¿Como pueden protegerse los mercados emergentes de los cambios bruscos en los flujos bancarios transfronterizos?
Se trata de una pregunta fundamental para los responsables de las políticas económicas en los últimos años, incluyendo a aquellos a quienes se confía la supervisión bancaria en regiones como América Latina y el Caribe.
En un estudio hecho disponible online en mayo, Gabriel Cuadra y yo analizamos el tema centrándonos en cómo los préstamos transfronterizos de los bancos de las economías avanzadas a los de las economías emergentes se pueden ver afectados durante los shocks como en la crisis financiera de 2008, o por actuaciones más recientes de la Reserva Federal de Estados Unidos para reducir la liquidez en la economía de ese país.
El peligro de propagar las crisis financieras
Mostramos que cuando los bancos en las economías avanzadas recortan bruscamente los préstamos a los bancos en las economías emergentes durante crisis como la de 2008, activan efectos de cascada en las economías emergentes. Esto significa una disminución de la capacidad de los bancos en la economía emergente para proporcionar préstamos a los hogares y las empresas; una caída del PIB, una devaluación de la moneda, y una caída del índice bursátil nacional.
Por lo tanto, observamos que esas disminuciones de los flujos bancarios transfronterizos son un medio fundamental de trasmisión de una crisis financiera de las economías avanzadas a los mercados emergentes. Y observamos que la vulnerabilidad de los mercados emergentes ante esos shocks no ha hecho sino crecer desde la crisis financiera de 2008, dado que los bancos están cada vez más interconectados internacionalmente.
Regulación de flujos bancarios transfronterizos
Sin embargo, ahí no acaba la historia. Las economías de los mercados emergentes también pueden tomar medidas precautorias de modo que sus bancos sean menos vulnerables a las reducciones de los flujos bancarios transfronterizos. Pueden utilizar regulaciones para que sus sistemas sean menos susceptibles ante los préstamos a corto plazo del exterior. Y, en nuestra opinión, cuanto más rápidamente actúen mejor protegidos estarán.
Nuestro estudio abarca el período 2000-2015. Durante este tiempo, el principal shock externo en las economías de América Latina y el Caribe fue la crisis financiera de 2008. Sin embargo, ha habido otros shocks. Por ejemplo, después de 2008, la Reserva Federal de Estados Unidos rebajó drásticamente las tasas de interés y comenzó a comprar masivamente bonos del tesoro y otros bonos del gobierno para introducir liquidez en la economía de Estados Unidos. Entretanto, los bancos comerciales de Estados Unidos, en búsqueda de mayores retornos, acudieron en masa a los mercados emergentes -sobre todo los de América Latina y Asia- donde las tasas de interés eran más altas. Luego en 2013 Ben Bernanke, el Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, anunció que la FED dejaría de comprar bonos y así modificó esa ecuación. Con la posibilidad de tasas de interés más altas en Estados Unidos, los bancos comerciales en Estados Unidos y otras economías avanzadas sacaron su dinero de las economías emergentes, lo cual afectó negativamente los tipos de cambio y los precios del mercado bursátil en esos países, lo cual puso en peligro el crecimiento de los mercados emergentes. Desde entonces, la volatilidad de los mercados emergentes ha sido una preocupación permanente.
México y Corea del Sur están dando pasos importantes
Uno de los países que mejor ha gestionado estos shocks externos ha sido México. Después de que los inversores extranjeros abandonaron México durante la llamada crisis del tequila de 1994, el país impuso diversas regulaciones al sistema bancario, incluida una restricción sobre cuánto podía pedir prestado de su banco matriz una filial mexicana de un banco global y cuánto podía sacar del país el banco matriz en cualquier momento dado. Esto ha sido crucial para reducir el ratio del crédito en relación con los depósitos de los hogares en los balances de los bancos nacionales y para reducir la vulnerabilidad. Según nuestro análisis, por ejemplo, la reducción de los flujos bancarios transfronterizos durante nuestro período disminuyó el crédito interno en México en un 1,2%, mientras que en Turquía, que no impuso esas restricciones bancarias hasta después de la crisis de 2008, la cifra fue significativamente mayor, un 2%, con mayores efectos generales en el crecimiento. Además, todavía en 2012, el ratio del crédito en relación con los depósitos de los hogares en México era del 80%, y de 110% en Turquía, lo que significa que Turquía, a diferencia de México, tuvo que financiar su crédito del exterior y se vio más expuesto a los shocks externos.
Entretanto, Corea ha implantado una medida que podría disminuir aún más la volatilidad en los países de mercados emergentes como los de América Latina y el Caribe. En agosto de 2011, el país impuso un impuesto de estabilidad para reducir el aumento excesivo de los pasivos de los bancos no constituidos en depósitos (en nuestro modelo, los flujos bancarios transfronterizos). Las tasas del gravamen varían entre 2 y 20 puntos básicos según el vencimiento de los pasivos. Como consecuencia, en Corea del Sur los préstamos a corto plazo de los bancos extranjeros disminuyeron del 64% en junio de 2010 al 47% en diciembre de 2012.
La clave consiste en implementar esas reformas de los sistemas bancarios durante los períodos de auge, de modo que los países puedan estar preparados en los momentos de crisis. Y radica en la imposición de una disciplina que pueda crear más estabilidad financiera y mitigar los movimientos grandes y dolorosos de los flujos transfronterizos fuera del país cuando golpean circunstancias imprevistas, como los shocks externos.
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