¿Cómo afecta la pobreza a los cerebros de los niños pobres? ¿Podemos aprender los economistas y los responsables de políticas educativas de los hallazgos de la neurociencia? Estas son las preguntas que nos planteamos en el post anterior y que aspiramos abordar en las próximas líneas. La respuesta a la primera es: sí. Hasta ahora, los neurocientíficos han encontrado grandes diferencias entre los cerebros de los estudiantes pobres y los de los no pobres, además de los factores clave relacionados con esas distinciones. Por un lado, tenemos la exposición de los niños al estrés y a si tienen lazos familiares seguros. Por otro lado, existen las incapacidades de aprendizaje o la falta de desarrollo cognitivo, debido a baja estimulación en el hogar.
En cuanto al estrés, la evolución ha diseñado nuestro cuerpo para manejarlo, pero en períodos cortos. La evidencia sugiere que el tipo de estrés que experimentan los niños pobres dura largos períodos de tiempo, lo cual tiene un efecto negativo reforzado por la falta de cariño y de vínculos protectores de los padres, maestros, entre otros. La tensión excesiva daña la capacidad de manejar las emociones, los pensamientos y los impulsos. En concreto, se reduce la cognición, la creatividad y la memoria1, disminuyendo las habilidades sociales y el juicio social2. Un niño que proviene de un ambiente familiar estresante tiende a canalizar el estrés a través de comportamientos disruptivos en la escuela y a ser menos capaz de desarrollar una vida social y académica saludable3. Sin embargo, la evidencia de la neurociencia también señala que el estrés afecta a la corteza prefrontal, lo cual es una buena noticia, porque esta es la zona del cerebro que es más sensible a las intervenciones. Adicionalmente, la neurociencia ha demostrado que la falta de desarrollo de varias partes del cerebro causada por el estrés, puede ser estimulada y desarrollada con intervenciones adecuadas.
En cuanto al desarrollo cognitivo, los neurocientíficos también identifican diferencias importantes en las funciones cognitivas entre los niños pobres y los no pobres, en particular en el desarrollo del lenguaje. Una explicación para las diferencias es que la región del cerebro perisilviana, que es la responsable por el idioma, se demora en desarrollarse y madura luego de que el niño nace. Por lo tanto, las condiciones externas tienen un mayor potencial para afectar los resultados. En este caso, se torna prioritario identificar los problemas cognitivos y trabajar de forma explícita para resolverlos puede ofrecer una nueva perspectiva para apoyar a los niños pobres en el logro de la educación y aprendizaje de comportamientos adecuados para poder tener éxito en sus vidas.
Aunque nuestros posts solo resumen algunos de los resultados, lo que sí está claro es que las contribuciones de la neurociencia están modificando la manera en que pensamos acerca de la pobreza, y su papel en la acumulación de capital humano. Si queremos reducir la pobreza y romper el ciclo, las intervenciones deben remediar los impactos negativos que esta ha tenido en los cerebros de los niños pobres. Sin embargo, como de costumbre, no hay fórmula mágica. Los diferentes tipos de pobreza podrían afectar al cerebro de maneras diferentes y, consecuentemente, los programas para superarla pueden ser también distintos. He ahí la respuesta a la segunda pregunta que nos planteamos al principio. Es evidente que los responsables de política pública y los economistas tenemos algo que aprender de la neurociencia y debemos permanecer atentos a los próximos descubrimientos, ya que seguramente continuarán moldeando la forma en que concebimos la política educativa.
1Lupien, King, Meaney & Mc Ewen, 2001
2Wommack & Delville, 2004
3Bradley & Corwyin, 2002
José Carlos Gómez dice
Realmente esto es muy innovador en el campo de acción de los economistas. Definitivamente el trabajo interdisciplinario es crucial en la lucha contra la pobreza y así lo sugiere este blog en cuanto a la neurociencia y la economía. Muy bueno!
Gabriela dice
Hola, ¡buenas tardes!
Este es un tema muy importante! Realmente hay mucho que hacer y aprender para que todos tengan una educación de calidad!
Por lo tanto, me gustaría ampliar el debate, compartiendo con usted un artículo del escritor brasileño, José de Paiva Netto. Él habla de una educación que proporcione cerebro y corazón, educando niños y jóvenes a unir sus conocimientos científicos con los valores de la ciudadanía. ¡Y es también muy interesante! Quizá usted desee publicar o comentar sobre el asunto: http://www.boavontade.com/interno.php?cm=91392&ci=3
Atentamente,
Gabriela.
Patricia Rivera dice
Es interesante pensar como los docentes observamos grandes diferencias en los aprendizajes en los estudiantes en las escuelas ubicadas en zonas pobres y las escuelas privadas; asumiendo que la diferencia radicaba en el acceso a mayores recursos.
Este tema debe convertirse en análisis y un verdadero reto para los educadores.
Andrea Palma dice
Wow, esto es un avance muy grande y a mi punto de vista no sólo influye el cerebro o la memoria, sino el entorno en donde El Niño se desarrolla, el ambiente en el cual crece los que determinan rotundamente su capacidad en el estudio.
Angel dice
What your correspondent decesibrs sounds identical to what I saw in my home town of Nanjing, circa 1993-1997. 10 years later, all of the projects I thought were insanely optimistic and destined to failure are wildly successful. The vacant farmland surrounding the huge (but seemingly impossibly far) University town, for example, has been completely filled in with vibrant residential + commercial districts.So, if your correspondent was in-country in 1995 and what he’s seeing today is significantly different than China’s previous experience in urbanization please do let us know. If your correspondent just arrived within the last 5 years filled with certainty about what development should look like well, let us know that, as well.