“Solíamos ver muchas más mariposas en Puerto Príncipe”, comentó Adolphe, nuestro Encargado de Logística el año pasado cuando me vio agachado admirando una mariposa Monarca posada sobre una planta en los jardines de la oficina de BID en Puerto Príncipe, que había arribado a Haití recientemente desde América del Norte tras su impresionante migración anual.
Fue un simple comentario, pero a mí me llevó a cuestionarme qué había cambiado, por qué habría disminuido tanto la cantidad de mariposas. La semana siguiente me reuní con nuestro paisajista y juntos caminamos por los 3.500 m2 de jardín, observando las plantas que allí crecen. Estaba muy bien cuidado, con abundante césped prolijamente cortado y muchos árboles, pero a medida que caminábamos y conversábamos, noté que este jardín tan atractivo estaba repleto de especies exóticas (introducidas) que no servían de alimento para orugas ni mariposas.
Por supuesto, no solamente las mariposas y otros insectos encontraban dificultades a la hora de alimentarse en el jardín. La carencia de flores, frutas y bayas nativas también implicaba que no fuera visitado por ninguno de los bellos colibríes ni de las coloridas currucas (dendroicas) migratorias, autóctonos de Haití. Tomé conciencia de que estábamos dejando pasar una oportunidad: en lugar de plantar especies exóticas, introducidas de regiones como América del Sur e incluso África y el sudeste asiático, podíamos contribuir a restablecer el hábitat natural que las mariposas y aves de Haití necesitan para prosperar Y A LA VEZ generar un jardín más atractivo, en el que personal del BID y visitantes pudieran admirar la flora autóctona de la isla.
Mariposas, abejas, otros insectos y colibríes, también juegan un rol central en la polinización de las plantas, incluyendo a aquellas de siembra agrícola, tornándolos clave para la seguridad alimentaria. Las plantas dependientes de polinizadores representan hasta el 35% de la producción mundial de cultivos: un volumen equivalente a US$577.000 millones anuales. Este sistema agrícola, en el que los polinizadores juegan un papel fundamental, crea millones de fuentes de trabajo mundialmente.[1] Entonces, ¡no es sólo una cuestión estética!
Con el tiempo, la gente ha ido trayendo especies exóticas a sus jardines, no sólo en Haití sino en todas partes, porque… ¡son exóticas! El hecho de verse diferentes es lo que las vuelve interesantes. Por ejemplo, pueden tener flores grandes y vistosas. En muchos casos, las propiedades comerciales y los paisajistas incluyen especies exóticas que son fáciles de propagar y de bajo costo de producción y mantenimiento. Sin embargo, la consecuencia ha sido la pérdida gradual del carácter natural de espacios abiertos y los impactos pueden trascender al jardín, en especial si las plantas además de exóticas son “invasoras”. Las especies invasoras son aquellas que escapan los límites del espacio en el que fueron plantadas y se establecen en lugares en los que no son deseadas, de hecho causando daño. Existen muchos casos en que plantas invasoras han desplazado a las nativas y han deteriorado los paisajes, volviéndolos inhabitables por las especies autóctonas. Las islas, donde la flora nativa ha evolucionado separadamente, son especialmente vulnerables a las especies invasoras. En el Caribe, entre los ejemplos de invasoras encontramos a las enredaderas y la Madreselva Japonesa, y el ornamental Roble Blanco. Estas y muchas otras especies invasoras han ocupado grandes áreas, lo que resulta en la pérdida del hábitat de algunas de las especies de flora endémica, insectos y aves más vulnerables del mundo.
Afortunadamente, la Comisión Verde de Haití del Banco reconoció rápidamente la oportunidad de contribuir a la preservación de la biodiversidad única del país. Recientemente hemos completado la primera fase del establecimiento de un jardín de plantas nativas. Junto al Jardín Botánico de Cayes, hemos plantado cientos de árboles y plantas nativos de numerosas especies. Durante los próximos años, ellos irán cubriendo el resto de nuestro jardín con especies autóctonas. Es posible que se convierta en el primer jardín autóctono de Haití, lo que no lo volverá monótono ni poco interesante, sino una cacofonía de color y belleza, y un despliegue de la increíble biodiversidad que posee el país.
En la Oficina del País del BID en Haití estamos muy felices de contribuir a la restauración de la riqueza natural de la flora local, y esperamos con ansias el regreso de las mariposas.
[1] New York Times “Informe revela que la Disminución de Polinizadores Amenaza la Seguridad de Oferta Alimentaria Mundial” 26 de febrero de2016.
Por Andy Drumm (con contribuciones de Rachel Atkinson)
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