Como si fuésemos incapaces de pensar por nosotros mismos a la hora de ingerir bebidas calientes, es común encontrar advertencias sobre el riesgo que las mismas implican. “Caliente, tratar con cuidado”, dice un vaso. “Cuidado, bebida caliente”, dice otro, con variaciones sobre el tema que se repiten en miles de restaurantes y cafés en todo el mundo. Al parecer, estos negocios no confían en que seamos capaces de cuidar nuestra salud.
¿Por qué entonces las autoridades electorales y quienes diseñan los sistemas de votación asumen que vamos a prestar nuestra máxima atención y cuidado a la hora de elegir entre docenas de candidatos en época de elecciones? Siendo tan descuidados como para no evitar quemarnos la garganta, ¿no sería aún más probable que seamos descuidados cuando nos piden estudiar los antecedentes, el carácter y las propuestas de decenas de candidatos en listas de múltiples partidos?
Esto es un dilema para quienes diseñan sistemas electorales en todas partes, en particular en América Latina, donde los legisladores tienden a ser elegidos en grandes distritos en contiendas en las que participan varios partidos no programáticos ni estables. Votar presupone costos significativos para el electorado, entre ellos la pérdida de tiempo y de trabajo. No es realista esperar que los votantes no solo hagan esos sacrificios, sino que además estudien minuciosamente a un gran número de candidatos y elijan entre ellos, especialmente si se tiene en cuenta que las probabilidades de que el voto de un solo individuo incida en el resultado de las elecciones son prácticamente nulas.
Sistemas electorales complejos
Todo esto significa que las elecciones — y las opciones de los votantes — deben simplificarse si se pretende que cumplan plenamente su función democrática. Por ejemplo, en las elecciones argentinas de 2015, era tal el número de cargos que estaban en juego que las papeletas entregadas a los electores medían más de 1 metro cada una, según el periódico The Guardian. Esto obligó a los votantes a tener que recortar y pegar los nombres de sus candidatos en una especie de collage. Solo después pudieron introducirlos en el sobre de votación, dificultando al máximo hacer cualquier cosa, menos votar a un solo partido. En El Salvador, donde los votantes eligen entre los candidatos bajo voto cruzado, un votante típico puede enfrentarse a una hoja con 150 nombres, entre los cuales debe elegir a los mejores 24. Un número tan desconcertante de opciones, muy común en muchas partes de América Latina, conduce a la fatiga cognitiva. Esto hace más probable que los votantes elijan a los candidatos porque aparecen en la parte superior o inferior de la papeleta, porque sus nombres les suenan, o porque sus fotografías son físicamente agradables, y no porque sus posturas políticas sean buenas. De hecho, es común hoy en la región que los candidatos hagan campaña no a partir de su plataforma de gobierno sino apelando al número de su candidatura o a fotos escandalosas.
Todos tenemos limitaciones cognitivas, y una de ellas implica lo que se conoce como “la tiranía de la elección”. En un famoso experimento, los psicólogos Mark Lepper y Sheena Iyengar demostraron que los compradores tendían a comprar mucha más mermelada cuando les presentaban seis variedades distintas que cuando les presentaban 24 variedades. En pocas palabras, aunque los individuos crean que les gustaría tener más opciones, se ven abrumados cuando tienen demasiadas posibilidades y la sobrecarga de información que ello conlleva, pero cuando las opciones son pocas, claras y sencillas tienden a ser más decisivos y a confiar más en sus decisiones.
