No solo a los economistas nos interesa conocer cómo las personas toman decisiones: esto se ha transformado en una obsesión de muchas disciplinas que hoy reconocen el creciente aporte del enfoque de cambio comportamental aplicado a políticas y programas. Así, la economía del comportamiento se ha posicionado en las agendas sociales en todo el mundo por su múltiple impacto y, afortunadamente, la agenda de primera infancia no es la excepción.
A partir de las reflexiones del cuarto taller de la Comunidad de práctica en Desarrollo Infantil Temprano (DIT), organizado por la Fundación Bernard Van Leer y el Fondo de Innovación en DIT del BID, en este blog compartimos experiencias de las ciencias del comportamiento llevadas a cabo por actores relevantes en la región que optimizan su impacto positivo en la vida de los niños pequeños y sus familias.
1. Familia+ en Brasil: mejorando pautas de crianza en los sistemas de educación inicial
Ana Luiza Colagrossi, investigadora del Centro de Desarrollo Infantil – CEDI – FMUSP, compartió la aplicación de las ciencias del comportamiento en Familia+, una estrategia multinivel desarrollada en Brasil cuyo objetivo es mejorar las relaciones entre padres e hijos en los sistemas de educación infantil.
Mantener reuniones mensuales con los padres y enviarles mensajes con pequeños estímulos (nudges) durante 12 semanas funcionó: los cuidadores no solo aumentaron su conocimiento sobre actividades para el desarrollo infantil, sino que realizaron más de ellas, aumentaron su motivación e incorporaron el feedback recibido, lo que siguió aumentando su conocimiento sobre la importancia e implementación de estas actividades de estimulación.
2. Uruguay Crece Contigo: mensajes y talleres para apoyar a mujeres embarazadas y promover una mejor crianza
Por su parte, Ana Balsa, de la Universidad de Montevideo, presentó los hallazgos de un proyecto en Uruguay apoyado por el Fondo de Desarrollo Infantil Temprano (DIT), junto al programa Uruguay Crece Contigo del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), que aprovechó las ciencias del comportamiento para promover una crianza respetuosa y apoyar a mujeres en el embarazo a través de intervenciones con distintos formatos.
Entre las lecciones principales, destacó la importancia de considerar los contextos para cada intervención. Por ejemplo, en hogares sometidos a mucho estrés, los mensajes pueden representar una carga cognitiva adicional para los padres, por lo que es posible que los contenidos no resulten en un mayor bienestar. En estos casos, un taller presencial combinado con contenido remoto resultó ser una estrategia promisoria para mejorar actividades que promueven el desarrollo como cantar, jugar y leer, especialmente en familias con mayores ‘sesgos’.
Tener sesgos es algo humano: quiere decir que nos equivocamos en cómo pensamos, cómo percibimos y cómo tomamos decisiones. Algunos sesgos son la aversión a la pérdida, o el sesgo presente o de corto plazo. Por ejemplo, las familias con un mayor ‘sesgo’ hacia el presente van a tender a dejar para mañana las actividades que podrían realizar hoy, solo porque el presente es más tentador.
3. Unidad de Ciencias del Comportamiento en Argentina: identificación de ‘sesgos’ para diseñar estrategias que estimulen la lactancia materna
Iván Budassi y Paula Caccia, de la Unidad de Ciencias del Comportamiento y Políticas Públicas del Ministerio de Economía de Argentina, presentaron los procesos de implementación de un proyecto de estimulación de la lactancia materna, apoyado por el BID.
Hicieron énfasis en la importancia de identificar ciertos sesgos en la toma de decisiones para mejorar el diseño de la intervención. Por ejemplo, en este caso se identificó que:
- Existe una tendencia al sesgo de corto plazo, es decir, se elige un beneficio menor que está próximo en el tiempo frente a uno mayor distante en el tiempo. En el caso de la lactancia, se elige el beneficio inmediato del aumento de peso rápido del bebé frente a beneficios a largo plazo para madre y bebé, por lo que muchas veces se elige la leche de fórmula en lugar de la leche materna.
- Existe también un sesgo de acción (action bias), es decir, una tendencia a responder con una acción como reacción automática y por defecto. En el caso de las atenciones en salud, es común que el paciente quiera “llevarse algo” de la consulta, por lo que hay una tendencia de los médicos a prescribir leche de fórmula como respuesta.
4. Apoyo técnico en procesos, implementación y diseminación de evidencia
Las lecciones aprendidas de los diferentes programas son de enorme valor para seguir avanzando en la aplicación de las ciencias del comportamiento en beneficio de la primera infancia. Y es indispensable el involucramiento de actores diversos en la promoción de esta agenda. En este sentido, Sam Sternin, Consultor en Ciencias del Comportamiento, compartió cómo la Fundación Bernard van Leer ofrece apoyo para aplicar las ciencias del comportamiento a través de una estrategia de cuatro componentes: brindar apoyo técnico a los programas en los distintos países donde la Fundación trabaja; sistematizar los mecanismos para fortalecer el uso de las ciencias del comportamiento en las políticas públicas que promueven DIT; implementar un curso ejecutivo sobre cambio de comportamiento y DIT que capacita a los equipos que implementan programas; y diseminar la evidencia generada en las intervenciones dedicadas a los primeros años.
Atención a los detalles para un mayor impacto
Son los pequeños detalles de diseño en los programas los que permiten tener un mayor impacto en el desarrollo infantil, ya que pequeñas sutilezas (desde la hora en que se envía el SMS del programa, o el remitente que lo ha enviado, hasta la frecuencia con que se monitorea el trabajo de los facilitadores de los programas) inciden en cada micro decisión que el personal, las madres, padres y cuidadores realizarán a continuación.
Esto implica una gran responsabilidad en el diseño e implementación de estas intervenciones, pero también trae una excelente noticia: lograr cambios de comportamiento puede ser mucho menos costoso de lo que pensábamos, algo que se vuelve fundamental para las políticas de primera infancia en la región y sus desafíos presupuestarios.
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El Fondo de Innovación de Desarrollo Infantil Temprano (DIT) es una alianza entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Fundación FEMSA, la Fundación María Cecilia Souto Vidigal, Porticus y la Fundación Bernard Van Leer que financia, diseña, implementa y evalúa soluciones innovadoras y escalables para mejorar la vida de los niños y niñas en América Latina y el Caribe.
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