La actual crisis sanitaria obligó a la capital chilena, al igual que al resto del mundo, a detenerse. Esta pausa le permitió a Santiago experimentar inmediatamente los beneficios de una clara mejora en la calidad del aire.
Durante las primeras semanas de abril, el bajo uso de combustibles fósiles resultó en una reducción del 29% en partículas suspendidas PM 2.5 y un 71% en el Óxido de Nitrógeno. Así, buscando preservar la buena calidad del aire, en sintonía con la inercia que la inversión en movilidad eléctrica ha provocado en Chile, la electromovilidad se ha reafirmado como elemento clave de la estrategia de recuperación económica y de movilidad.
La electromovilidad es una apuesta por un desarrollo más sostenible y limpio
El Ministerio de Energía ha enfatizado la importancia de la electromovilidad en el desarrollo económico de Chile, la cual permite acercar al país a su meta de disminución de emisiones y, a la vez, implica una reducción en costos de operación en comparación con los buses de diésel.
El abril pasado, Chile anunció su nueva Contribución Nacionalmente Determinada (NDC por sus siglas en inglés) bajo el Acuerdo de París, comprometiéndose a alcanzar un máximo de emisiones (año peak) para el 2025 y la carbono-neutralidad al 2050.
Desde hace unos años se ha preparado el terreno para un futuro más sustentable en materia de movilidad. Con el objetivo de promover el uso eficiente de la energía, el gobierno desplegó los cinco ejes claves que integran la “Estrategia Nacional de Electromovilidad”. El segundo eje, “Transporte Público como Motor de Desarrollo”, busca dirigir la intervención del gobierno para introducir tecnologías eléctricas al país mediante la electrificación del transporte público para, posteriormente, detonar su masificación al resto de los mercados vehiculares.
En este contexto, se han puesto en marcha diversas líneas de acción para el desarrollo de la estrategia de electromovilidad en el transporte público. Como parte de la línea de acción 7, el gobierno exige que las bases de licitación para nuevos operadores del sistema metropolitano de la capital chilena incluyan la incorporación de buses eléctricos. Para ello, se estableció el “Consorcio Tecnológico para el despliegue de la electromovilidad de Transantiago”, Consorcio Tecnológico, encargado de proponer medidas para el desarrollo de la electromovilidad y crear una plataforma de cooperación público-privada que facilite la introducción de buses eléctricos a las redes comerciales.
Chile cuenta con la mayor flota de buses eléctricos fuera de China
Actualmente, la Red Metropolitana de Movilidad (antes Transantiago) cuenta con la flota de buses eléctricos más grande del mundo fuera de China, la cual llegará a las 800 unidades al final del año. La empresa Enel X, subsidiaria de Enel, empresa global productora y distribuidora de energía eléctrica y de gas, junto a la firma francesa Engie, suministraron la primera flota de buses eléctricos de las manufactureras de origen chino BYD con 100 buses.; posteriormente, adquirieron otros 183 junto con 100 buses de la marca Yutong.
En 2020 se incorporaron 150 buses BYD, sumando un total de 433 buses de esta marca en la capital, Vivipra suministró 25 buses King Long, y Grupo Kaufmann 215 buses Fotón. Enel X y Engie diseñaron e instalaron los sistemas de recarga o “electroterminales” que operarán las empresas concesionarias Metbus, Vule y S.T.P. Santiago bajo la modalidad de arrendamiento o leasing operativo. En dicha modalidad, los operadores se encargan únicamente de ofrecer el servicio urbano y dar mantenimiento a la flota, mas no tienen la propiedad de los buses, con lo que se transfiere el riesgo de invertir en esta nueva tecnología a las empresas suministradoras dado que los buses eléctricos son en promedio 60% más caros que los de diésel.
La llegada de los buses eléctricos a Santiago materializa los esfuerzos realizados en años recientes por el gobierno de Chile para cumplir con sus compromisos en materia de electromovilidad. En 2019, el Grupo BID apoyó al Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM) en los procesos de concesión de uso de vías (operación de servicios de buses), y licitación del servicio complementario de provisión de flota para el servicio de transporte público metropolitano.
Con este objetivo, se desarrolló un primer estudio a cargo del Centro Mario Molina en Chile (CMM) con apoyo del Grupo BID, en donde se modelaron los costos totales de propiedad (TCO por sus siglas en inglés) de las rutas con mayor potencial de ser electrificadas en Transantiago. Un segundo estudio respaldado por el Grupo BID, se realizó para determinar el número de buses con potencial de ser eléctricos en el Sistema Metropolitano de Transporte Público de Santiago.
Con este trabajo colaborativo se logró dar apoyo al DPTM en la preparación de la licitación publicada el 21 de noviembre de 2019 para contratar a las empresas encargadas de proveer la flota de dos mil buses, separada de una segunda licitación que más adelante definirá las empresas responsables de operar los buses. El análisis y asesoría, respaldados por el BID, permitieron determinar las características a contemplar por el DTPM para asegurar la bancabilidad del proceso de licitación.
La contraloría recibió ofertas el pasado septiembre debido a los retrasos ocasionados por la pandemia de COVID-19.
Para complementar los esfuerzos de la administración pública, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) pronto implementará la primera normativa en materia de electromovilidad. Con ella se regirá la infraestructura de carga de los vehículos particulares, las estaciones de carga para el transporte público y la regulación para la interoperabilidad de los cargadores eléctricos.
Asimismo, en el “Sello de Excelencia Energética 2020,” una iniciativa lanzada por el Ministerio de Energía y de la Agencia de Sostenibilidad, se incluyó la electromovilidad como eje esencial para el enfoque integral de las empresas.
¿Acelerando hacia un futuro más sostenible y resiliente?
El Grupo BID trabaja con los gobiernos nacionales y locales de la región a través del apoyo técnico, el financiamiento, la gestión de riesgos y el acceso a créditos concesionales para lograr una recuperación sostenible a través del potencial de los buses de tecnología limpia. Esta cooperación técnica regional está ayudando a los países y ciudades a superar las barreras que impiden una mayor adopción de buses eléctricos.
Los esfuerzos realizados en la capital chilena han puesto al país suramericano en la vanguardia de la experiencia regional y han marcado un camino claro a seguir tras la pandemia. El éxito de Santiago permite informar el desarrollo de políticas públicas de países que se encuentran explorando herramientas para una recuperación sostenible con mejoras en la calidad del aire en sus ciudades y sistemas de transporte público cada vez más eficientes. Santiago está demostrando el gran potencial que la electromovilidad tiene en la región y el camino que los países pueden seguir para lograr un cambio en su modelo energético.
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Crédito de foto: Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones de Chile
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