Es bien conocido el valor de los bosques para la humanidad. Los bosques tienen un alto valor por la madera y otros bienes no-maderables como las frutas y otros alimentos, productos medicinales, artesanías e innumerables productos de alto valor estético y espiritual.
Al mismo tiempo, los bosques prestan un gran servicio al proteger los suelos, generar agua y oxígeno, además de una riquísima biodiversidad. Todos estos beneficios importantísimos son llamados “Servicios Ambientales” que benefician a toda la sociedad en su conjunto. En muchos casos, los bosques se encuentran en tierras privadas cuyos propietarios han decidido proteger sus recursos naturales a largo plazo, sabiendo el riesgo y el costo que implicaba esta decisión.
Afortunadamente, existen varios países en Latinoamérica que han estado apoyando este proceso de conservación en tierras privadas y han implementado una serie de regulaciones e incentivos muy positivos que valorizan aún más los bosques y promueven su conservación a largo plazo. Países como Ecuador, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Brasil, Argentina y Paraguay han implementado incentivos muy positivos que se traducen de varias maneras, ya sea en el pago directo al propietario por cada hectárea de bosque conservado, así como descuentos en los impuestos y en el acceso al crédito a tasas más económicas. Otro incentivo importante y muy novedoso son los Certificados Ambientales emitidos por la autoridad ambiental de cada país y que son otorgados a los propietarios de bosques luego de pasar por un proceso de revisión estricto que permite valorizar sus recursos naturales, no solamente bosques, sino también praderas, humedales y ecosistemas desérticos. De esta manera, se permite la creación de un mercado donde cualquier individuo o firma empresarial podría comprar dichos certificados beneficiando a ambas partes; el propietario por un lado revaloriza sus bosques y accede a fuentes financieras importantes para la protección de los mismos a largo plazo, por otro lado, la empresa tiene la oportunidad de compensar los impactos ambientales que podría ocasionar, por ejemplo la emisión de gases de carbono y otros gases de efectos invernadero, y principalmente como medida de compensación por deforestación o cambios de uso del suelo. Por otro lado, existe un número cada vez mayor de empresas e instituciones públicas y privadas interesadas en la compra de dichos certificados para demostrar su compromiso con la conservación de los recursos naturales y que en muchos casos les retribuye positivamente en sus negocios por el prestigio y la buena imagen que les genera esta acción.
Finalmente, la sociedad en su conjunto es beneficiada y se genera un mensaje muy positivo en el cual se premia al que conserva y se transfiere la responsabilidad del pago a los que por alguna circunstancia han ocasionado impactos ambientales adversos que requieren por ley medidas de mitigación y compensación que de otra manera les hubiera sido muy difícil de aplicar.
Es evidente que todavía queda mucho trabajo por hacer y que existen muchos desafíos en la región para la protección de nuestros riquísimos recursos naturales, por lo tanto, el pago por servicios ambientales es una herramienta poderosa que ayudará sin dudas a afrontar parte de estos desafíos a largo plazo.
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