Durante el Mundial Femenino de Fútbol 2019 se viralizó, entre tantas imágenes y videos, la campaña de Nike con el lema “Don’t change your dream. Change the world” (“No cambies tu sueño. Cambia el mundo”). En el video, una niña acompaña a las jugadoras de fútbol en sus distintas facetas. Se trató de una oda a lo que puede ser posible, una motivación a que las niñas pongan en marcha sus sueños, más allá de barreras y estereotipos.
Por conmovedora que resultaba, la campaña tocó una fibra en el corazón de muchas mujeres que saben lo que cuesta llegar a ser lo que soñaron de niñas. Aun siendo hija de un futbolista reconocido, Vanessa Córdoba, portera de la Selección de Fútbol Femenino de Colombia, se enfrentaba en el colegio a comentarios de que “el fútbol es para los hombres”. Y esto es solo la punta del iceberg de los retos que enfrentan las niñas por ser niñas.
Las niñas empiezan bien, pero se quedan atrás
Muchas niñas en buena parte del mundo crecen todavía con un sinnúmero de barreras que muestran las diferencias entre hombres y mujeres y que hacen que se perpetúe una brecha a largo de sus vidas. Una realidad difícil de comprender y aceptar cuando la evidencia sugiere que en los primeros años de vida las niñas muestran un mejor desempeño que los niños en diversos aspectos.
Resultados preliminares de una investigación realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Perú, por ejemplo, apuntan a que a los tres años de edad las niñas obtienen puntajes hasta un 20 % más altos que los niños en diferentes áreas del desarrollo infantil, como el lenguaje, la motricidad, la capacidad de resolver problemas o los aspectos emocionales. Asimismo, un estudio comparativo que incluyó a casi 21 000 niños y niñas de 7 meses a 6 años de edad en Chile y Nicaragua encontró que las niñas tenían ventajas significativas en los resultados de habilidades socioemocionales y de lenguaje.
Incluso en áreas en las que tradicionalmente la mujer ha tenido menor presencia, como las carreras STEM (acrónimo para referirse a ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), el BID ha encontrado que no hay diferencia en los resultados en matemáticas entre niños y niñas cuyas madres cuentan con una educación universitaria, sin que importe que haya cursado estudios STEM.
Criemos niñas que prosperen
Las familias juegan un papel fundamental a la hora de evitar estereotipos y prejuicios. El contexto y los modelos en los que crecen los hijos en el hogar tienen un efecto muy importante no solo sobre el rendimiento, en particular, de las niñas, sino también en su vida futura. Por ejemplo, una investigación en Dinamarca encontró que las niñas que crecieron en un hogar en el que tanto sus padres como sus madres trabajaban tenían una menor probabilidad de que su carrera profesional se viera afectada por el hecho de tener hijos. Asimismo, las hijas de madres que trabajan suelen ser más exitosas y sus hijos tienden a estar más involucrados en las tareas del hogar en la edad adulta, según un estudio de Harvard.
Sin embargo, las prácticas de crianza y estimulación temprana de niños y niñas difieren en gran medida tanto dentro como fuera del hogar. Yo crecí con padres que me enseñaron que lo que hacía mi hermano, lo podía hacer yo, y que siempre me brindaron su apoyo para lo que eligiera en mi vida profesional. En el colegio, no recuerdo haber sentido una diferencia en lo que podía alcanzar respecto a mis compañeros varones. Aun así, había cosas que se esperaban de mí, y otras que no, por ser niña, y en esto mi experiencia no fue tan distinta a la de la mayoría de niñas y mujeres que todavía reciben mensajes, literales o subliminales, sobre qué es aceptable para las mujeres y qué no. ¿Acaso es coincidencia que en países como Costa Rica el 88% del cuidado de adultos mayores dependientes sea realizado por mujeres? ¿O que los padres tengan diferentes expectativas para sus hijos que para sus hijas? ¿Que los hombres sean tres veces más propensos que las mujeres a interesarse por carreras STEM?
Es hora de saldar nuestra deuda con las niñas
En los últimos años ha habido algunos avances. Políticas e iniciativas como impulsar la equidad de género a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible han logrado mejorar la igualdad en el acceso a la educación primaria para niños y niñas, por ejemplo. Pero el acceso no garantiza el éxito si no viene acompañado de oportunidades reales de que las niñas alcancen todo su potencial. No lograremos un cambio de fondo a menos que no empecemos a abordar las diferentes maneras en que criamos a los niños y las niñas desde pequeños. Si sabemos que los primeros años cuentan para el resto de la vida, debemos prestar mayor atención a qué hacemos durante esa etapa para estimular el cerebro, las habilidades cognitivas y emocionales y, sobre todo, la capacidad de las niñas para soñar y poner sus sueños en marcha.
Las niñas cada vez reclaman más un espacio para ser quien son, romper barreras y alcanzar nuevos hitos. Esta generación no se quedará atrás. Y nosotros somos responsables de impulsarla. ¡Criemos a la generación igualdad!
¿Qué cambios esperanzadores vislumbras para el futuro de las niñas? ¿Qué retos? Deja tu comentario o menciona a @BIDgente.
JuAn dice
😘😘😘💙💙
Magaly dice
Felicitaciones!!
Es necesario propender por la equidad desde tempranas edades,
Aura Milena dice
Tengo 2 hijas maravillosas la de 11 años con interés en Nanotecnología, por cierto ya inicio un curso de estos en la Tecnoacademia del SENA aquí en Colombia y en el Tolima es pionera en brindar oportunidades de experimentacion a niños y niñas desde los primeros años de educacion media y ya tiene grandes planes y grandes sueños como ser Neurocientifica. La chiquis tiene 8 y ya su interes esta fuera de este mundo la astronomía y la Cosmología son su fuerte. Papás apoyemos, motivemos, esforcemonos, y jamás menospreciemos un sueño… No recuerdo de quien es la siguiente frase pero me parece muy diciente: “No hay sueño demasiado grande, ni soñador demasiado pequeño”. Todo es posible con voluntad, amor y trabajo. Bendiciones.
JESSICA PATRICIA CASSIANI BARRERA dice
Como seres humanos tenemos las misma habilidades, solo que los factores externos e internos no permiten que se logren desarrollar a cabalidad. Como padre debemos ir eliminando esa barreras mentales, que nos ponen en desventajas con los demás.
Sandra Gallego dice
Revisar constantemente y ser mas reflexivos sobre cuan coherente somos entre lo que pensamos, sentimos, hacemos y decimos, pues esto es fundamental en cuales son nuestras prácticas de crianza. Empezar por nosotros mismos es un enorme desafío y un gran paso.
Lía Fernández Pellejero dice
Soy docente de la Facultad de Enfermería de la Universidad de la República. Desde hace muchos años trabajamos en escuelas promoviendo el autocuidado de las niñas y niños, que abarca areas de salud, educación y participación social. Con satisfacción vemos que las niñas presentan un desempeño cada vez más independiente, emprendedor e innovador. Nuestras investigaciones lo corroboran