El Canal de Panamá es sin duda un ejemplo icónico de megaproyecto de infraestructura de nuestra Región. Representa un 5% del tráfico de mercancías mundial, explica un 5% del comercio mundial y el 25% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Impresionante.
Si observamos las diferentes noticias, artículos académicos, investigaciones o columnas de opinión que se dan sobre el Canal, encontramos muchísimos documentos tratando temas recurrentes (no menos importantes) desde un punto de vista ingenieril, tecnológico, jurídico, comercial, etc. Yo, en esta entrada, quiero hablar de agua. Y de transporte. Y de energía. Y en especial, de recursos naturales.
La agenda de infraestructura demanda cada vez más una visión multisectorial. Desde este punto de vista, el Canal de Panamá no es simplemente un elemento de transporte. ¿Qué pasaría si dejara de correr suficiente agua por el Canal de Panamá? Aquellos 5%, 5% y 25% mencionados anteriormente se vendrían abajo.
Rara vez nos preguntamos sobre la estrecha relación que existe entre esta vía interoceánica y el capital natural que le rodea, un elemento imprescindible para su funcionamiento óptimo. En particular, quiero señalar de manera muy sencilla, el rol económico que poseen los ecosistemas que conviven con mega- infraestructuras como el Canal de Panamá.
El 5 de junio, día mundial del Medio Ambiente, celebramos la importancia crucial que tiene el medio que nos rodea. Recordamos que sin la adecuada protección del mismo, nada importa. El capital natural de nuestra Región es una pieza clave en nuestro desarrollo actual y potencial. En Panamá, esta importancia tiene un nombre propio: La Cuenca Hidrográfica del Canal de Panamá. Este biodiverso ecosistema es una pieza fundamental de la economía de la Región y del comercio mundial, siendo un ejemplo perfecto de la importancia que el medio natural tiene sobre el desarrollo y el crecimiento económico de América Latina.
La Cuenca Hidrográfica del Canal de Panamá, provee 95% del agua potable de los habitantes de la zona, en especial de la Ciudad de Panamá, y alimenta el lago artificial Gatún permitiendo el tránsito de los barcos que cruzan de un océano a otro. Además de proveer agua, la superficie boscosa de la cuenca (alrededor del 50%) regula el flujo del agua convirtiéndose en una herramienta poderosa para la mitigación de riesgos de cara a eventos climáticos extremos. Gracias a este servicio ecosistémico, el caudal durante la gran tormenta del 2010 fue un 20% menos que si la cuenca hubiera tenido cobertura de pastizales, evitando inundaciones y por tanto incalculables pérdidas a la infraestructura del Canal.
De acuerdo a las estadísticas de tránsito del Canal de Panamá, de 13.000 a 15.000 buques de diversas dimensiones atraviesan cada año las 12 esclusas de la vía. Cada vez que un barco atraviesa el canal, se utilizan 200 millones de litros de agua para llenar cada esclusa y puedan cumplir su función. Teniendo estos números en cuenta, es posible derivar la magnitud del volumen de agua necesario para el traslado de los barcos. Esto sin contar las nuevas esclusas en construcción como parte de la expansión de la vía o los requisitos que impone el creciente tamaño de la flota mundial. Dado que las dimensiones de los barcos van en aumento – en los últimos 30 años, la capacidad de carga se multiplicó por 6 – junto con la construcción del tercer carril del Canal, cabe esperar que la cantidad de agua utilizada aumente.
Por tanto, es incalculable el valor que estos recursos naturales poseen. Bueno… no del todo. Podríamos recurrir a varias metodologías para evaluar el impacto económico de la Cuenca Hidrográfica del Canal en la Región, sin embargo, es lógico pensar en una primera aproximación, que sin lago, no hay canal, y sin canal, aquel 5% del tráfico de mercancías mundial, 5% del comercio mundial y 25% del PIB de Panamá peligran. Además, el agua utilizada para el funcionamiento de esta hidrovía, es reutilizada para generar la energía necesaria para mover las compuertas y operar las esclusas y abastecer a la zona más poblada del país. De igual manera, todas las discusiones actuales sobre el financiamiento de la expansión, el impacto sobre el resto de la región, su desarrollo económico e impacto en el comercio mundial se tornan innecesarias sin este valioso recurso.
Luego es claro que sin recursos naturales, no hay infraestructura que valga.
Fotos
Título: ©Andrej Pol, Shutterstock
Texto: Canal de Panama, ©Alfredo Maiquez, Thinkstock
Texto: Lago Gatún del Canal de Panama, ©Vilant, Thinkstock
Texto: Barco de carga en el Canal de Panama, ©Mathew Ragen, Thinkstock
Néstor H. Roa es actualmente el Gerente Interino del Sector de Infraestructura y Medio Ambiente y Jefe de la División de Transporte. Antes de incorporarse al Banco en 2001, Néstor fue Director y Comisario de la Comisión de Regulación de Comunicaciones de Colombia. También trabajó en el Departamento Nacional de Planeación, donde fue Director de Infraestructura y Energía, Jefe de la División de Transporte, Director de la División de Política y Especialista en Infraestructura de Transporte. También ha trabajado en el sector privado colombiano. Néstor tiene una Maestría en Gestión de la Tecnología de la Escuela de Negocios Sloan del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una Maestría en Ingeniería de Transporte de Virginia Tech y una licenciatura en Ingeniería Civil de la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia (1968).
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