Que la COP27 haya ocurrido en el continente africano expuso la importancia del rol de los países en desarrollo en la adaptación climática, la mitigación (reducción) de los gases de efecto invernadero, y la lucha contra la pérdida de biodiversidad –tres ejes clave de la lucha contra el cambio climático. La conversación a menudo parece enfocarse en los primeros dos. No podemos dejar un capítulo tan relevante como el de la riqueza natural de lado.
Finalizó la COP15, conferencia hermana sobre diversidad biológica, en Montreal. Tener dos de las conferencias ambientales más importantes seguidas es una señal de que el mundo está tomando cada vez más en serio los asuntos de adaptación y mitigación del cambio climático y su conexión con la biodiversidad y la naturaleza.
La COP15 tenía un objetivo central: acordar nuevos objetivos para proteger la naturaleza durante la próxima década a través del marco posterior al 2020 del Convenio sobre la Diversidad Biológica (GBF, por las siglas en inglés). Una oportunidad única para establecer objetivos precisos de disminución de la deforestación, fragmentación de ecosistemas, contaminación, la explotación insostenible de los recursos naturales y otros desencadenantes de la pérdida de biodiversidad. También fue una oportunidad para reflexionar sobre cómo los mecanismos financieros – globales, multilaterales, nacionales, y privados – pueden apoyar más el cumplimiento de estas metas.
Parte del mismo problema
Cada vez tenemos información más sofisticada y mejores proyecciones que demuestran que el cambio climático genera pérdida de biodiversidad y la pérdida de biodiversidad agrava los impactos del cambio climático. Las dos amenazas ambientales más importantes en realidad son un solo proceso concatenado. ¡Tenemos que dejar de abordarlos de manera desarticulada!
Claramente, hay proyectos de conservación, restauración, y uso sostenible de la biodiversidad que no tienen vínculo directo con cambio climático, y tenemos que asegurarles la prioridad que merecen. No obstante, en un periodo de recursos limitados, hay que buscar proyectos donde un dólar gastado tenga impactos múltiples en la biodiversidad, cambio climático, pobreza e inclusión, empleo, infraestructura, entre otros.
Vivimos una paradoja en América Latina y el Caribe. Por un lado, la región alberga el 40% de la biodiversidad del mundo, cuenta con la mitad de los bosques tropicales, es la mayor reserva de agua dulce disponible, tiene el 12% de los manglares del mundo y cuenta con seis de los países más megadiversos. Por otro lado, está altamente amenazada por la crisis medioambiental y presenta cifras alarmantes de vulnerabilidad – evidenciando cómo al perder la riqueza natural los riesgos climáticos se potencian y viceversa.
Por si fuera poco, las tragedias y riesgos ambientales ahondan las desigualdades económicas y generalmente afectan en mayor medida a las comunidades más pobres. Los territorios remotos, islas y regiones costeras son los más amenazados y afectados – entre otras razones, por la falta de preparación, sistemas de salud precarios, ausencia de estrategias de alertas tempranas e infraestructura insuficiente.
La gran oportunidad para el crecimiento verde
Naciones e instituciones se suman a la lucha contra la pérdida de biodiversidad. Debemos posicionar a la riqueza natural como una aliada para solucionar la paradoja latinoamericana. Esto lo podemos lograr a partir del impulso al crecimiento verde, inclusivo y eficaz. La transición energética con la posibilidad de generar múltiples empleos es un ejemplo de las oportunidades.
La protección de la naturaleza, además de ser un fin en sí mismo y un medio para protegernos del cambio climático, es una inversión financiera que puede dar resultados costo/beneficio positivos. Por este motivo debemos recalcar la urgencia de impulsar el financiamiento en pro del capital natural y la biodiversidad que son activos fundamentales para la región. En síntesis, un nuevo enfoque que ponga a la sostenibilidad en el centro aumenta la productividad e impulsa economías resilientes y justas.
La banca multilateral ya se está moviendo para fortalecer este abordaje. En la COP26, 10 bancos multilaterales se comprometieron a integrar a la naturaleza en sus políticas y a impulsar significativamente la financiación relacionada entre sus países miembros. Mediante la declaración conjunta sobre la naturaleza, las personas y el planeta liderada por el BID, los bancos se comprometieron a ayudar a que los países definan y ejecuten sus estrategias de sostenibilidad.
Post COP15, asumimos los retos de incorporación de manera transversal la biodiversidad dentro del BID, que implica una estrategia dedicada a la incorporación del capital natural y la biodiversidad en las operaciones, así como aumentar nuestro financiamiento en biodiversidad en el futuro, condiciones fundamentales para ayudar a aterrizar los medios de implementación de los proyectos en biodiversidad de la región. Para esto será clave el establecimiento de los mecanismos financieros, la movilización de recursos y la creación de capacidad y cooperación técnica.
