¿Cuál es la clave de una planificación exitosa del desarrollo sostenible? Necesitamos que las comunidades locales participen en la solución de los problemas más acuciantes del mundo
La banca de desarrollo está bien posicionada para influir en la manera en que nuestras sociedades prosperan. Las instituciones multilaterales involucran cada vez más a las comunidades locales en la planificación de los proyectos que financian, asegurando así que el desarrollo satisfaga necesidades de largo plazo, mejore la equidad social y aumente su resiliencia al cambio climático.
Estas preocupaciones fueron los temas centrales de la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo en las Bahamas a la cual fui invitada el mes pasado como ponente en un panel sobre el uso de soluciones naturales para abordar el aumento del nivel del mar, la tensión hídrica y otras amenazas climáticas que afectan la planificación del desarrollo.
La importancia de involucrar a miembros de las comunidades locales en la solución de estos desafíos fue el mensaje que prevaleció durante la reunión, a la cual asistieron más de 700 representantes de los países socios, accionistas, sector privado y líderes de las ONG. Investigaciones recientes también han mostrado que invitar a la gente a participar –aumentando así la transparencia y legitimidad de cualquier proceso político— es el factor más importante en el momento de determinar si las políticas basadas en la ciencia se implementarán o no. Tal participación es incluso más importante que la calidad de la ciencia misma cuando se trata de predecir cuáles serán las políticas que finalmente se promulgarán.
En la reunión en Nassau quedé particularmente bien impresionada con una de mis compañeras de panel, Ilya Espino de Marotta, presidenta ejecutiva del proyecto de expansión del canal de Panamá. Durante más de una década, Ilya ha trabajado para asegurar que tal expansión –cuya apertura está programada para el 26 de junio de 2016—beneficie el desarrollo global, al tiempo que sostiene la economía, los ecosistemas y a la gente de la región. La expansión permitirá el paso de cargueros que transportan tres veces más peso que muchos de los contenedores que transitan actualmente por el canal. Un proyecto de infraestructura de tal envergadura exige una planificación seria: factibilidad económica, demanda del mercado, impactos ambientales y estudios técnicos detallados de ingeniería.
Ilya también habló sobre cómo el diseño de la expansión podría producir beneficios –o costos–adicionales a las comunidades locales. “Creo que cuando uno se embarca en un proyecto de gran magnitud, incluso si no parece que sea de carácter ambiental, es necesario analizar todos sus aspectos,” afirmó. “No solo lo relativo a finanzas e ingeniería, sino también a otros beneficios que pueda producir para el bien de toda la población”.
El Canal de Panamá depende del medio ambiente en la medida en que la mayor parte del agua que necesita para operar las esclusas proviene de los bosques tropicales húmedos de los alrededores. Estos ayudan a almacenar y a liberar lentamente el agua, previniendo así su escasez, las inundaciones y la erosión que puedan interferir seriamente con las operaciones del canal. La toma de conciencia sobre la dependencia del canal del capital natural ha fomentado de manera directa la conservación de los bosques en la región. Al mismo tiempo, sin embargo, su expansión también ha exigido la tala de algunos árboles, y por ello los planificadores del proyecto han buscado compensar esta medida a través de la restauración de bosques.
Ilya hizo énfasis sobre la importancia de hablar con los diversos actores –desde investigadores expertos hasta líderes comunitarios– para asegurarse de que el proyecto de expansión se llevara a cabo en beneficio de los distintos grupos. Por ejemplo, se decidió plantar árboles nativos con floración –adaptados a los suelos y al terreno—para mejorar los medios de sustento de los pobladores que recolectan y venden miel de los bosques.
Esta misma atención a las prioridades de las comunidades locales está guiando la planificación del desarrollo sostenible en las Bahamas, donde NatCap está trabajando con la oficina del Primer Ministro, The Nature Conservancy, la Universidad de Las Bahamas y consultores locales gracias a una donación del Banco Interamericano de Desarrollo.
Nuestro proyecto piloto en Andros –la isla más grande de Las Bahamas– servirá de modelo para un plan nacional de desarrollo más amplio que se iniciará posteriormente en 2016.
Para el gobierno de las Bahamas, el principal desafío consiste en elaborar un plan de desarrollo sostenible que aproveche la riqueza de recursos naturales con que cuentan las islas, aunque sin sacrificar los mismos ecosistemas que subyacen a su economía y sostienen el bienestar de sus ciudadanos.
