El Escudo de Guayanés es una de las regiones geográficas con mayor biodiversidad del mundo. Abarca partes de Venezuela, de Brasil, todo el territorio de la Guyana francesa, Surinam y Guyana. Al igual que muchos otros países de América Latina y el Caribe, los efectos del cambio climático están requiriendo planificar y actuar ahora para mitigar las amenazas más inminentes.
Los siguientes hechos tomados en conjunto, deben obligarnos a desarrollar planes sostenibles a largo plazo:
– Los modelos de riesgo predicen aumento de las inundaciones, la erosión y la intrusión de agua salada en las zonas costeras de Guyana y Surinam. Aquí es donde, el 90 por ciento de la población de ambos países reside y donde se produce la mayor parte de la producción agrícola.
– Si se mantienen las tendencias actuales de las emisiones globales de consumo de combustibles fósiles y gases de efecto invernadero, los tipos previstos y el importe de la subida del nivel del mar representan la posibilidad de que los pueblos y ciudades enteras pueden ser desplazados.
¿Qué significa esto para Guyana y Surinam? De confirmarse las tendencias actuales los esfuerzos en la construcción y el aumento de la altura de las defensas marinas existentes serán en vano porqué:
– Se comprometerán las tierras y las aguas fértiles
– La comida tendría que ser producida en otro lugar
– Las comunidades ubicadas en las zonas más vulnerables tendrían que ser reubicadas
La baja densidad de población en el amplio territorio interno de ambos países debe permitir un margen de capacidad de recuperación. Deben tomarse ahora ciertas acciones ya que en los países del Escudo de Guyana, la economía se basa principalmente en el uso de los recursos naturales. Se debe identificar cuáles son los efectos y la incertidumbre del cambio climático para poder tomar una serie de decisiones conscientes. Por otra parte, el proceso de toma de decisiones debe ser transparente, a fin de permitir ajustes que podrían ser necesarios en el tiempo:
- Producir una política de uso de la tierra clara para establecer las prioridades para la asignación de tierras, que considere los efectos del cambio climático y sus patrones cada vez más extremos sobre la disponibilidad futura de las tierras productivas. Este proceso requiere un nivel de independencia entre las agencias gubernamentales y los sectores productivos de los países, así como el pensamiento progresista de los líderes políticos y empresariales con el fin de identificar los riesgos futuros y oportunidades de mercado en los escenarios probables del cambio climático.
- Implementar sistemas de planificación urbanística nacionales y regionales basadas en el análisis de criterios múltiples que incorporen elementos ambientales y sociales. Después de modelar los posibles beneficios, costos y compromisos de las diferentes alternativas de uso del suelo (urbano, agrícola, forestal, industrial, turismo, pesca, etc.) tendrán que ser aplicados los sistemas en diferentes ubicaciones geográficas, bajo escenarios proyectados de cambio climático. Esto debe resultar en la ubicación cartográfica de los futuros desarrollos de negocio, identificando sus necesidades y determinar las listas de usos de la tierra aceptables. El establecimiento y mantenimiento de áreas protegidas también deben tenerse en cuenta.
- Aplicar los planes de uso del suelo producido, incluyendo la reubicación, según sea necesario, de las actividades económicas de las áreas donde se prescriben como no aceptable o donde presentan un conflicto con la óptima asignación futura de uso de la tierra bajo los escenarios de cambio climático.
- Desarrollar una infraestructura climática inteligente alineada con el plan nacional del uso de la tierra, centrándose en la diversificación económica: la infraestructura de distribución de agua para el desarrollo de áreas con potencial para la agricultura y / o la acuicultura; sistemas de gen
eración de energía baja en carbono y de distribución para facilitar el bombeo de agua, sistemas de valor agregado del procesamiento de productos agrícolas y de los productos de madera y minerales; y el uso eficiente de la energía en el procesamiento industrial, las agrupaciones de almacenamiento y redes de transporte. Es importante que las medidas de mitigación de riesgos estén a la orden del día durante todo el proceso de planeación de la infraestructura. - Desarrollar una estrategia de acceso al mercado teniendo en cuenta las tendencias esperadas bajo escenarios de cambio climático. Esto determinará la viabilidad financiera de las inversiones ya que el tiempo de incubación implica riesgos como posibles excesos de costos y la incertidumbre sobre los ingresos potenciales. La aplicación de normas de mejores prácticas, el etiquetado de los productos de valor añadido climáticamente inteligentes procedentes de la agricultura, la pesca, la silvicultura y la minería, así como la promoción de acciones conjuntas entre los productores de pequeña y mediana escala, será favorable para la competitividad y el acceso a los mercados.
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