La movilización de recursos fue uno de los puntos discutidos en la conferencia y se determinó que éste es un aspecto crucial para implementar el GBF de manera apropiada, efectiva y sostenida en el tiempo. Ahora sabemos que el éxito de la iniciativa dependerá, en buena medida, de la articulación entre los Estados, la banca multilateral, la sociedad civil, la academia y el sector privado.
Desde la óptica de los países, valorizar el capital natural es fundamental. En este sentido, la creación de escenarios de inversión, política, y uso sostenible de la biodiversidad midiendo su impacto en el planeta y las personas, por ejemplo, a través de metodologías como el producto bruto ecosistémico son iniciativas viables y con impactos positivos.
También hay oportunidades para escalar y aumentar el financiamiento positivo para la naturaleza, incluyendo un proceso de establecimiento de meta de finanzas verdes y el comienzo de un proceso para estudiar el riesgo de la pérdida de la biodiversidad.
Además, programas y alianzas con compromisos específicos pueden fortalecer las inversiones en biodiversidad y co-beneficios a partir de la utilización de productos innovadores. El uso de garantías vinculadas con cambios de políticas para apoyar a las conversiones de deuda para la naturaleza, como ha pasado en Barbados, es un ejemplo.
La tarea no es simple, pero la buena noticia es que América Latina y el Caribe tiene todo para ser la región en la vanguardia de la solución a las dos caras del mismo problema.
Victorias tempranas
La COP15 terminó con la firma por parte de 200 países del GBF, un paso crucial para la vida en la Tierra. Este acuerdo histórico presenta cifras de financiamiento, metas de implementación y objetivos cuantificables para la protección de la biodiversidad.
El acuerdo se denominó el marco mundial Kunming-Montreal. Los objetivos acordados más relevantes son: proteger el 30% de los ecosistemas a 2030, restaurar ecosistemas estratégicos, hacer una reforma de la financiación para biodiversidad y proteger los derechos de los pueblos indígenas.
El GBF es una victoria temprana alentadora. Sin embargo, dado el fracaso de algunos acuerdos en el pasado, hay dudas sobre la implementación del nuevo tratado. Ahora bien, en esta ocasión hay una innovación que puede ser augurio de éxito: la creación de un fondo fiduciario con metas precisas y direccionamiento para que los recursos lleguen a donde más se necesitan.
En el punto de financiamiento la banca multilateral es un actor crucial. En el BID comprendemos que las inversiones naturaleza-positiva son importantes para las economías latinoamericanas y para el bienestar de la región, por esto suscribimos los lineamientos pactados y nos comprometemos a:
- Realizar las transformaciones para ser aliados con capacidad de apoyar el GBF dando un papel protagónico a los países en desarrollo de Latinoamérica y el Caribe.
- Apoyar las estrategias de movilización de recursos para la biodiversidad. Identificaremos e informaremos sobre inversiones en nuestra cartera que impulsen los objetivos del convenio.
- Incorporar en nuestra cartera flujo financiero con los objetivos trazados.
- Hacer reformas que simplifiquen el acceso a recursos financieros para la biodiversidad.
- Aumentar la financiación para la biodiversidad, mediante el apalancamiento de recursos financieros con métodos innovadores tales como la financiación mixta, la movilización de capital privado, la inteligencia artificial, entre otros.
Consideramos que no podemos limitarnos al financiamiento, sino que debemos continuar con la apuesta de incorporación de la biodiversidad en las operaciones del Banco, en las alianzas y cooperación técnica con los países.
A continuación, resaltamos algunos procesos que debemos continuar y que -bajo la aprobación del GBF- cobran mayor valor. Hace dos años cohesionamos las agendas de capital natural y biodiversidad con la de cambio climático. Estamos convencidos de su interconexión y de la necesidad de un abordaje conjunto. La transversalización de la biodiversidad en los gobiernos y agendas nacionales ya es una realidad en nueve países de la región; a partir de los aprendizajes continuaremos expandiendo esta labor a otras naciones. Actualmente, tenemos 30 proyectos de infraestructura en la región que se fundamentan en la biodiversidad. Creamos la iniciativa Amazonía con cuatro pilares: bioeconomía, agricultura y ganadería sostenible, capital humano y ciudades e infraestructuras sostenibles.
Finalmente, está el Plan de Acción de Biodiversidad del banco que lanzaremos próximamente. Este documento es una innovación para los BMD y, además, será nuestra hoja de ruta para que el GBF sea una realidad también en nuestra institución. Adicionalmente este documento ayudará a que esta región se convierta en un ejemplo de las posibilidades y ganancias de vivir en armonía con la naturaleza.
Revive el evento que implementamos en COP15 aquí.
Leave a Reply