¿Sabía que, detrás de cada plato de chillo o langosta a la plancha que se consume en República Dominicana, se encuentra el trabajo arduo de 14.929 pescadores y sus familias? Gracias a un esfuerzo colaborativo entre la Oficina Nacional de Estadística (ONE) y el Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (CODOPESCA), con el apoyo técnico y financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ahora conocemos con exactitud las características socioeconómicas de la población de pescadores, así como dónde, de qué manera y qué pescan.
En 2019 la ONE y CODOPESCA llevaron a cabo el I Censo Nacional Pesquero (ICNP 2019) en el país, un paso importante hacia la creación de un sistema de información sectorial confiable que permita contar con datos actualizados y relevantes para diseñar e implementar políticas públicas relacionadas con el manejo sostenible del sector pesquero dominicano.
El ICNP 2019 es el resultado de la gestión coordinada y combinación de conocimientos de la ONE y CODOPESPA sobre el sector pesquero y mejores prácticas en estadística, lo que permitió diseñar e implementar una metodología adecuada para identificar y medir la actividad realizada por los pescadores. Se espera que este censo se convierta en un ejemplo de buenas prácticas y contribuya al fortalecimiento de la rigurosidad estadística del país y de la región. De igual manera, se planea generar la confianza entre los usuarios de los recursos pesqueros del país, brindando legitimidad al producto estadístico para su conocimiento y adopción en la toma de decisiones.
El ICNP 2019 investigó datos relacionados con la identidad de los pescadores y los armadores dominicanos, extremando cuidado en torno al principio de la confidencialidad censal. Los resultados de este censo podrán servir como base para la construcción de un padrón de pescadores y armadores para posteriores ejercicios estadísticos y administrativos. A su vez esta información permitirá realizar análisis del tipo de necesidades que tienen los pescadores y los armadores, lo cual podría ser la base para la elaboración de políticas públicas enfocadas en mejorar su calidad de vida y la sostenibilidad de los recursos.
El reporte de los resultados, publicado en agosto de 2020, contiene información relevante con respecto a la situación demográfica y socioeconómica de la población que se dedica a la actividad pesquera marina, y permite conocer con qué insumos, herramientas, técnicas y artes cuentan los pescadores y dueños de embarcaciones para desarrollar una actividad que, pese a no tener las dimensiones de otras del país en cuanto a su aporte al PIB (0,3%), es estratégica respecto a seguridad alimentaria, reducción de la pobreza y gestión de recursos naturales. Además, se midió el nivel de conciencia y respeto con que los pescadores capturan recursos marinos, así como sus niveles de satisfacción y las expectativas con respecto a la actividad pesquera en el corto y mediano plazo.
Según este censo pesquero, por ejemplo, e existen 205 puertos que sirven de punto de zarpe y desembarque de productos pesqueros alrededor del país, donde faenan unos 14.929 pescadores en embarcaciones a pie o a nado. La población dedicada a la pesca es 90% masculina, con un promedio de 6,15 años de estudios aprobados (equivalente a la enseñanza primaria o básica). Y se revela un alto nivel de informalidad: apenas un 8% de los pescadores tienen carné de pesca y de las 1.573 embarcaciones pesqueras, el 62,3% cuenta con matrícula y tan sólo el 28,3% posee licencia para la explotación pesquera. El 63,7% de los pescadores no están afiliados a ninguna organización, y apenas el 6,7% de los pescadores y armadores han solicitado crédito alguna vez. Cerca del 46% de los entrevistados combinan la pesca con agricultura, comercio y mecánica. Pese a estos indicadores, se observa una alta confianza en el porvenir de la actividad: el 68,1% considera que sus ingresos por pesca mejorarán en el futuro cercano.
Las estadísticas presentan un escenario preocupante en cuanto a las prácticas que impactan el medioambiente: el 46% de los pescadores usan embarcaciones que zarpan en ambientes costeros a menos de 10 millas de la costa y se reporta que cerca del 57% de los actos de pesca ocurren en ambientes costeros (p. ej. arrecifes coralinos, costa rocosa, y manglares). También se contabilizaron altos índices de prácticas dañinas al medio ambiente tales como desecho de plásticos o captura de juveniles; sin embargo, también se observa que el 92% de los encuestados declara no haber recibido ningún tipo de entrenamiento o capacitación.
En conclusión, el censo pone en evidencia un sector pesquero nacional marcado por su informalidad, fragmentado, sin acceso a financiamiento formal, con una alta dependencia a los ingresos derivados de su actividad pesquera y con prácticas que pueden comprometer la sostenibilidad de los recursos naturales.
Pese a estos hallazgos, los pescadores demuestran una visión positiva del futuro de su actividad. Este escenario invita a pensar que es posible desarrollar políticas públicas que, por una parte, garanticen que la pesca sea sostenible a nivel económico y social, respetando el medio ambiente y, por otra parte, se dinamice al sector pesquero en su conjunto, asegurando un nivel de vida justo y sostenible para las comunidades dependientes de esta actividad en la República Dominicana.
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