En muchos proyectos de planificación espacial se produce al comienzo un cúmulo de actividades encaminadas a amasar información, sin que se tenga una idea clara de cómo se la va a emplear para tomar decisiones. Esta tarea puede consumir mucho tiempo, sin que sea particularmente útil. Lo que hizo NatCap fue comenzar a indagar entre los residentes de Andros qué era lo que más les preocupaba para su futuro. Asimismo, se solicitó a la gente que articulara lo que consideraba eran impedimentos críticos para lograr un mayor bienestar en sus comunidades.
Los habitantes de Andros lo tienen claro: quieren un mayor acceso a cuidados de salud y a educación, a medios de vida, y a oportunidades, así como resiliencia climática, seguridad alimentaria e hídrica e infraestructura de tierra, agua y aire que garantice el transporte de personas y bienes entre las islas.
En uno de nuestros viajes pudimos constatar de primera mano la importancia de contar con infraestructura de transporte confiable. Nos habíamos distribuido a lo largo y ancho de la isla para recolectar información de las diferentes comunidades. El grupo que se desplazó hacia el norte por poco pierde el avión a Nassau cuando a la camioneta en que viajaba se le pinchó una llanta en una carretera difícil de transitar y llena de huecos. Este es el tipo de frustraciones, tensiones y gastos que a diario afectan a los pobladores de Andros y que les impiden llegar al trabajo o llevar sus productos a los mercados, visitar familiares y amigos, y desarrollar medios de sustento con base en el turismo.
Siempre existe la preocupación de que los avances en el desarrollo de un sector puedan afectar adversamente a otro, pero a través de la planificación estamos indicando dónde se pueden hacer carreteras de modo que las posibilidades de que estas se erosionen durante las tormentas sean menores. Lo mismo en lo que se refiere a evitar tanto el daño de las marismas poco profundas –claves para la pesca deportiva–, como la destrucción de los hábitats que protegen las costas.
Los análisis de NatCap están mostrando que los ecosistemas costeros –manglares, arrecifes coralinos, praderas marinas y sotobosques—sostienen las principales fuentes de sustento de la isla como son las pesquerías de langosta y el turismo de pesca de macabí.
Los resultados preliminares muestran que salvaguardando los ecosistemas bajo un escenario “prosperidad sostenible” se incrementaría el valor de las exportaciones de langosta de Andros en un 50%, comparado con lo que se obtiene bajo la gestión actual. Este escenario también protegería los hábitats de cría que sostienen la captura de langostas en todo el país, calculada en US$66 millones anuales. Estos sistemas costeros naturales también protegen a la población de los impactos más graves de las tormentas y de la elevación del nivel del mar, en la medida en que reducen las inundaciones y la erosión.
Las comunidades locales por lo general saben lo que quieren para su futuro, aunque a menudo carecen de las herramientas que les permitan trabajar mancomunadamente para llegar a donde se proponen. Las Bahamas invitaron a NatCap a vincularse a su proceso de desarrollo sostenible en busca de un enfoque de capital natural basado en la ciencia que:
- involucre a los diversos grupos locales desde el principio;
- descubra lo que es realmente importante para la gente; y
- permita hacer un mapeo visual de la manera en que la naturaleza sostiene lo que la gente aprecia.
Este enfoque permite que las personas profundicen sobre la manera en que sus fuentes de sustento dependen de la naturaleza. El resultado es que existe una mayor claridad tanto para las comunidades locales como para los gobiernos sobre qué se pierde y qué se gana durante el desarrollo. Asimismo, este enfoque permite que la gente se forme una visión común sobre cómo equilibrar diversas necesidades.
Desde el Canal de Panamá hasta las Bahamas, así como en muchos otros lugares del mundo, he presenciado esfuerzos significativos encaminados a involucrar a las comunidades en el diseño de planes de desarrollo sostenible. Al canalizar las ideas y la energía de la gente afectada por el desarrollo creamos activistas, aliados y actores de por vida que aseguren que se ejecuten planes dirigidos a lograr sociedades más saludables, justas y sostenibles.
Andros, Natural Capital in the Bahamas – National Development Plan from el BID – the IDB on Vimeo.
Este post fue publicado previamente en Natural Capital Project.
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