Comprar una manzana en un supermercado: $0.50.
Utilizar 3.700 litros de agua corriente en la ciudad de Nueva York: $4.95.
El valor anual de la polinización para la agricultura: $200 mil millones.
El ahorro de costes por buen manejo de la tierra en la cuenca de la ciudad de Nueva York: $8 mil millones.
El valor total de los beneficios de la naturaleza: ¿no tiene precio?
Robert Costanza, un reconocido economista medio ambiental, publicó el artículo: “Los cambios en el valor global de los servicios de los ecosistemas”, donde estima el valor total de estos beneficios en 145 billones de dólares por año. Eso es mas del doble de la producción total de la economía global. Parte del valor que la naturaleza proporciona tiene un costo obvio. Otros valores no afectan directamente a su cartera y son menos visibles. Pero el hecho de que no paguemos por algunos de los beneficios de la naturaleza, no significa que tengan menos valor.
Los servicios ecosistémicos – suministro de aire limpio, regulación de la temperatura, la producción de alimentos, etc. – son las muchas maneras en que la naturaleza beneficia a las personas. La economía ambiental es un tema creciente que, en parte, trata de poner un precio a los servicios ecosistémicos. La esperanza es que los responsables políticos y las empresas tengan más probabilidades de conservar la naturaleza si entienden su valor.
Esta no es la primera vez que Costanza ha estimado el valor global de la naturaleza; en 1997 estimó los servicios ecosistémicos en un valor de 33 billones de dólares al año. ¿A qué se debe este gran aumento? Costanza utiliza datos de otros estudios para estimar los valores de los ecosistemas. Tomemos un ejemplo, Costanza toma un promedio ponderado de todos los estudios que han tratado de valorar los arrecifes de coral para estimar un dólar por hectárea como media. Ese promedio se multiplica por el número de hectáreas en todo el mundo que contienen arrecifes de coral. La estimación global de Costanza aumenta sobre todo porque otros estudios están asignando valores mayores a los servicios ecosistémicos. A medida que mejora nuestro entendimiento sobre cómo nos beneficiamos de los servicios ecosistémicos, no es de extrañar que su valor aumente.
$ cantidad por hectárea X número de hectáreas = $ cantidad en todo el mundo
Por desgracia, los ecosistemas están disminuyendo a nivel mundial, reduciendo la oferta de servicios ecosistémicos. Por ejemplo, entre 2000 y 2010, más de 240.000 kilometros cuadrados de la selva amazónica fueron deforestados – un área casi tan grande como el Reino Unido-. Los bosques, además de otros servicios ecosistémicos importantes, juegan un papel importante en la regulación del cambio climático. A medida que crecen los árboles absorben dióxido de carbono y lo almacenan como biomasa y cuando se queman o talan para abrir paso a la agricultura, el dióxido de carbono es liberado a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático.
En América Latina y el Caribe, cerca de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero están relacionados con la silvicultura y la agricultura. El estudio de Costanza encontró que las pérdidas como la deforestación en la Amazonía han llevado a disminuir de entre $4,3 a 20,2 billones por año en servicios ecosistémicos.
Una conclusión clave del artículo es: “Una mejor comprensión del papel de los servicios ecosistémicos enfatiza nuestros activos naturales como componentes críticos de la riqueza inclusiva, el bienestar y la sostenibilidad”. Las campañas ambientales a veces se centran en especies emblemáticas (como el oso polar, el orangután, o el jaguar) que intentan sensibilizar apelando a las emociones del público. Costanza y otros partidarios de la valoración de la naturaleza están centrando la discusión en señalar que en realidad hay razones egoístas por las que las personas deben preocuparse por la naturaleza.
Las empresas son uno de los grupos que están buscando cada vez más maneras de invertir en el medio ambiente con el fin de ayudarse a sí mismos. Dow Chemical, por ejemplo, está trabajando con The Nature Conservancy para ver cómo pueden sacar provecho de las inversiones en los humedales en torno a su planta de Freeport, Texas. Estas inversiones beneficiarían también a otros grupos que dependen de esos servicios ecosistémicos.
El BID también está ayudando a sus clientes a reconocer la forma en que pueden invertir en la naturaleza por razones egoístas. Ofrecemos a las empresas Evaluaciones de Servicios Ecosistémicos apoyados por el Programa de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del BID, que evalúan las dependencias de la empresa sobre el medio ambiente y exploran soluciones para el aumento de los servicios ecosistémicos que benefician a la compañía.
Los esfuerzos de Costanza no son inmunes a la crítica, no obstante, proporcionan un marco importante para centrar la conversación en la relación entre las personas, las empresas y la naturaleza. ¿Y si antes de dar por hecho el medio ambiente tomamos en cuenta su valor?
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