La fuerza laboral del turismo en la mayor parte de las regiones del mundo está constituida por mujeres. Según ONU Turismo representan globalmente hasta un 54% y, en muchos casos, superan el promedio de otros sectores productivos. Es cierto que aún quedan desafíos por enfrentar en el sector para lograr la equidad entre los géneros: las mujeres tienden a concentrar los empleos peor remunerados, menos reconocidos y a menudo informales. En muchos casos, llevan a cabo trabajos temporarios y también es frecuente un gran volumen de trabajo no remunerado en negocios turísticos familiares. Además, están subrepresentadas en posiciones de liderazgo o gerenciales. De acuerdo con la organización Equality in Tourism, las mujeres representan solo el 27% entre los miembros del directorio de las mayores cadenas hoteleras. Pero no se puede negar que el sector ha mostrado un crecimiento en la representación de mujeres en su fuerza laboral, con impactos positivos para esa población.
Llegado este punto, surge la pregunta obligada: ¿podemos desde el sector turístico traccionar la incorporación de mujeres en sectores tradicionalmente masculinos? La respuesta es un rotundo “sí”. Esta experiencia sectorial representa una oportunidad para promover la inclusión de mujeres, por ejemplo, en la construcción. En Argentina se calcula que actualmente entre el 4% y el 5% de las personas que se desempeñan en el sector son mujeres, lo cual no era habitual hace tan solo unos pocos años.
Salta La Linda: un polo turístico con vocación de incorporación de mujeres
En la región del Norte Grande de Argentina, caracterizada por altos índices de pobreza y por un gran potencial turístico en término de recursos y crecimiento de la actividad, se lleva adelante el Programa de Desarrollo Turístico Sustentable de la Provincia de Salta financiado por el BID. Suobjetivo es contribuir al desarrollo socioeconómico y reducir la pobreza en la provincia. Específicamente, el programa se propone incrementar el gasto turístico y el empleo formal. Entre los productos del programa, hay diversas obras de infraestructura destinadas al turismo, así como también el fortalecimiento de la oferta local a través del apoyo a emprendedores, artesanos y empresarios turísticos.
Desde el diseño de la operación hasta su finalización, el programa se ha caracterizado por una alta participación femenina. Reflejo de ello fue que el equipo provincial estuvo constituido en su mayoría por mujeres en roles jerárquicos, involucradas en la planificación y la toma de decisiones, pasando por la coordinación, hasta perfiles y roles más técnicos, como inspección de obra y las responsables en temas ambientales y sociales.
El apoyo al fortalecimiento de la oferta hizo hincapié en los grupos más vulnerables, entre los cuales se considera al colectivo femenino. Más del 80% de los beneficiarios de capacitaciones turísticas y financiamiento a emprendedores fueron mujeres. Esto es altamente prometedor y puede generar muchas lecciones para futuros decisores públicos o incluso para inversores. Tengamos en cuenta que, aunque una micro o pequeña empresa turística no suela requerir una gran inversión, aún existen desventajas en el acceso al financiamiento por parte de mujeres. Este sigue siendo el mayor desafío y motivo de frustración de las emprendedoras. El balance trabajo/vida personal y el rol social de las mujeres también son una asignatura pendiente por resolver. De acuerdo con estudios del Global Entrepreneurship Monitor, sigue persistiendo una brecha importante en Latinoamérica entre varones y mujeres en el mundo emprendedor, sumado a que el contexto empresarial es más volátil para nuevas empresas. Se observa que la iniciativa emprendedora surge con mayor frecuencia de la escasez de empleo, especialmente para las mujeres. De esta manera, tiene la tasa de fracaso empresarial más alta para mujeres en comparación con el resto de las regiones, y la tasa más baja de empresas de mujeres establecidas, lo que sugiere alta rotación empresarial y dificultad para lograr un negocio sostenible. Por ello, apoyar a emprendedoras turísticas, dotarlas de formación para el negocio y para la calidad, contribuye al mejor desempeño de sus empresas y al crecimiento de ellas y sus familias.
El desafío más contundente fue la incorporación de mujeres en la construcción, teniendo en cuenta de la gran cantidad de obras a financiar.Un ejemplo destacado es la obra del Centro de Convenciones de Cafayate, donde un grupo de mujeres se unió al equipo de trabajo de la empresa contratista. Participaron en el “Programa Constructoras” de la Provincia de Salta, el cual proporciona las herramientas prácticas y conocimientos necesarios en materia de construcción, incluyendo albañilería, soldadura, instalación de servicios eléctricos y sanitarios, y herramientas contables. Además, la empresa debió proporcionar un plan de capacitación y formación para garantizar la incorporación efectiva y respetuosa de las mujeres en la obra. Es importante destacar que estas mujeres trabajaron a la par de sus compañeros y su única limitación, en algunas ocasiones, radicó en tareas que requirieron fuerza física. Trabajaron sobre revoques, mamposterías, construcción en seco y tareas de organización de obra.
En la obra de Cafayate, todas ellas valoraron la gestión ambiental. Se realizaron registros, planillas y se aplicaron procedimientos de contingencia en caso de algún incidente ambiental. Asimismo, fueron asesoradas por la responsable ambiental en obra de forma permanente, dándoles las recomendaciones necesarias para un mejor desempeño y toma de decisiones cotidianas. La Intendenta de Cafayate fue otra pieza clave en esta cadena de mujeres promoviendo la participación de sus pares.
El turismo como oportunidad
El turismo sigue ofreciendo un campo de desarrollo para las mujeres y diversas estrategias pueden reducir las brechas. De parte de organismos de gobierno, financiadores y privados, es fundamental conocer el sector y tener la voluntad de disminuir las desigualdades. Todo ello de cara a desarrollar políticas de equidad de género que incluyan estrategias específicas de contratación y promoción en todas las ramas características del turismo, o que incluye a sectores con tareas no convencionales para las mujeres, como la construcción. De igual manera, la formación para mujeres emprendedoras y la promoción de financiamiento para sus proyectos son fundamentales para lograr una mejora en la calidad de su participación.
La agenda incluye, además, escuchar las voces de las mujeres a nivel de comunidad, empresa y organizaciones diversas, proveyendo mecanismos para incentivar la participación en procesos decisionales, así como contribuir a un creciente equilibrio entre el ocio, la vida familiar y la laboral, protegiéndolas de la exposición a violencias de género, tales como el acoso.
El programa de turismo de Salta es un ejemplo que demuestra que se pueden tomar medidas proactivas para disminuir la discriminación hacia las mujeres en el sector, mejorando su participación tanto en calidad, como en cantidad. Y alcanzando otros sectores de la cadena con medidas específicas para promover su inclusión.
La innovación en la respuesta frente a problemáticas de larga data es clave. El aporte de la mirada de las propias mujeres, desde la toma de decisiones políticas y programáticas, hasta su participación y acciones de promoción, es vital. Aún el sector turístico tiene mucho por avanzar en materia de innovación. La inteligencia turística aplicada permitirá abordar nuevos aspectos para mejorar la equidad entre personas que trabajan en un sector con un altísimo impacto positivo en lo social y ambiental.
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