El BID hace un llamado a los sectores público y privado a tomar acción e invertir en educación para hacer frente a la crisis de aprendizajes e agravada durante la pandemia de COVID-19 en la región
A poco más de dos años desde que inició la pandemia de COVID-19 hoy sabemos que los costos de los cierres prolongados de las escuelas son muy altos. Quizás las consecuencias no sean evidentes en el corto plazo, pero tendrán un impacto muy alto en diversos aspectos de la vida de los futuros adultos y las siguientes generaciones. Durante estos dos años en los que la educación se ha visto interrumpida, hemos podido identificar diferentes efectos en los niños como pérdidas de aprendizaje, abandono de la escuela, embarazo temprano y deterioro de la salud mental. Si esto es lo que ha ocurrido después de dos años, ¿qué pasará en unos años más si no actuamos ya para recuperar lo que los niños perdieron con el cierre de las escuelas?
En la historia reciente hemos visto casos en los que los niños han tenido que suspender su asistencia a la escuela a causa de fenómenos naturales, epidemias, huelgas de personal docente, guerras y conflictos.
Académicos e investigadores han estudiado las consecuencias de estas interrupciones. Muestran algunos de los escenarios que podrían ocurrir si no se toma acción para corregir el curso actual de la educación. Además, estudios realizados en los últimos dos años han estimado los efectos que la pandemia podría tener en diferentes ámbitos si no actuamos para atender la crisis educativa que atraviesa la región.
Cuatro hallazgos y pronósticos: lo que dejó la pandemia
1. Pérdidas de aprendizajes
- En Sao Paulo, Brasil, un estudio mostró que el cierre de las escuelas durante tres semanas a causa del brote de gripe H1N1 resultó en una disminución en los puntajes de matemáticas de los alumnos; esto afectó de forma más severa a las escuelas con peores resultados en el sistema nacional de evaluación.
- De acuerdo con una estimación de la pérdida de aprendizajes causada por la pandemia actual, un cierre de entre 3.5 y 10 semanas se puede traducir en una disminución de entre 0.05 a 0.19 desviaciones estándar en logros en matemáticas y entre 0.05 y 0.29 en lectura.
2. Pérdidas en ingresos futuros
- Un estudio realizado en Argentina mostró que la pérdida de 88 días de clases por huelgas de maestros se tradujo en una disminución de 3% de los salarios de los alumnos cuando estos alcanzaron una edad de entre 30 y 40 años.
- El Banco Interamericano de Desarrollo estimó que jóvenes de Chile, Colombia, Costa Rica, México y Argentina dejarían de ganar un 11% de sus ingresos laborales a lo largo de su vida si no se hace nada para mitigar el impacto de la pérdida de aprendizajes.
3. Abandono de la escuela
- Un estudio realizado en México muestra que de los jóvenes que han interrumpido sus trayectorias educativas en algún momento, quienes provienen de familias ricas tienen una probabilidad tres veces mayor de regresar a la escuela que aquellos que provienen de familias más pobres. Además, el estudio encontró que en promedio solo 27% de los jóvenes regresa al sistema escolar después de abandonarlo.
- Se estima que a nivel global alrededor de 7 millones de alumnos en el mundo abandonarían la escuela, lo que equivale a 0.5% de los estudiantes a nivel mundial. En la región esto equivale a que alrededor de 1.2 millones de estudiantes de 6 a 17 años salgan del sistema educativo, un aumento del 15% comparado con la situación previa a la pandemia.
4. Disminución de la movilidad social
- El cierre de las escuelas durante un año puede reducir la posibilidad de los niños pertenecientes a las familias de ingresos más bajos de moverse al grupo de ingresos más alto entre un 2% y 3%. Este efecto es más severo entre mayores sean los niños, pues el costo para las familias de enviarlos a la escuela aumenta con la edad.
- Un estudio que estimó la pérdida de aprendizajes como efecto de la pandemia de COVID-19 en 17 países de la región señaló que para estudiantes cuyos padres completaron al menos la educación secundaria, la pérdida de aprendizajes sería de alrededor de 10%. Para aquellos cuyos padres cuentan con menor nivel educativo la pérdida sería de alrededor de 60%. Según el estudio, para este último grupo, la tasa de terminación de secundaria alta podría disminuir en un 20% afectando la movilidad educativa y social.
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Invertir en educación: la respuesta para la recuperación post COVID-19
¿Existe una solución para evitar estos escenarios?
La respuesta es clara: hoy más que nunca, invertir en educación, de forma adecuada y oportuna, debe ser parte fundamental de la estrategia de recuperación ante la crisis sanitaria. Debemos evitar que la desigualdad educativa se profundice aún más, pues entre más tiempo dejemos pasar estas consecuencias serán aún más difíciles de revertir.
¿Qué pueden hacer los países de la región para invertir más y mejor en sus sistemas educativos? ¿Qué posibilidades imaginas para mejorar tu propia escuela o sistema educativo? Quédate atento a próximas entregas en las que compartiremos nuevos análisis y soluciones para transformar la educación.
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GRACIELA RODRIGUEZ dice
El caso venezolano es demasiado preocupante, el Estado dejó de invertir en educación, los niños en edad escolar apenas van a la escuela 02 días a la semana después de la pandemia…