El campo es el motor de la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe. De hecho, la región produce suficientes alimentos para atender las necesidades de su población y genera el 16% de las exportaciones de comida a nivel mundial.
Debido a la pandemia global provocada por el Covid-19, y con la intención de minimizar el número de contagios, muchos países han optado por cuarentenas generalizadas que restringen el movimiento de bienes y personas. Si bien la mayoría de los países de la región decretaron al sector agropecuario como esencial para garantizar la seguridad alimentaria, la situación ha implicado varios retos relacionados con el transporte de la producción, la adquisición de insumos, la contratación de mano de obra, la incertidumbre sobre precios y demanda, y la falta de liquidez y crédito, entre otros. ¿Cuáles han sido los efectos inmediatos de la pandemia para la agricultura familiar en la región? ¿Qué retos enfrentan nuestros campesinos en este contexto? ¿Qué consecuencias pueden tener estas medidas en la producción de alimentos?
Datos de un nuevo estudio del BID
Para responder a estas preguntas un equipo del BID realizó el estudio Retos para la agricultura familiar en el contexto del COVID-19. Este estudio, realizado en mayo de 2020, se fundamentó en entrevistas estructuradas por teléfono a una muestra de 105 de pequeños y medianos productores agropecuarios de Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú y República Dominicana (aproximadamente 20 productores de cada país).
El cuestionario incluía preguntas sobre el tipo de producción, el efecto del coronavirus en la producción, la cantidad vendida, y el precio de venta, así como sobre la capacidad para conseguir insumos, mano de obra y transporte. Si bien la muestra limitada no permite emitir juicios sobre cual país presenta más problemas relacionados a la pandemia — ni implica que las respuestas sean representativas para todo el sector agropecuario en la región — los resultados sí permiten identificar algunos de los principales problemas que están enfrentando los productores de la región en la actualidad.
Los resultados del análisis muestran que ya se evidencian importantes problemas con la producción agropecuaria. Con respecto a la venta, el 65% de productores afirmaron que el Covid-19 afectó la venta de su producción agrícola, principalmente por la dificultad para transportar los productos a los mercados (reportado por un 70%) o por una diminución de la demanda (reportado por un 40%), entre otros factores. Además, un 67% encontró un precio menor al esperado para sus productos.
Sin embargo, los problemas no terminan aquí. Otras decisiones productivas también se han visto afectadas. Más de la mitad (51.5%) de los productores encuestados mencionaron haber tenido problemas con la obtención de los insumos que necesitaban para la producción (p.ej. semilla, fertilizante, funguicida, herbicida, insecticida), mientras que un 40% reportó dificultades en conseguir mano de obra. Ambos problemas se vincularon muy frecuentemente con las restricciones de movilidad, las cuales también afectaron al transporte de los productos al mercado para un 70% de los encuestados.
Estas interrupciones al flujo habitual del ciclo agrícola implican una reducción en los ingresos y la capacidad de gasto de los productores encuestados, limitando la continuidad de la producción y presentando ya un urgente problema de liquidez. De hecho, el 70% de los encuestados indicó haber tenido que vender activos, utilizar ahorros o solicitar préstamos para afrontar la crisis actual. Además, a pesar de varias políticas que los países de la región han implementado para apoyar al sector en respuesta a la crisis, sólo el 23% de los encuestados reporta haber recibido apoyo del gobierno relacionado al Covid-19.
Mirando hacia el futuro, los productores esperan que la situación productiva se agrave en la siembra, cosecha y venta. Un 40% piensa que el coronavirus traerá problemas para la cosecha futura, mientras que un 53% planea sembrar una cantidad menor a la usual debido a la crisis. Un tercio de los productores asignó esta probable reducción en la siembra a una menor demanda observada, mientras que otro tercio identificó la falta de dinero para comprar nuevos insumos como la razón principal
Si bien este estudio no pretende estimar la magnitud de los efectos que tiene la pandemia sobre el sector agrícola ni los impactos de las varias políticas públicas ya implementadas, la información presentada revela la presencia de retos importantes que pueden tener consecuencias negativas en la producción agropecuaria, y por tanto, en la disponibilidad de alimentos en la región. De hecho, la falta de liquidez evidenciada por parte de los productores puede reducir la producción agrícola, incrementar los precios de los alimentos y limitar aún más el acceso a los alimentos por parte de la población vulnerable.
Además, estos problemas i pueden implicar una disminución en la calidad de vida de nuestros productores de alimentos, un incremento de la pobreza rural, una profundización de la desigualdad y una ampliación de las brechas entre el campo y la ciudad.
Según la FAO, las explotaciones de los pequeños productores corresponden aproximadamente al 80% del total de explotaciones agrícolas en la región, aportando entre el 30% y el 40% del PIB agrícola. Esto implica que es de crucial importancia mantener la producción de la agricultura familiar para que la inseguridad alimentaria no se agudice en la región, una situación que ya viene afectando a aproximadamente 42.5 millones de personas. Por esto, resultan necesarias políticas diseñadas específicamente para impedir la expansión de la pobreza en las zonas rurales y mantener los ciclos agrícolas operativos durante la pandemia del Covid-19.
Los países de la región deben adoptar medidas que: (i) aumenten la liquidez de los productores para que mantengan sus actividades productivas y no se generen disrupciones en la oferta de alimentos, con especial atención a pequeños y medianos productores; (ii) mantengan el acceso a servicios de transporte a precios razonables para garantizar que no haya disrupciones en la distribución de alimentos; y (iii) mantengan o incrementen la demanda de alimentos.
Solo de esta forma podremos proteger a los campesinos quienes producen nuestros alimentos y que son los guardianes de nuestra seguridad alimentaria.
Nicolas Guadalupe Zuñiga Espinoza dice
hola estimados autores.
Quiero hacer un artículo sobre impacto del COVID a la agricultura: el caso del estado de Sinaloa, México.
Agradezco puedan recomendarme algunas lecturas. Asimismo, las ideas que tengan para armar la data.
Saludos cordiales
nicolás