Durante las últimas dos décadas, América Latina y el Caribe ha estado a la vanguardia de la conservación de la biodiversidad mundial, con un 20% del territorio de la región dedicado a este fin. ALC está avanzando al cumplimiento de la meta Aichi 11, nueve países de la región cumplirán o superarán la cobertura de áreas protegidas acordada para el 2020, pero se cuenta con menor información sobre la efectividad y la equidad en el manejo de estas, y se estima que este es el principal reto de la región para el cumplimiento total de las metas.
Las áreas protegidas enfrentan muchas amenazas. Un análisis reciente descubrió que de 13.835 especies que se encuentran en ALC, el 12% están en peligro de extinción. En promedio, los gobiernos de ALC asignan solo el 1% de los presupuestos ambientales nacionales a las áreas protegidas, lo que equivale a un promedio de $ 1,18 por hectárea. Aunado a esto, el crecimiento económico de ALC ha sido exponencial en la última década y los países dependen de los recursos naturales como base de gran parte de sus economías.
El escenario no parece muy optimista, pero la realidad es que la expansión de las áreas protegidas en ALC para el 2020 creará un conjunto de desafíos complejos, sobre todo en la implementación, para los responsables de la formulación de políticas públicas, los planificadores y los administradores. Por ejemplo, en los Subsistemas de Áreas Protegidas (SIRAP) de Colombia que tienen las mayores amenazas por perdidas de hábitat y deforestación, sólo se han implementado el 10% de las acciones previstas y solo un 27% de áreas protegidas regionales cuenta con planes de manejo aprobado. (V Informe Nacional de Biodiversidad de Colombia, 2014).
Por esto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en asociación con Parques Naturales Nacionales de Colombia y WWF- Colombia, y con el apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), están ejecutando un proyecto para fortalecer el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) de Colombia, a través del desarrollo de herramientas e instrumentos metodológicos para fortalecer la planeación, gestión y evaluación del SINAP a nivel nacional, regional y local. El proyecto apoyará las siguientes acciones:
- Integrar el ciclo de planificación, monitoreo y evaluación de la eficacia de las áreas protegidas. Aunque es muy popular el concepto de ciclo de la planificación adaptativa, en el que se planifica, se implementa, se hace el monitoreo y de acuerdo con los hallazgos, se mejora la planificación. En la realidad no se aplica tan rigurosamente. Generalmente existe una desconexión entre los resultados del monitoreo de la efectividad del manejo y como se planifican las áreas protegidas. Los administradores de estas raras veces utilizan evidencia basada en la investigación para informar sus decisiones.
- Diversificar estrategias de conservación. Focalizado en dos regiones del país, Orinoquia y Andes Nororientales, el proyecto apoyará a áreas protegidas de carácter nacional, regional y privadas, para crear corredores de conservación y mejorar la representatividad ecosistémica. Las redes de áreas protegidas privadas son una estrategia reciente en ALC que ha tenido buenos resultados en el Cono Sur principalmente, debido a que no presenta los mismos retos ni presiones que las áreas de carácter público. Integrando todas estas estrategias, públicas y privadas, se puede aportar desde diferentes ámbitos y actores a unos objetivos de conservación concretos.
- Integrar actores. Probablemente el reto más grande del proyecto es crear espacios de diálogo, en donde se construyan protocolos comunes que integren las necesidades de todos los actores para fortalecer la planificación del SINAP en todos los niveles, así como las corresponsabilidades para asegurar su implementación y monitoreo.
Para ALC el gran reto ha sido, y es la implementación de un manejo eficaz de las áreas protegidas. Y ahora toma más relevancia, con el cumplimiento de las metas Aichi que incrementará la cobertura de áreas protegidas marinas y terrestres. Ante esto, no hay una respuesta única que aplique a todos los contextos, países y estrategias de conservación. El proyecto contribuirá aportando herramientas que integren la planificación, monitoreo y evaluación, para asegurar que los limitados recursos invertidos sean eficaces, apunten a resultados concretos, y de esta manera continuemos construyendo conjuntamente mejores prácticas para la gestión de las áreas protegidas en la ALC y pasar del papel a la realidad.
Para conocer más acerca de los proyectos del BID y el GEF en América Latina y el Caribe, y saber cómo los países trabajan con estos fondos, por favor visita este link.
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