Primera parte de una serie de dos blogs sobre la participación de miembros de la comunidad para monitorear los proyectos.
Monitoreo participativo es el término utilizado para referirse a procesos en que representantes de comunidades afectadas participan en la supervisión de los proyectos que tienen impacto sobre sus vidas. Se suele decir que proyectos:
- Pueden tener potenciales impactos ambientales y sociales negativos significativos (es decir, proyectos relacionados a industrias extractivas, como la minería, petróleo y gas, e infraestructuras a gran escala)
- Se encuentran en zonas donde las comunidades tienen una historia de desconfianza hacia el gobierno o la empresa
- Se encuentran en zonas donde la falta de comunicación o información precisa puede conducir a un aumento de las tensiones
El objetivo que está detrás de este tipo de participación comunitaria es romper el ciclo de “él dijo, ella dijo” y “Yo no confío en ti”, de modo que las comunidades puedan ver los proyectos de cerca por si mismas y puedan sacar sus propias conclusiones. Por ejemplo, en el caso de una planta de fraccionamiento y su terminal marina en la costa peruana, los pescadores creían firmemente que la tubería submarina podría tener un impacto negativo sobre los peces de los que dependían para su subsistencia. Para ayudar a calmar este temor de la comunidad, se creó un programa de monitoreo participativo con representantes de los pescadores a bordo de cada barco durante las actividades de monitoreo y reuniones públicas para divulgar los resultados después de cada visita de monitoreo. Este monitoreo permitió que los pescadores fueran testigos de que la planta y la terminal, de hecho, no afectaban de manera adversa a los peces.
Crear confianza entre las empresas y las comunidades es importante no solo para evitar conflictos, sino también para aumentar los beneficios directos para las comunidades afectadas. En situaciones con mayor riesgo, la desinformación y la desconfianza pueden fácilmente convertir un tema pequeño, que incluso no guarda ninguna relación al proyecto, en algo potencialmente más conflictivo. Como fue el caso del proyecto Perú LNG en 2008. Algunas secciones del gasoducto de Perú LNG se pudieron haber construido en paralelo con el proyecto Camisea en los Andes peruanos afectando a las mismas comunidades que ya habían sido afectadas por el proyecto anterior. Como una iniciativa de precaución, la compañía desarrolló un Programa de Monitoreo Socio Ambiental Participativo (PMSAP) con las comunidades a lo largo del derecho de vía (DDV) del gasoducto.
El programa fue administrado por un tercero independiente, con experiencia en monitoreo en Camisea, PRONATURALEZA. Los miembros de la comunidad encargados del monitoreo recibieron capacitación durante una semana sobre cómo llevar a cabo actividades tales como detectar erosión, manejo adecuado de los desechos, calidad del agua, etc. Toda la información relevante, incluyendo el resumen de los resultados y las medidas adoptadas para resolver las deficiencias identificadas como resultado de las actividades de monitoreo, fue divulgada públicamente en una página web. Los resultados se trataron en reuniones de la comunidad para recibir comentarios.
Un estudio del BID de 2007 indica que hoy en día existe un reconocimiento cada vez mayor de los beneficios del monitoreo participativo en materia ambiental y social de los patrocinadores de proyectos, la sociedad civil, las comunidades, los gobiernos y las instituciones financieras. El estudio también encontró que el diseño y la implementación del sistema dependen del contexto. Como resultado, el proceso de comprometerse con las propias partes interesadas para desarrollar un sistema de monitoreo participativo definitivamente es más importante que el propio formato del sistema de monitoreo que finalmente se use.
Las empresas involucradas en proyectos bastante polémicos tuvieron inicialmente dudas sobre el valor de crear un nueva modalidad de monitoreo además de su propio monitoreo técnico y la supervisión de sus proyectos por parte del gobierno. Sin embargo, en el caso de Perú, el monitoreo participativo comunitario se ha expandido rápidamente, especialmente en el sector petrolero-gasífero y el sector de la minería, donde PRONATURALEZA está emprendiendo cerca de 20 proyectos de monitoreo participativo para diferentes empresas. También a nivel de gobierno, la Autoridad Nacional del Agua de Perú, ANA, está implementando el monitoreo participativo para monitorear la calidad del agua en las zonas de cuencas hidrográficas que experimentan conflictos. A más del beneficio de crear r confianza y disminuir tensiones, el monitoreo participativo es ahora una de las mejores prácticas para comprometerse con la comunidad.
Esté atento la próxima semana al nuevo blog sobre cómo incluir el monitoreo participativo en sus proyectos.
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