por María Caridad Araujo.
Ojalá muchos países de América Latina pudieran contar con una encuesta longitudinal de primera infancia para dar una mirada detallada al bienestar y desarrollo de la niñez. Con ella se podría obtener información de las características socioeconómicas de los hogares en los cuales viven los niños, los factores protectores y de riesgo a los que están expuestos y se ampliaría la comprensión del desarrollo infantil y sus variables asociadas, entre otras cosas.
Gratamente, me encontré con una publicación muy especial en Colombia. Se trata del libro “Situación de niñas y niños colombianos menores de cinco años entre 2010 y 2013”, una investigación liderada por la profesora Raquel Bernal de la Universidad de los Andes. Colombia es uno de los únicos países que cuenta con esta encuesta longitudinal de primera infancia, que cubre a cerca de 10 mil hogares y es producto de la iniciativa y el empuje del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico de la mencionada universidad.
En este post, me gustaría compartir algunos de los hallazgos del libro que me han llamado la atención:
1- Un primer tema importantísimo que emerge en el libro se relaciona con la maternidad en la adolescencia. Sobre este tema -que ha recibido mucha atención en el debate público en la región- el estudio revela que las mujeres que son madres muy jóvenes tienen mayor probabilidad de truncar su trayectoria educativa. Más adelante, las mujeres con menos educación, son también quienes más hijos tienen. Los datos colombianos también nos cuentan que los hijos de las madres más jóvenes tienen menores niveles de desarrollo de vocabulario receptivo y mayor prevalencia de problemas socio-emocionales.
2- Un segundo tema importante tiene que ver con la prevalencia de la lactancia materna, uno de los factores protectores que pueden mediar para mitigar los efectos de la adversidad en el desarrollo infantil. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 6 meses de lactancia exclusiva al inicio de la vida no se cumple. En zonas urbanas, el promedio de meses de lactancia exclusiva es 3,7 y en el ámbito rural, 4,2.
3- Además, las familias de la encuesta fueron preguntadas sobre prácticas nutricionales. En este sentido, también hay resultados preocupantes. El porcentaje de niños que consume gaseosas o dulces diariamente es elevado: en zona urbana, 27% de los niños de 1-2 años y 49% de los de 3-5 (las cifras correspondientes para zona rural son 28% y 34%). Además, el consumo de este tipo de productos comprados es más alto entre los hogares de estratos socioeconómicos más pobres. También se observa que un porcentaje importante de los niños encuestados no consume una dieta balanceada que incluya alimentos variados. Los encuestados revelan que esto no es necesariamente consecuencia de la falta de ingresos. Por el contrario, destaca que en parte las malas prácticas nutricionales se deben a los hábitos del hogar y las preferencias de los niños. Esto sugiere que existe un gran margen de mejora para las actividades de consejería nutricional y la promoción de hábitos saludables.
4- Una sección particularmente interesante de la encuesta indaga sobre el tipo y la frecuencia con la cual los niños colombianos tienen la oportunidad de participar en actividades de juego y estimulación con los adultos que se encargan de ellos. Para todas las categorías estudiadas, se observa que los niños de 3-5 años participan en ellas con mayor frecuencia que los de 1-2 años. Un dato a resaltar es que el adulto con quien los niños realizan estas actividades de juego es principalmente su madre y, en segundo lugar, otro cuidador. Por el contrario, el padre del niño ocupa apenas el tercer lugar.
5- Otro tema importante relacionado con la calidad del ambiente en el hogar y las interacciones entre padres e hijos tiene que ver con los métodos empleados para la disciplina infantil. Una fracción importante de los padres, entre el 20% y el 32%, reporta emplear el castigo verbal o físico. La prevalencia es algo menor entre los hogares de estratos socioeconómicos más ricos. No difiere mayormente entre niños de 1-2 años y entre los de 3-5.
6- Entre 2010 y 2013, Colombia experimentó un incremento en el acceso de los servicios de educación inicial, pronunciado en particular en zona rural y entre los niños de los dos primeros estratos socioeconómicos (los más pobres) en zona urbana. La oferta pública es más frecuente entre estos grupos, mientras que la oferta privada prima entre los niños del estrato cuatro de zona urbana.
7- La encuesta también evalúa el desarrollo socioemocional de los niños e identifica que los hijos de madres con mayor educación se encuentran mejor en esta área. Esto es consistente con lo que concluye la literatura, que identifica a la educación materna, junto con la lactancia materna, como factores protectores contra la adversidad durante la primera infancia.
8- La última parte del libro se concentra en los resultados del desarrollo infantil. En lo que se refiere al desarrollo del vocabulario receptivo, es decir, las palabras que el niño entiende, no las que dice, se observan algunas tendencias: primero, como es de esperar, éste incrementa con la edad; segundo, existe una brecha socioeconómica importante entre los niños más y menos pobres (los primeros tienen un rezago de 20 meses con respecto a los segundos en esta área); y tercero, esta brecha no se cierra con la edad, aunque tampoco crece.
