Pinocho lo tenía claro: “(…) en la escuela, quiero aprender a leer enseguida. Luego, mañana aprenderé a escribir y al otro día aprenderé a contar. Más tarde, con mi habilidad, ganaré mucho dinero (…)”. Estas palabras de Carlo Collodi (1882) siguen con vigencia hoy cuando buscamos impulsar una agenda de creación de empleo que garantice los componentes básicos de recuperación y crecimiento transformador en América Latina y el Caribe. A pesar de que en los últimos 150 años los procesos se han complejizado llevando al mercado laboral a exigir habilidades más específicas, estamos seguros de que éstas no se logran sin la posibilidad de interpretar un texto y/o comunicar una idea por escrito.
Son escasas las mediciones del impacto que sobre el mercado laboral tienen las habilidades lectoras, pero hay evidencia de dos encuestas que comienzan a evidenciar que Pinocho tenía razón: la Encuesta Internacional de Alfabetización en Adultos (IALS) y la Encuesta de Alfabetización y Habilidades para la Vida Adulta (ALL). Usando los datos de IALS, en Estados Unidos se concluyó que quienes poseen mejores niveles en lectoescritura tenían mayor probabilidad de tener trabajo. Además, los ingresos de las personas con más alto nivel, triplicaron a los de más bajo.
El retorno de aprender a leer es alto
El estudio transversal más reciente, realizado por la OCDE, es el Programa para la Evaluación Internacional de las Competencias de los Adultos (PIAAC), que cuenta con participación de algunos países de ALC. En él se encontró un alto retorno a la adquisición de habilidades básicas. Un buen desempeño en lectura aumenta en un 20% la probabilidad de estar empleado y en el mediano plazo mejorar 1% en lectura aumentaría el PIB per cápita en 3%.
En México, Perú y Ecuador menos del 1% de los evaluados logró estar en los dos niveles superiores de competencias lectoras, y más de la mitad está en los niveles más bajos. Esto podría indicar que más de la mitad de la población en edad productiva escasamente puede comprender un manual de instrucciones de corta extensión.
Datos de antes de la pandemia ya evidenciaban que más del 30% de los estudiantes de 15 años en la región no lograban extraer la idea principal de un texto. Esto pone en riesgo el potencial laboral de una generación y el desarrollo de la región. Estos resultados contrastan con el grado de alfabetización de la región, que supera el 90%, y plantea un debate sobre lo que puede hacerse.
Aprendamos todos a leer: el programa que busca formar lectores

En línea con la lección que dejó Pinocho, estamos convencidos que para mejorar la empleabilidad, nivel de ingresos y proyección laboral de las personas, necesitamos garantizar que sean alfabetos funcionales, es decir que lean, comprendan y utilicen la lectura y la escritura para aprender a lo largo de la vida.
Aprendamos todos a leer (ATAL) es un programa de enseñanza explícita, sistemática, estructurada y con apoyos en la evaluación formativa. El programa promueve el desarrollo de precursores en la educación infantil. También la adquisición, desarrollo y consolidación de habilidades fundamentales de lectura y escritura en los primeros grados.
Después de cinco años de intervención del programa en Colombia, los estudiantes aprenden hasta un 30% más las competencias en lectura, de acuerdo con las evaluaciones de impacto realizadas. Este programa, que comenzó en Colombia, brinda herramientas para que los maestros se enfoquen en la lectoescritura en los primeros grados. La estrategia se ha extendido a Panamá y Brasil, y ha beneficiado a más de 1.192.699 niños y docentes de escuelas públicas de la región.
La enseñanza de lectura para evitar el “efecto Mateo” y dar igualdad de oportunidades

En la enseñanza explícita no se espera que los estudiantes hagan deducciones y desarrollen estrategias de lectura y escritura por sí mismos, pues hay niños que no logran inferir las particularidades del sistema alfabético.
Si un estudiante en situación de vulnerabilidad socio-económica no accede a una educación de calidad que le permita tener un aprendizaje temprano de lectoescritura, será afectado en sus aprendizajes futuros e incluso en su desempeño laboral, lo que a su vez aumentará las brechas frente a sus pares que sí aprenden a leer a la edad adecuada. Eso es lo que se conoce como el efecto Mateo.
Con ATAL se busca ofrecer igualdad de oportunidades en los años de educación inicial.
Los invitamos a explorar las diferentes versiones del material de ATAL que se caracterizan por:
- Variedad de materiales: impresos, digitales, y audiovisuales de código abierto.
- Secuencias didácticas estructuradas que abordan las habilidades fundantes y promueven la evaluación formativa.
- Se articulan a las políticas nacionales de lectura y escritura de cada país.
- Expanden los procesos de formación docente, y aprendizaje de los estudiantes a través de enlaces QR a materiales digitales y multimodales abiertos.
- Los materiales fungibles y no fungibles ofrecen alternativas que se ajustan a las necesidades y presupuestos de las entidades.
- Propuesta gráfica atractiva que promueve la biodiversidad y multiculturalidad de la región.
El programa Aprendamos Todos a Leer busca promover el derecho a leer y escribir, y la formación de lectores competentes.
Aprender a leer es la base para luego adquirir el resto de las habilidades que se necesitan para prosperar en este siglo XXI. ¿Qué pueden hacer las escuelas y la sociedad en general para cerrar brechas y garantizar el derecho a leer y escribir de todos los niños y las niñas? ¡Déjanos tu comentario!
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