¿Te has preguntado qué relación existe entre el cambio climático y los programas de transferencias monetarias? ¿Sabías que a través de estos programas se puede combatir el cambio climático? Hoy publicamos en la revista Nature Sustainability un estudio que evalúa cómo utilizar los programas de transferencias monetarias para aliviar el impacto negativo de los impuestos al carbono en los hogares pobres y vulnerables.
Una de las medidas discutidas con frecuencia para combatir el cambio climático es el impuesto al carbono. Un impuesto al carbono aumenta el precio de la electricidad, del gas natural, del petróleo y de los fertilizantes agrícolas, en función de cuantos gases de invernadero emiten. Esto le da un incentivo a los hogares y empresas a usar alternativas menos contaminantes, como energía renovable, transporte público, vehículos eléctricos, y agricultura razonada.
Además, un impuesto al carbono puede ser una fuente de ingresos importante para el gobierno, la cual se puede usar por ejemplo para financiar el logro de objetivos de desarrollo sostenible como acceso al agua potable o a la energía.
Sin embargo, los impuestos al carbono han sido difíciles de implementar en todos los países. Su efecto sobre los precios de los alimentos y del transporte puede agravar las condiciones de pobreza de la población. Entonces, ¿cómo pueden los gobiernos compensar a los consumidores por el impacto de un impuesto al carbono?
Explorando los programas de transferencias monetarias
El estudio muestra cómo las transferencias monetarias de la región (como Bolsa Familia en Brasil o el Bono de Desarrollo Humano en Ecuador) pueden usarse para compensar a los hogares vulnerables. En promedio, el 30% de los ingresos de impuestos al carbono podría ser suficiente para compensar a los hogares pobres y vulnerables, dejando un 70% disponible para financiar otras prioridades de desarrollo.
Las transferencias monetarias condicionadas y no condicionadas se han establecido como una de las políticas de reducción de la pobreza más eficientes en América Latina y el Caribe. Para redistribuir los ingresos de los impuestos al carbono, los gobiernos de la región podrían aprovechar estos programas, aumentando los montos desembolsados o el número de sus beneficiarios. El estudio utiliza la información de encuestas de ingresos y gastos en 16 países de la región para analizar tres formas de ampliar las transferencias monetarias con el dinero que genera un impuesto al carbono.
Una opción es reembolsar los ingresos de los impuestos al carbono de manera uniforme a todos los hogares que actualmente son beneficiarios de transferencias monetarias. En la mayoría de los países analizados, los hogares ubicados en los dos quintiles de ingreso inferiores (los 40% de hogares más pobres de su país) se beneficiarían de esta política. Este grupo de hogares tiende a consumir menos bienes y servicios, y por consecuencia emitir menos carbono, que el hogar promedio, entonces recibiría más en compensación de lo que pagan en impuesto al carbono.
No obstante, el impacto de una política a nivel de quintiles de ingreso no nos proporciona toda la información relevante. Muchos hogares pobres en la región hoy no tienen acceso a transferencias monetarias, ya sea porque no están registrados o porque no cumplen con sus condiciones.
Por ello, consideramos una segunda opción para redistribuir los ingresos al carbono: ampliar el número de beneficiarios de los programas de transferencias ya establecidos. Por ejemplo, un gobierno podría decidir no aplicar todas las condicionalidades para determinar quién sería elegible a la compensación. En todos los países, encontramos que esto aumentaría la proporción de hogares pobres que serían beneficiarios netos de la reforma, considerando el impacto conjunto del impuesto al carbono y de la ampliación de las transferencias.
Enfocando las transferencias monetarias en favor de los hogares más pobres
Por otro lado, los programas de transferencias monetarias existentes no están perfectamente focalizados hacia los hogares pobres, es decir, mientras algunos hogares pobres no reciben estas transferencias, otros hogares no pobres se benefician de ellas. Una tercera opción para compensar un impuesto al carbono sería actualizar la lista de hogares que reciben transferencias, en favor de los hogares más pobres.
El estudio simula una variante donde los ingresos de los impuestos al carbono se comparten entre una lista de hogares ajustada. Partimos de la lista de beneficiarios actuales, excluyendo al 50% de los hogares más ricos, e incluyendo el mismo número de hogares del quintil inferior. Esta manera de compensar a los hogares tendría un impacto más progresivo que cualquiera de los sistemas de beneficiarios actuales y potenciales.
A pesar de las imperfecciones de los programas de transferencias monetarias en términos de cobertura y focalización, estos son una alternativa socialmente viable para contrarrestar los efectos sociales adversos de un impuesto al carbono. Pueden complementar eficientemente otras opciones de compensación, como las transferencias en especie (por ejemplo, la subvención del transporte público) o la reducción de otros impuestos (que puede ser más eficientes económicamente, pero benefician menos a los hogares pobres y vulnerables).
Para conocer más acerca del estudio y los resultados del análisis por país te invitamos a hacer click en el siguiente enlace.
Foto copyright: BID Ciudades Sostenibles
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