Colombia es un país que ha invertido muchos esfuerzos en años recientes por poner la agenda de la primera infancia en el centro del debate de la política pública. Como refleja este libro, aunque se han producido avances importantes, persisten todavía grandes desafíos para cerrar las brechas en las oportunidades de desarrollo que tienen los niños colombianos desde muy temprano en la vida.
¿Qué hace tu país por la primera infancia? ¿Cómo mide su impacto en los más pequeños? Cuéntanos en la sección de comentarios más abajo o mencionando a @BIDgente en Twitter.
María Caridad Araujo es economista líder en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
Miryam dice
Muchos de los datos que aparecen en su publicación son muy parecidos a los de Perú, me llama la atención del consumo de dulces y el bajo nivel nutricional en los infantes, resulta muy preocupante porque ello puede traer graves consecuencias a países como los nuestros en vías de desarrollo. Es necesario que los padres y los gobernantes, educadores y población en su totalidad se fijen una sola misión y visión para atacar estos aspectos.
M. Caridad Araujo dice
Gracias por tu comentario Miryam. Coincido con tu preocupación. Hay mucho trabajo pendiente por mejorar la calidad de la alimentación de los niños y las niñas en la región. La doble naturaleza de los desafíos en este tema (desnutrición y obseidad) hace el tema aún más complejo. Ojalá sigas leyendo nuestro blog y compartiendo tus ideas. Saludos.
Manuel Alberto Jaimes Gómez dice
Por la reseña el contenido del libro es sumamente interesante y muy útil para quienes investigamos y dialogamos sobre la infancia y la adolescencia. No solamente llena un vacío estadístico sino que los temas son los pertinentes para tener en cuenta en otros estudios, no solo en Colombia sino en Latinoamérica. Tenemos en nuestro grupo (Grupo FUTURO) de investigación, un semillero compuesto por estudiantes de pregrado en la Licenciatura en Pedagogía Infantil de la Universidad de Pamplona, en Pamplona Colombia. Queremos seguir compartiendo artículos y libros que ustedes divulgan. Un saludo.
M. Caridad Araujo dice
Gracias por tu comentario, Manuel Alberto. Les invitamos a los miembros del Grupo FUTURO a visitar no solo nuestro blog, sino también esta página donde podrán encontrar recursos de interés para su trabajo:
http://www.iadb.org/es/temas/salud/insignias/desarrollo-infantil-y-el-bid,7678.html
Muchos saludos.
Eulalia Rueda dice
Como lo menciona el artículo, “Colombia experimentó en los últimos años un incremento en el acceso de los servicios de educación inicial”, en estos Centros se brinda atención integral a los niños y las niñas hasta los 5 años, haciendo énfasis especialmente en una buena nutrición. Sin embargo los niños y las niñas en sus casas no consumen una dieta balanceada porque sus padres hacen caso omiso de las recomendaciones que se dan desde los diferentes centros de atención a la primera infancia. ¿Qué podemos hacer desde los centros de desarrollo infantil, para que los padres de familia que se benefician de este excelente programa, sean coherentes con lo que se ofrece a los niños y las niñas en el centro infantil y lo que ellos están suministrándoles en sus casas?. Es bastante preocupante.
M. Caridad Araujo dice
Estimada Eulalia,
Gracias por compartir tu preocupación. En efecto, como tú mencionas, se necesita de la acción coordinada de la dupla familia y centro de educación inicial. Ojalá el personal de los centros en los cuales tú trabajas puedan involucrar más a las familias para informarles sobre las buenas prácticas nutricionales y sus beneficios para los niños.
Ojalá nos sigas leyendo y compartas tus comentarios. Saludos.
John jairo alvarez dice
Los resultados de este estudio no son nuevos…tal vez en los años de 1950 tuvieran vigencia. A estas alturas el aporte es nulo y sorprende que una funcionaria del BID los tenga como la mejor referencia para seguramente trazar políticas económicas alrededor de la primera infancia. Por eso no avanzamos como se debiera.
M. Caridad Araujo dice
Estimado John Jairo,
Gracias por tu comentario. El tipo de información empírica que se describe en el libro que comento en este artículo no ha existido nunca antes para Colombia y, aunque no lo creas, tampoco existe para la mayoría de países de Lationoamérica y el Caribe. Aunque discrepo con tu punto de vista, te agradezco por compartirlo y espero que podamos seguirte contando entre nuestros lectores y escuchando tus comentarios. Saludos.
NELFY CASTRO ESTREMOR dice
En nuestra querida y sufrida Colombia , la niñez no tiene dolientes y el estudio propuesto aquí es muy acertado , hay que hacer seguimiento profundo, pero con personal idóneo, para que los que sabemos no desvíen lo que llega a nuestras comunidades que no tienen que estar apartadas de las grandes urbes.
M. Caridad Araujo dice
Hola Nelfy, gracias por tu comentario. Coincidimos plenamente con tu preoucupación. El personal de los servicios de desarrollo infantil juega un papel esencial e irremplazable para que éstos puedan ser de buena calidad y lograr resultados positivos en el desarrollo de los niños. Saludos.