Los sistemas agroalimentarios de América Latina y el Caribe (ALC) están constantemente sujetos a una serie de disrupciones. Una de las más recientes y perjudiciales fue la pandemia del COVID-19. Esta crisis sanitaria afectó no solo al sector agroalimentario, sino a la economía en general y a la forma del diario vivir de la población. Dentro de este contexto, la resiliencia y la innovación fueron clave para la supervivencia de las personas, los negocios y las entidades. Aunque la resiliencia y la innovación no son términos nuevos, la pandemia resaltó aún más su relevancia y la necesidad de entenderlos mejor, incluyendo su propósito y cómo fortalecer su capacidad e implementación.
En este marco, unimos esfuerzos entre el BID y varias universidades y centros de investigación, para analizar la resiliencia e innovación en los sistemas agroalimentarios de la región. Para cumplir con este objetivo se realizaron más de mil encuestas en 22 países y en dos puntos en el tiempo (2020 y 2021). Las encuestas abarcaron a todos los actores clave del sistema agroalimentario incluyendo agronegocios o empresas (pequeños, medianos y grandes productores agrícolas, procesadores, empresas de logística y distribución, proveedores de insumos y/o servicios), tomadores de decisiones, y académicos. Con estos datos como base, identificamos y desarrollamos indicadores para medir la resiliencia de los negocios de la cadena de suministro agroalimentario: un indicador estático que mide la capacidad de los agronegocios de evitar pérdidas comerciales dentro de cada periodo de estudio y un indicador dinámico enfocado en cuantificar la capacidad de los negocios para recuperarse después del impacto. Por otra parte, evaluamos también los ajustes o innovaciones implementadas por los negocios de la cadena agroalimentaria para mantenerse durante la pandemia. A continuación, presentamos un breve resumen de nuestros resultados:
En cuanto a la resiliencia de los agronegocios:
- En general, los agronegocios encuestados pudieron adaptarse y recuperarse de las disrupciones ocasionadas por el COVID-19. Sin embargo, hubo heterogeneidad en cómo estos fueron impactados y en su resiliencia adaptativa ante la disrupción.
- La reducción más significativa en los ingresos se observó en el eslabón de producción agrícola, seguido por logística y distribución. Los menores impactos en términos de ingresos se encontraron en los proveedores de insumos y servicios para el sector.
- Con la implementación de varias medidas de adaptación, se observó la tendencia de que los agronegocios de la muestra evitaron alrededor de dos terceras partes de las posibles pérdidas de ingresos debido a la pandemia en 2020 y casi tres cuartas partes en el 2021.
- La capacidad para recuperar la actividad empresarial después del impacto del COVID-19 fue mayor en los proveedores de insumos y empresas de logística y distribución, mientras que los negocios de procesamiento de alimentos y productores agrícolas experimentaron tasas de recuperación más lenta.
En cuanto a innovación:
- Los negocios de las cadenas agroalimentarias de ALC exhibieron un alto nivel de respuesta a la llegada de la pandemia, implementando uno o más tipos de innovaciones para poder continuar en operación. Se observó, sin embargo, diferencias según las características de los agronegocios.
- Agronegocios con mayor impacto por la pandemia del COVID-19, como aquellos en cadenas donde los productos son más perecederos y/o intensivos en mano de obra, en eslabones más cercanos al consumidor final, o de menor tamaño, mostraron mayor tendencia a implementar innovaciones.
- Agronegocios en eslabones con actividades posteriores a la producción primaria, así como los que brindan insumos y servicios tuvieron una mayor probabilidad de implementar innovaciones, especialmente innovaciones de más largo plazo (innovaciones continuas).
- Los agronegocios más pequeños fueron más propensos a implementar cambios menores en un período corto (innovaciones temporales).
- La implementación por parte de los agronegocios de innovaciones continuas o de más largo plazo está asociada con una serie de elementos y factores, incluyendo el tipo de producto agropecuario con el que están relacionados, el eslabón de la cadena al que pertenece, el apoyo externo continuo, el tener acceso a crédito, y perspectivas futuras positivas sobre las condiciones comerciales de la empresa.
Como hemos visto, de manera general, nuestros sistemas agroalimentarios mostraron la capacidad de adaptarse y recuperarse – con diversas medidas y grados – al contexto del COVID-19. Esta capacidad está relacionada con las características de los agronegocios, así como factores tales como acceso a financiamiento y apoyo. Si te interesa conocer más, te invitamos a descargar nuestras publicaciones sobre resiliencia e innovación. En estas, por ejemplo, encontrarás la metodología empleada para construir los indicadores de resiliencia, así como detalle de la muestra y el cuestionario utilizado para el levantamiento de la información.
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