El hecho de que 2023 haya sido el año más cálido registrado en América Latina y el Caribe (ALC) debería ser razón suficiente para preocuparnos por los efectos en la región de un planeta que está cambiando. El Amazonas sufrió recientemente la peor sequía de los últimos 50 años, y Centroamérica experimentó un número récord de huracanes e inundaciones. Debido a su geografía y al cambio climático, ALC es la segunda región del mundo más propensa a desastres naturales: en las dos primeras décadas del siglo, sufrió más de 1,300 desastres, de los cuales el 91% estuvieron relacionados con el clima.
Paradójicamente, quienes menos contribuyen al calentamiento del planeta —las poblaciones más pobres y vulnerables— son los más afectados por sus consecuencias.
Temperatura en Sudamérica desde 1901
En ALC, aproximadamente la mitad de la población vive en zonas consideradas de alto riesgo ante a desastres naturales. Además, los activos de las personas más pobres suelen ser físicos y no tanto en forma de ahorros –como en el caso de los hogares no pobres–, por lo que son más vulnerables a la destrucción en caso de desastres. Además, los ingresos de los hogares pobres y vulnerables a menudo dependen del empleo informal y están sobrerrepresentados en sectores que implican actividades físicas en entornos exteriores (como la agricultura o la construcción, por ejemplo), lo que los hace especialmente susceptibles a los efectos del aumento de las temperaturas y las olas de calor. Por esta razón, se estima que las personas pobres pierden entre dos y tres veces más que las personas no pobres cuando ocurren desastres y eventos climáticos extremos.
En este contexto, los sistemas de protección social en la región son clave. Y también necesitan adaptarse.
Mapa de las zonas más pobres y vulnerables a las catástrofes naturales
Compartir conocimientos y experiencias para promover la protección social adaptativa en la región
Si bien es cierto que durante la reciente pandemia –así como en muchas otras crisis– nuestros sistemas de protección social estuvieron a la altura de las circunstancias, esto no fue por diseño: en general, fue una reacción a algo que ya había sucedido. ¿Cómo podemos anticiparnos a la emergencia? ¿Cuáles son los cambios que necesitamos realizar?
Para responder a estas preguntas, el Banco Interamericano de Desarrollo reunió a responsables de políticas y expertos de ALC e internacionales en el Diálogo Regional de Política celebrado en Lima, Perú. El evento contó con la participación de representantes de 31 países, incluyendo de los ministerios de Finanzas, Protección Social y Salud. Participaron cinco ministros, cinco viceministros y 33 directores de alto nivel de áreas relacionadas con la protección social adaptativa. Además, el evento contó con la participación de socios estratégicos como el Banco Mundial, FAO, CEPAL, la AFD y el Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, entre otros.
¿Cómo proteger a los más vulnerables de los efectos del cambio climático?
Una conclusión significativa del evento es que la mayoría de los países de la región están tomando medidas para reformar sus sistemas de protección social y hacerlos más adaptables.
Las acciones para lograrlo incluyen reformas legales para definir las funciones y responsabilidades en caso de crisis, el uso de instrumentos para identificar a los hogares más vulnerables con antelación o para evaluar a los más afectados después del suceso. Otras medidas incluyen reforzar los registros sociales y hacerlos más sostenibles permitiendo la interoperabilidad con fuentes de datos administrativos. El evento también mostró el uso de la inteligencia artificial (IA) mediante el análisis de imágenes de satélite para garantizar que los registros sociales incluyan a todos los hogares vulnerables y el uso de la IA para identificar dónde invertir en infraestructuras para ampliar los servicios.
Aunque el uso de transferencias monetarias es una de las principales herramientas para ayudar a los hogares, no es ciertamente la única ni la más importante. En el evento se destacaron los esfuerzos que están realizando los países de la región para adaptar los servicios sociales a un mundo nuevo y más incierto. Esto incluye, por ejemplo, la creación de protocolos para que los centros de primera infancia sigan prestando sus servicios, como en el caso de Ecuador, y la creación de ayudas adicionales para las personas mayores, como sucedió con las olas de calor siguiendo el ejemplo de Francia. En las zonas rurales, donde los ecosistemas son cruciales para el bienestar de la comunidad, los programas de protección social deberían transformarse en protección “socioambiental”, fomentando el desarrollo de medios de vida resilientes y la preservación del capital natural, como demuestra la experiencia de Brasil.
Entonces, ¿qué necesitamos para desarrollar sistemas de protección social adaptativos que actúen de forma ágil para proteger a los ciudadanos más vulnerables? Intentamos responder a esta pregunta utilizando como marco nuestro modelo de madurez de la protección social adaptativa. Este modelo incluye siete dimensiones, cada una de las cuales consideramos esencial para construir un sistema de protección social adaptable. Estas son:
- Contexto nacional. Son muchos los factores necesarios para que un sistema de protección social adaptativo funcione. El desarrollo del sector financiero, especialmente en las zonas rurales, es clave.
- Gobernanza y financiación. Quizás uno de los factores cruciales detrás de los sistemas de protección social adaptativa es tener claridad sobre los roles de las muchas instituciones involucradas. Todos deben saber su función en una crisis y cómo se financiarán las acciones antes de que suceda algo.Capacidad de gestión. Para hacer operativos los sistemas de protección social adaptativa es necesaria la capacidad para coordinar a muchas instituciones. Las personas necesitan protocolos y capacitación constante.Infoestructura e infraestructura. La coordinación institucional es esencial para establecer la infraestructura de un sistema de protección social adaptable. También se necesitan sistemas de información sólidos para identificar a los hogares afectados y prestarles asistencia. La interoperabilidad es crucial para mantener la información actualizada y reducir los costes de los registros sociales.Servicios y puntos de acceso. Esta es otra forma clave de mantenerse conectados con los ciudadanos. Es importante proporcionarles acceso fácil para que las personas puedan ingresar o actualizar su información y así acceder a la asistencia en caso de emergencias.Cobertura de los programas. La existencia de programas sociales facilita la acción en caso de emergencias, ya que aporta conocimiento sobre cómo acceder a los recursos y canales de comunicación.
- Protección social informada. Por último, es muy importante hacer uso de la información disponible para la toma de decisiones. Durante el Diálogo se mostraron diversas herramientas para este fin, tanto sencillas como de inteligencia artificial avanzada.
Vivimos en una región vulnerable a diferentes tipos de choques y a los efectos a largo plazo del cambio climático. El Diálogo Regional de Política sirvió como un catalizador para renovar los esfuerzos de preparación para un mundo más volátil y apoyar la resiliencia de las poblaciones pobres y vulnerables. En el BID, estamos preparados para brindar apoyo y experiencia para ayudar a los países a enfrentar estos desafíos.
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