La educación secundaria es una etapa fundamental en la vida de adolescentes y jóvenes. Representa una plataforma clave para construir sus proyectos de vida, integrarse al mundo laboral y acceder a futuras oportunidades de formación.
En las últimas décadas, América Latina y el Caribe, con Argentina como caso destacado, ha experimentado avances significativos en la expansión de este nivel educativo. Estos logros han sido posibles gracias a estrategias como la ampliación de la obligatoriedad escolar, la diversificación de la oferta educativa y la implementación de programas orientados a sostener las trayectorias escolares, especialmente para grupos vulnerables. Sin embargo, persisten desafíos para adecuar los modelos institucionales a las nuevas demandas sociales.
En un mundo marcado por el avance de las tecnologías y la incertidumbre, la cooperación y el intercambio de experiencias entre actores educativos se vuelve crucial. El diálogo entre investigaciones, políticas y mejores prácticas es vital para la mejora sostenida de los sistemas educativos.
En este contexto, el pasado 6 de septiembre tuvo lugar el evento “El desafío de transformar la educación secundaria en Argentina”, organizado por la Secretaría de Educación de la Nación y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El encuentro reunió a autoridades educativas, referentes académicos y miembros de la sociedad civil para reflexionar sobre las políticas y prácticas que pueden transformar la educación secundaria en el país. Las discusiones abordaron desde diagnósticos actuales hasta estrategias futuras, integrando experiencias provinciales, regionales e internacionales en áreas como currículo, régimen de promoción, gestión institucional, bienestar estudiantil y desarrollo docente.
A continuación, se presentan los 5 aprendizajes clave del evento, que no solo reflejan la situación actual de la educación secundaria, sino que también orientan un camino hacia su transformación futura, basado en evidencia concreta y rigurosa.






1. Un diagnóstico claro como punto de partida
El desafío de transformar la educación secundaria no es un problema reciente ni exclusivo de Argentina. Desde hace varios años, tanto a nivel local como regional, se ha reconocido la necesidad de repensar este nivel educativo para adaptarlo a los cambios sociales, económicos y tecnológicos del siglo XXI. Diversos sistemas educativos en América Latina han explorado estrategias innovadoras para abordar estas transformaciones, y en Argentina también se han desarrollado experiencias interesantes a nivel subnacional que aportan valiosas lecciones. Durante el encuentro se destacó la importancia de contar con diagnósticos precisos para identificar las prioridades de mejora. Los actores presentes coincidieron en que, si bien se ha avanzado en el acceso a la educación, aún persisten desafíos claves que requieren atención urgente para lograr un sistema más inclusivo y efectivo.
A nivel regional, en las últimas décadas se observa una mejora en el acceso a la educación secundaria, especialmente entre sectores históricamente excluidos. Un ejemplo de este avance es la reducción del número de adolescentes y jóvenes fuera del sistema educativo, que pasó de 12.2 millones en 2000 a 6.4 millones en 2023.
Sin embargo, todavía persisten dificultades para ajustar los modelos institucionales a las necesidades de los nuevos sectores sociales que acceden a este nivel. Esto se observa en los limitados avances en mejora de los aprendizajes y en reducción del abandono escolar. Además, en los últimos años, la expansión de la educación secundaria ha mostrado signos de agotamiento, reflejados en un crecimiento desacelerado y en la falta de mejoras significativas en los resultados educativos de las evaluaciones internacionales, como PISA.
En Argentina, las dificultades en las trayectorias escolares se manifiestan en los indicadores de repitencia, abandono y egreso de la escuela secundaria. La repitencia alcanza al 8,7% de los estudiantes de secundarias estatales, mientras que 1,8% abandona el año que cursa a lo largo del ciclo lectivo, valor que en términos absolutos representa casi 50 mil estudiantes en todo el país. A su vez, se observa una marcada diferencia en la tasa de finalización del nivel secundario según nivel socioeconómico: esta es del 88% para estudiantes del quintil de mayores ingresos, mientras que para el quintil de menores ingresos es de 64%. Estas trayectorias se combinan con un bajo desempeño académico conforme los resultados de las evaluaciones nacionales: el 88,4% de los estudiantes de último año de secundarias estatales mostró un nivel básico o inferior en Matemática y el 50,5% en Lengua. Entre los estudiantes de nivel socioeconómico bajo el desempeño fue peor: 93,7% mostró escasos logros de aprendizaje en Matemática y 58,6% en Lengua.
