2018. Gran parte del volumen de estas capturas provienen de la pesca de mayor escala, realizada con embarcaciones industriales y de alta tecnología, orientada principalmente a la producción de harina y aceite de pescado.
En contraposición, la pesca artesanal destina su producción principalmente al consumo humano directo para el mercado nacional. Si bien la actividad extractiva artesanal explota alrededor de 300 especies los desembarques artesanales disminuyeron cerca del 35% entre 2012 y 2017 Paradójicamente, entre 2012 y 2015 el número de embarcaciones y pescadores artesanales incrementó en 14% y 53%, respectivamente.
En este contexto, no es de sorprender que se caracterice a la flota artesanal peruana como sobredimensionada. Al respecto, el Instituto del Mar de Perú (IMARPE) informó sobre la reducción en la captura por embarcación de la flota artesanal entre 2008 y 2017, lo cual es un indicio de sobreexplotación de estos recursos. Además, en el mismo periodo, se verificó una caída en los ingresos promedio de los pescadores artesanales. Estos problemas configuran una situación en la cual la gran riqueza del mar peruano es explotada de manera desordenada, por un número creciente de pescadores artesanales, muchos de los cuales se vuelven cada vez más pobres.
Esta compleja situación es consecuencia de los problemas estructurales que aquejan al subsector pesquero artesanal y, a su vez, por la carencia o la inexistencia de herramientas de gestión y ordenamiento de dicho subsector. Esta situación impide un aprovechamiento eficiente y sostenible de la riqueza pesquera del país que se traduzca en beneficios para las comunidades pesqueras peruanas.
A pesar de esto, cabe destacar que el gobierno ha desarrollado acciones para mejorar la gestión pesquera desde 2016, enfocadas en formalizar la flota artesanal, mejorar el marco normativo para combatir la pesca ilegal y promover la innovación tecnológica en el sector. Sin embargo, aún debe intensificar su trabajo sobre los problemas asociados a la gestión de información sectorial, al ordenamiento de las diferentes pesquerías y, sobre todo, al desarrollo institucional. Específicamente, es necesario desarrollar bases de datos actualizadas para evaluar el esfuerzo y desempeño de la actividad extractiva. Por otro lado, se deben actualizar los Reglamentos de Ordenamiento Pesquero (ROP) para optimizar la actividad de captura de estos recursos. Además, se requiere que el marco regulatorio se extienda a nuevas pesquerías, para contribuir con el desarrollo sostenible y eficiente del subsector pesquero artesanal.
A nivel institucional, se requiere una mejor articulación entre los distintos niveles de gobierno y una mayor asignación presupuestal para aumentar la efectividad de la gestión pesquera. Asimismo, se debe fomentar la continuidad de las iniciativas públicas planteadas para la optimización de la gestión pesquera en Perú, en particular en el subsector artesanal.
Por todo lo expuesto, es posible afirmar que la actividad extractiva de la flota artesanal requiere cambios y mejoras para lograr eficiencia y modernidad. Ante esta situación, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó un estudio que cuantificó la brecha de valor del subsector artesanal a 2019 en más de USD 375 millones anuales. Este es un estimado de cuánto valor se está perdiendo anualmente como costo de oportunidad por no llevar adelante políticas y acciones de gestión óptimas para este sector. Dicha estimación debe ser considerada como un límite inferior del potencial de valor adicional que se podría generar en las siguientes pesquerías: invertebrados marinos bentónicos, múnida, perico, pota y anchoveta para CHD, a través de un manejo adecuado de las mismas.
La acción del Estado resulta fundamental para optimizar la gestión del sector pesquero artesanal de manera que permita cerrar la actual brecha de valor. Con dicho objetivo en mente, se plantea que la política pública se enfoque en tres ejes de acción: 1) gestión de la información, 2) fortalecimiento institucional y 3) ordenamiento pesquero (Figura 1). Consideramos que el avance en estos tres frentes contribuirá al desarrollo sostenible, eficiente y equitativo de las pesquerías artesanales del país.
Figura 1. Ejes de acción para el desarrollo sostenible, eficiente y equitativo del sector pesquero peruano
En materia de gestión de la información se propone implementar un sistema que recopile y sistematice las bases de datos de las instituciones involucradas, estandarizando las metodologías de generación y actualización de información, para afianzar la toma de decisiones y mejorar las medidas de manejo actuales. Se recomienda fortalecer aún más al IMARPE con el objetivo de asegurar la explotación sostenible de los recursos extraídos por la flota artesanal. De igual manera, dicha institución debería incrementar la investigación de los recursos inexplotados en la actualidad, con miras a promover la consolidación de nuevas pesquerías. También resulta pertinente ejecutar un nuevo censo de la pesca artesanal para contar con información actualizada y relevante para la gestión del subsector en el ámbito marítimo.
Con respecto al fortalecimiento institucional se debe establecer una Política Nacional de Pesca que favorezca la estabilidad a través de la definición de los objetivos de gestión pesquera a largo plazo, la orientación en el diseño e implementación de acciones de política pública en los diferentes niveles de gobierno y el fortalecimiento de las acciones de coordinación y articulación entre estos niveles. Igualmente, para mejorar el desempeño de las funciones de supervisión, fiscalización y sanción se aconseja la creación de un organismo independiente y especializado que sea responsable de estas funciones a nivel nacional.
Finalmente, en lo referente al eje de ordenamiento pesquero, las acciones deberían orientarse al cierre del acceso en la actividad pesquera artesanal, al reordenamiento del esfuerzo pesquero artesanal en pesquerías específicas, a la actualización y diseño de los ROP incorporando medidas de aplicación en la pesca artesanal, y a la regulación de los derechos de uso territorial y esquemas de co-manejo.
Fotografía cortesía de Intelfin
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