Las mujeres que alzan la voz por ellas mismas y por quienes las rodean son la fuerza más poderosa que tenemos para cambiar el mundo.
-Melinda Gates
Recientemente hemos celebrado el Día de los Derechos Humanos. Una de las maneras en que se manifiesta la violación de los derechos humanos de la mujer, es que son más propensas a ser marginadas de los espacios de toma de decisiones. Si bien esto representa un riesgo mayor para las mujeres pobres y vulnerables que cuentan con escasos recursos para protegerse de amenazas, aun aquellas que se encuentran en posiciones de poder enfrentan marginación e invisibilización en ciertos momentos.
Hace alrededor de un mes, me uní a un equipo que visitaba un proyecto vial propuesto a un pequeño pueblo rural en Guatemala al que solamente podía accederse por burro, a pie o en motocicleta. El equipo organizó una reunión para que la comunidad expresara sus opiniones acerca de la construcción de la carretera. Muchos líderes e individuos de la comunidad se expresaron cuando se les ofreció el turno, exhortándonos vigorosamente a que lleváramos el mensaje hasta nuestras oficinas de que precisaban este proyecto con urgencia. “Por favor, comiencen la construcción cuanto antes”, insistían.
Todos los oradores fueron hombres.
El miembro de nuestro equipo que había organizado la reunión, invitó luego a que algunas de las mujeres presentes tuvieran la oportunidad de expresar sus puntos de vista. Primero, se puso de pie una mujer y habló tan poderosamente como los hombres, y luego otra mujer. Abordaron más precisamente la crisis que la comunidad atravesaba al ver dificultado el traslado de sus familiares y niños enfermos al hospital. Las mujeres mueren durante los partos, y deben malgastar energía y tiempo sólo en acercarse al mercado por comida y suministros. El sufrimiento de verse aislados de los servicios alimenticios y de salud, fue algo que supieron articular especialmente bien. Sin embargo, sin una invitación explícita y proactiva del líder a cargo de la reunión para generar espacios invitando a las mujeres a expresar su voz, probablemente no hubieran tenido ocasión de mencionar estos problemas críticos.
Por supuesto esta situación no es exclusiva de esta comunidad, ni de Guatemala. Aun las mujeres en roles de poder en instituciones progresivas como el Poder Ejecutivo de Estados Unidos, bajo Barack Obama, se enfrentan a desafíos a la hora de ser escuchadas y tener voz en las decisiones.
Tomemos a las mujeres que trabajan en la Casa Blanca. Las funcionarias que trabajan allí han comenzado a utilizar una estrategia que llaman “amplificación” en reuniones en las que las voces masculinas tienden a dominar y donde los participantes hombres pasan por alto o se adjudican el crédito de las contribuciones que realizan sus contrapartes mujeres. La técnica implica que cuando ellas hablan, hacen referencias a ideas y contribuciones de otras mujeres, atribuyéndoles el reconocimiento que merecen. Un artículo del Washington Post menciona cómo el mismo Presidente Barack Obama se percató del uso de esta estrategia por parte de sus colegas femeninas, advirtiendo la tendencia de los hombres a hacer caso omiso de sus voces. Comenzó entonces a pedir a las mujeres sus opiniones y puntos de vista más directamente, para asegurarse de poder escucharlas.
Tal como hicieron en la Casa Blanca, en las consultas comunitarias debemos tomar medidas adicionales para garantizar que las mujeres estén siendo incluidas en las decisiones que las afectan, y que su voz sea reconocida y valorada.
Las consultas que se realizarán para este proyecto vial en Guatemala, requerirán un mínimo de participación de dos mujeres (junto a dos hombres, dos jóvenes y una persona mayor) para garantizar la presencia de las voces femeninas.
Otros proyectos del BID que están implementando medidas de inclusion de género similares, incluyen:
- El proyecto del Parque Industrial Caracol en Haití, donde se llevaron a cabo reuniones solamente con mujeres, para inspirarlas y garantizar su participación en el desarrollo del proyecto.
- El Programa de Integración Fronteriza de Costa Rica y el Programa de Infraestructura Vial de apoyo al desarrollo y gestión de la Red Vial, en Bolivia, son proyectos que abordan específicamente la necesidad potencial de llevar a cabo reuniones separadas con mujeres como parte de las consultas, para asegurar que tengan un espacio seguro en el que puedan participar y compartir sus puntos de vista.
Sea cual fuere nuestra estrategia, tomar medidas adicionales para crear espacios seguros en los que las mujeres puedan expresar sus opiniones, las protege de ser invisibles o excluidas de decisiones que las afectan. Esto constituye un objetivo esencial en sí mismo, pero también es un medio práctico para lograr proyectos que aborden más completamente las problemáticas de una comunidad y que por ende gocen de un amplio apoyo comunitario.
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