Partir de esta contextualización de la problemática clara y precisa, favorece la identificación certera de los puntos clave para atender desde la política educativa, y priorizar una agenda relevante para la mejora del sistema.
2. Repensar la curricular y el régimen académico
El cambio en la estructura de la educación secundaria es crucial. Este cambio implica alejarse de la mera transmisión de contenidos y avanzar hacia un modelo que priorice el desarrollo de habilidades y competencias esenciales para la vida, tal como se evidenció en las presentaciones de distintos referentes del evento.
En particular, se identificaron los siguientes ejes como prioritarios para repensar la organización de las instituciones de nivel secundario:
- Formación en habilidades para la vida: Es necesario que el aprendizaje en la secundaria trascienda la memorización, dotando a los estudiantes de herramientas para el análisis, la resolución de problemas, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo. Modelos disruptivos que priorizan una cultura hacedora en sus estudiantes, modelos basados en competencias y modelos que favorecen una aceleración de aprendizajes, son algunos de los modelos a considerar en las nuevas formas de pensar la organización curricular.
- Evaluación formativa: La evaluación debe concebirse como un proceso continuo que acompañe el aprendizaje y no solo como una instancia de acreditación. Se discutió la posibilidad de implementar sistemas de evaluación que validen las competencias adquiridas, en lugar de basarse únicamente en calificaciones numéricas.
- Flexibilidad y autonomía: Para responder a las particularidades de cada contexto, es fundamental que las escuelas cuenten con mayor flexibilidad para adaptar el currículo y el régimen académico. Durante el encuentro se enfatizó la necesidad de explorar modelos como la organización por áreas de conocimiento, la modificación de los sistemas de promoción y la integración de tecnologías digitales.
3. Acompañar a las trayectorias estudiantiles de manera integral
Brindar un apoyo personalizado a lo largo del recorrido educativo es esencial para asegurar la permanencia y el egreso en tiempo y forma de todos los estudiantes. En particular, uno de los paneles de discusión se centró en la importancia de atender las necesidades individuales de los estudiantes a lo largo de toda su trayectoria educativa, considerando factores socioemocionales, pedagógicos y contextuales. En estos términos algunos puntos fundamentales a priorizar fueron:
- Sistemas de alerta temprana: Implementar sistemas de información que permitan identificar rápidamente a aquellos estudiantes que presentan riesgo de abandonar la escuela. El Sistema de Alerta Temprana (SAT) de la provincia de Mendoza se presentó como ejemplo de una herramienta que combina la inteligencia artificial con la inteligencia humana para detectar a estudiantes en riesgo de exclusión y activar acciones de acompañamiento o remediación escolar a tiempo.
- Dispositivos de apoyo integral: Crear e implementar dispositivos institucionales que brinden un apoyo integral a los estudiantes, abarcando aspectos académicos, socioemocionales y familiares. Esto incluye la implementación de tutorías, espacios de escucha y acompañamiento para estudiantes y familias, y la articulación con servicios de salud mental y desarrollo social.
4. Atender al desarrollo profesional docente
Uno de los acuerdos centrales del encuentro estuvo en que la formación docente es un pilar fundamental para la transformación de la educación secundaria. Durante la discusión, se remarcó la importancia de trabajar, primordialmente, en que los docentes cuenten con las competencias necesarias para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Los ejes que más se enfatizaron fueron:
- Habilidades socioemocionales en los estudiantes: Además del aprendizaje de contenidos académicos, es crucial que los docentes promuevan activamente el desarrollo de habilidades socioemocionales en los estudiantes. Para ello, es necesario crear ambientes de aprendizaje que integren el bienestar emocional con los objetivos educativos. El desarrollo de estas habilidades, como la capacidad para trabajar en equipo, gestionar conflictos y mostrar resiliencia, es esencial para preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo actual y para su crecimiento personal y social.
