El agua es uno de los recursos más preciados del planeta y el acceso a un suministro adecuado y salubre de agua para consumo personal y doméstico es un derecho humano fundamental. Sin embargo, casi una sexta parte de la población mundial no tienen acceso a ella. Entre las poblaciones más afectadas se destacan las mujeres, por el rol predominante que deben asumir en algunas sociedades para asegurar su obtención y distribución, y los pueblos indígenas, quienes se ven limitados en su acceso a servicios de saneamiento de calidad.
Mujeres: pieza clave para la gestión del agua
La fuerte vinculación entre las mujeres y la provisión de servicios de agua y saneamiento está relacionada con el ámbito familiar. En su mayoría, son ellas las que se ocupan de las labores domésticas y, cuando el acceso es limitado o inexistente, cargan con la mayor responsabilidad de su provisión al hogar (64% respecto al 24% hombres, 8% niñas y 4% niños). A nivel mundial se estima que las mujeres y niñas dedican más de 125 millones de horas al día a la recolección de agua en recipientes de hasta 20 Kg.
Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el marco del Programa Pequeñas Comunidades Rurales de Bolivia, las mujeres adultas acarrean agua para beber y cocinar prácticamente todos los días, realizando en promedio 2,2 viajes por día.
Pese a lo anterior, la población femenina enfrenta numerosos obstáculos para participar en la toma de decisiones acerca de la gestión del agua debido a la reproducción de los roles tradicionales y la subvaloración de las mujeres en las organizaciones. De hecho, en América Latina las mujeres representan solo el 19,7% de la fuerza laboral del sector agua.
Algunos estudios han demostrado que los proyectos de agua y saneamiento son más sostenibles y efectivos cuando en ellos intervienen las mujeres. Adicionalmente, el informe de ACNUR “Derechos humanos de los pueblos indígenas al agua potable y al saneamiento: estado de la cuestión y enseñanzas de las culturas ancestrales” señala que se debe garantizar la participación de las mujeres indígenas en el debate y en las decisiones en temas relacionados al agua potable y saneamiento, así como asegurar espacios propios de deliberación y elaboración de propuestas.
Por todo esto, es importante promover la participación femenina en los procesos de consulta, planeación, capacitación y toma de decisiones. Esto se puede lograr a través de la formulación de políticas, como las recogidas en el “Informe de avances hacia el cumplimiento del Derecho Humano al agua y saneamiento en Bolivia para vivir bien”. En él, se hace énfasis en la necesidad de trabajar con enfoque de género (en especial con miras a la equidad) los temas relacionados con el acceso y la toma de decisiones en el ámbito de agua y saneamiento.
Pueblos indígenas: acceso limitado a los servicios sanitarios
Por otra parte, debemos abordar las disparidades existentes en la cobertura de servicios de agua y saneamiento entre pueblos indígenas y no indígenas, debido a factores como la dispersión de la población rural, redes viales deficientes, insuficiente acceso a servicios sociales de calidad y la falta de pertinencia cultural en su entrega.
En Bolivia, si bien se han visto importantes avances en el acceso a servicios básicos, aún no son suficientes. En el año 2022, el 94% del área urbana tenía acceso al agua y el 71% a servicios sanitarios, mientras que en el área rural únicamente el 69% tenía acceso al agua y 45% a servicios sanitarios. Estas brechas inciden directamente en la presencia de enfermedades transmisibles y afectan la calidad de vida de las personas.
¿Cómo mejorar la calidad y el acceso a la infraestructura de agua y saneamiento en las comunidades indígenas? El Marco Sectorial de Género y Diversidad del BID señala que se requiere de un proceso de participación, consulta y diálogo intercultural que garantice que dicha infraestructura esté conforme con las necesidades y expectativas de estos pueblos, promoviendo que en los proyectos se incorporen conocimientos, actitudes y prácticas tradicionales relacionados con los elementos y servicios que se pretende introducir.
Un enfoque inclusivo para mayor sostenibilidad
Promover la participación activa de las mujeres y las comunidades indígenas en temas relacionados al agua y saneamiento resulta esencial para diseñar proyectos que respondan a las necesidades de los usuarios y no aumenten la vulnerabilidad de estas poblaciones. Para lograrlo, podemos comenzar por generar procesos de participación, consulta y diálogo intercultural en los que la mujer (en particular la mujer indígena y rural) tenga un papel protagónico en la planeación y toma de decisiones.
Julia dice
Excelente
Alejandra Catacoli dice
Excelente reflexión. Gracias por los informes técnicos y marcos de referencia.