Una gran amiga mía acaba de tener su primera hija. La dicha le sobra… pero eso no significa que ha sido fácil. Uno de los principales retos que ha enfrentado es el de amamantar, sobre todo en el primer mes. Entre el dolor, los lastimados y las dificultades para lograr que la nena coma, mientras lo sigue haciendo constante y valientemente, tiene una simple pregunta para quienes ya pasaron por eso: “¿por qué nadie me dijo?” Y no es la única que se lo ha preguntado. Amamantar no siempre es fácil, pero es un proceso crítico en la vida del bebé y en su interacción con la madre.
Cada año en la primera semana de agosto, 170 países del mundo enfocan sus esfuerzos en construir campañas de concienciación sobre la importancia de la leche materna exclusiva en los primeros meses de vida. Observar la Semana Mundial de la Lactancia Materna sigue siendo una necesidad, sobre todo si consideramos que:
- Todos los niños deberían recibir leche materna en la primera hora de vida,pero solo la mitad de los bebés en el mundo lo hace
- Solamente el 43% de los bebés en el mundo reciben leche materna de manera exclusiva durante los primeros 6 meses de vida
- En América Latina y el Caribe, solo el 54% de los bebés tiene el privilegio de recibir leche materna en la primera hora de vida, el 38% de ser alimentados exclusivamente con ella en los primeros 6 meses, y apenas el 32% hasta los 2 años.
¿Cuál es el impacto de la lactancia? ¿Realmente hace diferencia?
Sí, hace toda la diferencia. Se estima que de ser una práctica exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, solo en 2015 podría haber salvado a 823 000 bebés en 75 países y, según UNICEF, evitaría anualmente la muerte de 1,3 millones de niños y niñas menores de 5 años. Si fuera una práctica constante durante los primeros 12 meses de la vida de un bebé, se podría evitar la mortalidad y morbilidad infantil de hasta 22 216 niños.
Los componentes nutritivos de la leche materna no solo aumentan las posibilidades de supervivencia de los niños, sino que además son vitales para su crecimiento y desarrollo pleno. Estudios han demostrado que aquellos niños que recibieron leche materna exclusiva en los primeros 6 meses y de forma sostenida por lo menos hasta los 12 tuvieron mejor desempeño en pruebas de inteligencia y que el riesgo de obesidad y otras enfermedades crónicas e inmunológicas se redujo.
También las madres se benefician de la práctica de lactancia. La evidencia apunta a que aquellas que amamantan por más de 12 meses tienen menos probabilidades de padecer cáncer de seno invasivo o de ovario. Además, la lactancia constituye un momento único e irremplazable en la relación mamá-bebé y hasta estimula la producción de oxitocina, que influye positivamente sobre la salud de la madre.
Si es tan importante y sus beneficios son tan amplios, ¿por qué no lo hacemos más?
La respuesta no es tan sencilla. Por un lado, hay factores culturales, socioeconómicos y de acceso a la información que, sobre todo en zonas rurales y remotas, dificultan la práctica de la lactancia. Por otro, no hay suficiente apoyo para las madres, ni a nivel personal ni colectivo. Para empezar, y como en el caso de mi amiga, amamantar no siempre es fácil y, si nadie te lo dice, enfrentarlo puede ser un poco abrumador, sobre todo para las madres primerizas. (Te recomendamos este excelente artículo de nuestra co-editora Caridad Araujo sobre buenas prácticas de lactancia.)
Cada mujer es distinta y las posibles dificultades van de no poder producir suficiente leche o producir demasiada, a que el bebé no pueda alcanzar el pezón completamente y lastime a la madre. Por lo tanto, el apoyo moral de la familia y comunidad para acompañar este proceso es fundamental. Y no solo lo es para cada madre, sino que impacta a nivel colectivo, pues ayuda a derribar mitos, estigmas y prejuicios que dificultan la lactancia, sobre todo en público.
Quizás el aspecto más difícil de controlar es el de las políticas públicas. Muchas veces, los hospitales o centros médicos no cuentan con las herramientas suficientes ni adecuadas para educar a las madres y a su propio personal médico sobre cómo y por qué amamantar. Fortalecer el conocimiento y llevar la información sobre la lactancia a las mujeres más temprano en el proceso de maternidad es crucial, y hay que empezar a hacerlo ya. Finalmente, tenemos la obligación de continuar batallando contra la fuerza que más en deuda está con las madres: la estructura laboral inflexible y la falta de permisos de maternidad.
La meta fijada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2050 es aumentar por lo menos en 50% la lactancia exclusiva en los primeros 6 meses de vida. ¿Nos quedará grande el reto?
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