- Competencias pedagógicas innovadoras: La formación docente debe incorporar metodologías de enseñanza innovadoras, como el aprendizaje basado en proyectos, pedagogías basadas en la indagación de problemas, la integración de tecnologías digitales y el desarrollo de habilidades para la vida.
- Liderazgo pedagógico: Es fundamental fortalecer el liderazgo de los equipos directivos, brindándoles herramientas para acompañar el desarrollo profesional docente y promover una visión compartida de la transformación escolar.
5. La transversalidad de la gestión institucional de la transformación
La gestión escolar juega un rol crucial en la implementación efectiva de las transformaciones. En este marco se destacó la necesidad de fortalecer la gestión institucional para liderar los cambios de manera estratégica y crear las condiciones para que la transformación sea un proceso continuo.
- Gobernanza multinivel: Articular acciones a nivel de las políticas educativas nacionales, las gestiones jurisdiccionales y las escuelas, promoviendo la coherencia y la sinergia entre los distintos niveles del sistema.
- Autonomía y responsabilidad: Es preciso otorgar mayor autonomía a las escuelas para que puedan gestionar sus propios procesos de mejora, estableciendo al mismo tiempo mecanismos de seguimiento y evaluación que aseguren la calidad y la transparencia.
- Redes de aprendizaje: Fomentar la creación de redes de aprendizaje entre escuelas y la colaboración entre docentes para potenciar el intercambio de experiencias, buenas prácticas y estrategias innovadoras.
- Liderazgo directivo efectivo: Redefinir las funciones de los equipos directivos, aliviando la carga administrativa y permitiéndoles enfocarse en el liderazgo pedagógico, el acompañamiento a docentes y la generación de un clima institucional positivo.
De cara al futuro: esfuerzos articulados para transformar la educación secundaria
El evento permitió identificar no solo los desafíos urgentes que enfrenta la educación secundaria en Argentina, sino también las líneas de acción prioritarias para avanzar hacia su transformación. Sin embargo, el reto no radica únicamente en diagnosticar los problemas, sino en articular esfuerzos sostenidos y coordinados entre diversos actores.
Para que esta transformación sea efectiva y duradera, es imprescindible una estrecha colaboración entre la Secretaría de Educación Nacional y los ministerios de educación de las jurisdicciones, sumando a organizaciones de la sociedad civil, sector privado y otros actores clave. Esta coordinación intersectorial debe basarse en una política educativa clara y coherente, definida tanto por el Estado nacional como provincial.
La centralidad en los aprendizajes y en los estudiantes debe guiar cada acción, recuperando el sentido profundo de la educación secundaria a través de tres ejes fundamentales: la formación ciudadana, el desarrollo integral como personas y la preparación para el mundo del trabajo. Estos pilares no solo responden a las demandas del presente, sino que también conectan con la esencia misma del proceso educativo: formar ciudadanos comprometidos, personas plenas y trabajadores capacitados.
Además, es crucial aprender de las experiencias y políticas educativas de otros sistemas, tanto regionales como subnacionales, que enfrentan desafíos similares. Es necesario recuperar y adaptar los valiosos aprendizajes logrados en diferentes contextos. En este sentido, es importante reconocer que los esfuerzos anteriores, en ocasiones, no fracasaron por falta de voluntad, sino porque las condiciones estructurales, políticas o sociales no permitieron avanzar en la transformación que el sistema educativo argentino requiere.
En conclusión, para lograr una educación secundaria de calidad para todos los jóvenes y adolescentes del país, la transformación debe ser prioritaria en la agenda pública y debe ser sostenida en el tiempo. Esto solo será posible si se crea un entorno que permita a todas las escuelas, docentes y estudiantes convertirse en protagonistas de su propio cambio, apoyados por políticas públicas adecuadas y con una visión compartida de futuro.