Hace 35 años se adoptó la Convención sobre los Derechos del Niño, un compromiso global para proteger y promover que las niñas y los niños logren desarrollarse sanamente y alcanzar su potencial. Para el día mundial de la infancia, en el evento regional Desafiando desigualdades: Cómo cerrar brechas en desarrollo en la primera infancia, nos preguntamos: ¿hemos cumplido con este compromiso? ¿Qué desafíos enfrentan los niños hoy? ¿Qué debemos hacer para abordarlos?
Desde 1989, en América Latina y el Caribe hubo avances notables en dos determinantes de un pobre desarrollo infantil: pobreza y desnutrición crónica. El porcentaje de niños menores de 4 años que vive en hogares con un ingreso per cápita diario debajo de US $5 se redujo en promedio 40%, según encuestas de hogares en 16 países. Y la desnutrición crónica en 24 países cayó, en promedio, 20%, según datos de UNICEF, WHO, Banco Mundial. Vamos bien, pero aún queda trabajo por hacer en varios frentes.
Desafíos que profundizan las desigualdades para la primera infancia
Conforme documentamos los matices, identificamos más desafíos que profundizan las desigualdades. Por ejemplo, datos de UNESCO para 16 países muestran que en 2022-2023 el 88% de los niños menores de 3 años y el 30% de los de edad prescolar siguen sin asistir a servicios de atención infantil.
Por otro lado, los niños que sí asisten a centros de cuidado no siempre reciben una atención con la calidad adecuada: hay margen para mejorar en la promoción de interacciones cálidas, estimulantes y promotoras de desarrollo entre los niños y sus cuidadores. Además, en los hogares más vulnerables, 9 de cada 10 niños tienen menos de 3 libros infantiles y la mitad no juega regularmente con sus padres–actividades clave para el desarrollo del lenguaje, cognitivo y socioemocional– según las Encuestas de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS) de UNICEF y la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de Ecuador y México.
Cuando no todos los niños tienen acceso a las mismas oportunidades, las desigualdades inician muy temprano en la vida y se agrandan con el tiempo. Por ejemplo, a los 5 años, los hijos de madres con educación primaria, tienen un lenguaje equivalente al de los hijos de 3.5 años de madres con nivel educativo superior, en promedio.
Es por eso que invertir en programas de desarrollo infantil temprano (DIT) de calidad y bien focalizados tiene uno de los retornos más altos de entre los programas sociales: hasta un 13,7% de retorno anual por cada dólar invertido. Además, como publicó recientemente la revista The Lancet, no invertir tiene un costo altísimo que, para la región, equivale en promedio a 1,6% del PIB.
Es por eso que, desde hace 15 años, en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), trabajamos para expandir con calidad los programas de desarrollo infantil temprano (en centros y con familias), evaluar sus impactos e invertir en la medición del desarrollo y la calidad de los servicios.
¿Cuáles son los seis frentes clave para cuidar a la primera infancia?
Vivimos en un entorno en constante transformación, con desplazamientos internos y flujos migratorios cada vez más intensos, consecuencias innegables del cambio climático y una preocupación urgente por los problemas de salud mental en niños y cuidadores. Estos desafíos impactan la vida de los niños en la región, especialmente de los más vulnerables, y profundizan las desigualdades.
Los entornos se transforman y los esfuerzos de trabajo deben transformarse también. Por eso, la agenda de trabajo del BID para los próximos años abarca seis frentes:
- Migración: reconocer y actuar sobre la falta de datos y evaluaciones para avanzar en garantizar que los niños migrantes reciban servicios que respondan a sus necesidades.
- Salud mental infantil: cuantificar el problema y diseñar e implementar intervenciones costo-efectivas, basadas en el juego.
- Cambio climático y protección social adaptativa: desarrollar protocolos que permitan la continuidad de los servicios en emergencias.
- Intersectorialidad y gobernanza: fortalecer las instituciones para que cooperen y trabajen articuladamente, empleando sistemas de información interoperables.
- Programas de desarrollo infantil tempranode calidad: expansión de servicios contextualizados y adaptados a realidades diversas.
- Evidencia: generación de conocimiento a través de la medición y evaluación para guiar los esfuerzos y las intervenciones.
Desde el BID renovamos nuestro compromiso con la primera infancia de mantenernos en la frontera de conocimiento y la acción programática para enfrentar, junto a los gobiernos de la región, los desafíos que afectan a la niñez hoy.
¡Pronto compartiremos un nuevo artículo con los principales aprendizajes del evento! Destacaremos los mensajes clave de la conversación con expertos internacionales y autoridades sobre las políticas para avanzar en estos seis frentes.
Puedes ver el evento completo aquí:
Conoce más en nuestro marco sectorial sobre desarrollo infantil temprano y descarga la infografía con una mirada a la agenda de trabajo del BID.
¿Cómo trabajan en tu país para enfrentar los desafíos que afectan a la niñez? ¡Cuéntanos en la sección de comentarios!
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