#MeToo no se trata solamente de acoso sexual y violencia, aunque esos han sido los catalizadores del movimiento.
Más profundamente, #MeToo abarca a mujeres y niñas que tratan de hallar voz para hablar abiertamente de la realidad de sus experiencias, superando el temor de ser avergonzadas o condenadas por lo que les sucedió.
Violencia y amenazas de violencia aún detienen a muchas mujeres de participar abiertamente en público y en espacios de toma de decisiones.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) exige que la mayoría de los proyectos de desarrollo que financia atraviesen un proceso de consulta, donde los beneficiarios y comunidades afectadas tengan la posibilidad de pedir modificaciones al proyecto, expresar dudas y objeciones e influir sobre el proyecto en líneas generales. Mujeres y hombres deberían ser incluidos por igual en este proceso.
El problema es que estos debates se realizan en espacios públicos de los que las mujeres han sido disuadidas de participar, implícita o explícitamente, durante muchas generaciones.
Durante el movimiento del sufragio femenino en los Estados Unidos, las mujeres se expresaron públicamente en favor de su derecho a tener voz y voto propios en las elecciones. Como resultado, fueron golpeadas, detenidas, avergonzadas públicamente y apartadas de sus familias. Estas son las violentas repercusiones que enfrentaron solamente por usar su voz.
¿Has estado alguna vez en una reunión donde solo hablan los hombres y las voces de las mujeres son ignoradas o tapadas? #MeToo. Mujeres poderosas a las que admiro dicen que aún deben enfrentar constantemente este tipo de situaciones y pueden entender por qué las mujeres no se sienten seguras e incluidas en las reuniones.
Soy antropóloga y especialista en género y he trabajado en proyectos en los que noté que las mujeres se quedaban detrás, sin compartir sus experiencias u opiniones hasta que un moderador explícitamente abriera un espacio para que hablaran exclusivamente las mujeres. He participado de reuniones públicas en las que cada vez que hacía una pregunta sencilla a alguna mujer presente, un hombre se interponía y respondía por ella, por lo que la única manera de conocer su opinión era organizar un encuentro personal con ella DESPUÉS de que la reunión pública acabara.
De realizar un evento de consulta, recomiendo aplicar las diez siguientes medidas para asegurar la inclusión femenina en la discusión:
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Previo al evento de consulta, enfatizar los principios de respeto, no juzgar, escuchar para comprender e inclusión. TODOS son dignos de compartir sus experiencias y ser respetados, valorados y honrados aún frente a desacuerdos.
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Crear un espacio para que exclusivamente mujeres y niñas compartan sus perspectivas.
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Fomentar que las mujeres traigan a sus hijos a los eventos de consulta y contar con instalaciones para ellos: por ejemplo, una niñera que los vigile, una habitación para lactancia, aun si fueran solo provisorias (convertir una sala no creada a tales fines en un espacio que sirva para cubrir las necesidades de lactancia).
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Contratar un moderador, preferentemente de sexo femenino, que sepa establecer confianza con mujeres y niñas, escucharlas, validar sus opiniones sin juicio ni condena e incitarlas a que hablen y se sientan escuchadas y validadas.
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NO exigir a una mujer o grupo de mujeres responder una pregunta específica en ningún momento si no se animan – esto es un camino directo a destruir la confianza y disuadir la participación de otras mujeres.
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Ofrecer juguetes que puedan asir niños o adultos al momento de hablar para que participar les resulte menos intimidante.
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Utilizar tecnología para obtener retroalimentación confidencial, como encuestas anónimas durante el evento público, o responder preguntas anónimamente mediante su dispositivo móvil.
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Llevar a cabo entrevistas confidenciales con mujeres (en espacios completamente alejados de donde otros las puedan oír, preferentemente en una habitación a puertas cerradas) donde la retroalimentación sea documentada pero no se vincule a individuos particulares.
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Asegurarse de que haya al menos 25 a 50% de mujeres que formen parte de la organización y liderazgo del evento. Que el moderador o presentador del evento sea una mujer es una herramienta poderosa que subconscientemente transmite a las mujeres que tienen un lugar en este evento público.
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Hablar abiertamente de los roles de género para poder identificar visiones obsoletas. Permitir que hombres y mujeres compartan lo aprendido sobre cómo deben comportarse hombres y mujeres y cómo deben sentirse al respecto.
Gracias a #MeToo y a décadas de activismo por la igualdad de género, las mujeres están reclamando sus voces y espacios en las esferas políticas y de toma de decisiones.
Usted tiene el poder de formar parte de esta transformación, creando un ambiente seguro e inclusivo para que mujeres y niñas realmente puedan formar parte de consultas o cualquier otra reunión, evento o discusión.
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