Imagina iniciar el diseño del segundo módulo de un nuevo programa sobre la calidad educativa de la primera infancia mientras comienza el confinamiento por el COVID-19. En ese contexto se pueden presentar innumerables desafíos como los formatos para la continuidad, la nueva formulación en los modelos de atención de los niños y el reto de la innovación de estrategias para el desarrollo de los educadores, enfrentados al aprendizaje tecnológico acelerado y a la recursividad.
Esto fue lo que ocurrió con un programa de formación para docentes en los Centros de Atención Integral a la Primera Infancia (CAIPIS) de Panamá para niños entre los 6 meses y los 4 años, que fue diseñado y ejecutado por el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y aeioTU. Estas instituciones consolidaron una alianza en 2019 para impulsar un currículo de formación dirigido a educadores, con el fin de promover la mejora de las prácticas educativas y la posibilidad de desarrollar el pleno potencial de los niños.
La idea inicial de este currículo era de un alcance de 5 módulos de formación con una duración de 1 año, abarcando el diseño, el pilotaje y la implementación. El proyecto inició en noviembre de 2019 con un reconocimiento del territorio, una revisión documental, política y social, y una profundización en las características de la educación inicial en Panamá incluyendo espacios de escucha a los educadores para entender su práctica pedagógica, su contexto y sus necesidades de formación.
La línea de base facilitó una conversación entre el Modelo Educativo aeioTU y el modelo educativo implementado en Panamá. De allí, en enero de 2020, se inició el diseño del Módulo I, enfocado en las relaciones e interacciones de las maestras con los niños, y cómo desde el ser y la visión del niño se potencia el desarrollo y el aprendizaje.
Una vez diseñado el Módulo I, se realizó el piloto de formación con una muestra de maestras, las cuales fueron seleccionadas como Formadoras de Formadores (FdF). La idea de este piloto era probar y ajustar el currículo al contexto panameño y consolidar un equipo de FdF, con el fin de dejar capacidad instalada en el territorio para que posteriormente se pudiera replicar. Luego llegó la pandemia del COVID-19.
Desafíos enfrentados por el programa de formación durante el confinamiento
Con el confinamiento, se revisaron varias alternativas, entre ellas, dedicar ese tiempo al diseño de los módulos, para posteriormente implementar los pilotos. Durante esa etapa se dio continuidad a acompañamientos virtuales para las maestras, se realizaron videollamadas quincenales, y llamadas semanales, buscando mantener el interés por un proceso continuo. Allí se construyeron estrategias de manera conjunta para que las maestras, a su vez, se acercaran vía telefónica a los padres y ellos pudieran desarrollar experiencias con sus hijos en los espacios cotidianos de la casa. En esta fase el componente socioemocional fue vital, las maestras eran pilares fundamentales para los padres.
En agosto de ese mismo año se finalizó el diseño de los 5 módulos, y aunque estos fueron pensados para ser flexibles tanto en modalidades virtuales como presenciales, el MIDES, el BID y aeioTU decidieron realizar los pilotos de manera presencial. En septiembre y octubre de 2020 se iniciaron pruebas con grupos pequeños, enfrentando desafíos como la distancia y el temor al acercamiento a otras personas. Esto implicó pruebas de COVID- 19 antes y después de cada sesión, contratación de transporte privado y un adecuado y cuidadoso manejo de emociones de las maestras quienes, del temor inicial, pasaron a encontrar formas de enfrentar la situación sanitaria.
En octubre finalizaron los pilotajes, dando lugar a los 5 módulos de formación que hoy son parte del currículo base para el desarrollo de las maestras de educación inicial en Panamá. Los educadores que participaron y desarrollaron sus habilidades como FdF manifestaron sentirse satisfechos con el proceso, reconocieron la innovación en las metodologías implementadas y la fácil adaptación del currículo al contexto panameño, además de la riqueza de herramientas para la educación, y la mirada del niño como sujeto de derechos y como el protagonista del proceso de aprendizaje.
La pandemia ocasionada por el COVID-19 es una realidad que durante los últimos dos años además de afectar las posibilidades de educación y atención integral, se ha convertido en un desafío para aquellos que querían continuar potenciando estrategias de desarrollo y educación de calidad para la primera infancia. Esta experiencia de aeioTU, el MIDES y el BID, puede servir de ejemplo para otros programas que se encuentran en situaciones similares.
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