El BID y el reto de elegir
En el BID, hemos tratado de usar ese principio de simplemente entender la información para darles un empujoncito a las personas hacia un comportamiento socialmente más responsable y saludable. Por ejemplo, en un experimento de campo que realizamos en la ciudad argentina de Junín, hicimos los cálculos para que la gente comprendiera cuánto podría costarles a largo plazo el interés compuesto mensual de su deuda tributaria y terminamos con un aumento del 10% en el pago de impuestos. En otro experimento en la ciudad de Santa Fé, aumentamos drásticamente el número de personas que se inscribieron en una amnistía fiscal mediante el envío de información personalizada y más clara que nunca sobre los distintos planes de pago y los beneficios que ellos implicaban. Hemos facilitado a las madres recordar cuándo vacunar a sus hijos y proporcionarles suplementos nutricionales, hemos ayudado a las personas a ahorrar y tomar mejores decisiones académicas, todo ello con intervenciones del comportamiento que superan las limitaciones cognitivas inherentes a la elección.
Reformas electorales para que votar sea más fácil
Esa simplicidad debe regresar a las elecciones, con un mejor diseño de las circunscripciones electorales y con mejores normas electorales, y preferiblemente con la participación de científicos del comportamiento. Eso podría significar, en casos como los de El Salvador, reducir el tamaño de los distritos para que haya que elegir a menos representantes. Podría significar, en otros casos, pedir a los votantes que elijan a un solo candidato, en lugar de a varios, y nombrar a aquellos que tengan el mayor número de votos. Podría significar eliminar las largas papeletas en Argentina, que tienden a reducir las posibilidades de los electores de votar candidatos de distintos partido para distintos cargos, lo cual puede no revelar exactamente sus preferencias políticas.
Claro está que cada una de estas decisiones tiene implicaciones para la política y las políticas públicas. La clave es incorporar no sólo el análisis de la ciencia política asumiendo racionalidad de los votantes sino también las enseñanzas de la economía del comportamiento para informar dichas decisiones y para diseñar mejores sistemas electorales y de votación. Todos queremos que votar sea más fácil. Y todos queremos, hasta cierto punto, liberarnos de la tiranía de tener demasiadas opciones. Si contamos con el apoyo de nuestros gobiernos, podremos actuar de manera más responsable como ciudadanos en la democracia.
Carlos Adriano Benitez dice
bcarlos adriano@yahoo.com
Considero que hay varias situaciones que están estimulando la abstención electoral, entre otras: 1. Algunos ciudadanos no acuden a votar porque consideran que su voto no va a cambiar las cosas, 2. El gran número de candidatos, especialmente, en las elecciones regionales, 3. El voto preferente.
Estoy de acuerdo contigo en reconocer en algunos ciudadanos limitaciones cognitivas, la sobrecarga de información, la confusión mental que se genera al verse ante tarjetones cargados de candidatos y las limitaciones de tiempo para votar.
Alternativas de solución: El voto por listas cerradas, es decir, el elector solo marca el logo del partido y este, previamente, ha definido el orden de los candidatos según el número de curules o escaños a proveer.
Luis Adolfo Meneses Romero dice
Un tema complejo en las Democracias y las falencias de sus sistemas electorales, han llevado al mercantilismo político y la perversidad en las instituciones democráticas, partidos como también en la intromisión de los entes electorales y los soportes de justicia electoral.
Sin embargo, no solo parte de las circunscripciones electorales o sistemas ya establecidos, como políticas públicas complejas y obsoletas con la necesidad de transparencia, simplificación y tecnología; sino también con las reglas y requisitos para acceder a un cargo público son muchas veces ridículas, se exige por ejemplo para un asistente en el aparato estatal que tenga profesión, experiencia, antecedentes policiales, penales y judiciales, certificados, experiencia y luego exámenes, entrevistas, pruebas psicológicas, etc. pero para ser elegido Autoridad, Congresista o Gobernador nada de eso solo a veces tener primaria básica y aún así algunos carecen de ello y son elegidos, como otros que aùn teniendo problemas y con procesos judiciales de décadas pero por una justicia lente e impávida ante su deber.
Las democracias entonces se vuelven precarias con un alto riesgo volátil por los sistemas e instituciones deficientes, si ello No cambia, seguiremos viendo escándalos de corrupción ineficiencia, como el sub desarrollo de las Sociedades.