El aceite de palma tiene una reputación verdaderamente negativa. Particularmente entre los defensores ambientales y sociales, el aceite de palma es visto como el cultivo responsable de la deforestación a gran escala, especialmente en el sudeste del continente asiático. Entre 2001 y 2010, la deforestación de bosques con altos niveles de carbono causa a su vez un incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero.. En Indonesia solamente, el uso de tierra para el cultivo del aceite de palma ha resultado en el equivalente de 216-268 millones de toneladas de CO2 por año. Para poner esto en perspectiva, el monto equivale a las emisiones causadas por el manejo de aproximadamente 45 millones de vehículos durante un año. En cuanto a las connotaciones negativas, el aceite de palma también ha sido relacionado con problemas sociales, existen también pruebas de violaciones de derechos laborales, incluyendo mano de obra infantil, en muchas plantaciones de aceite de palma.
Por otro lado, menospreciar las actividades de cultivo relacionadas con el aceite de palma y con aquellos que lo siembran es ignorar los grandes beneficios que trae esta cosecha. Existen dos razones por las cuales el aceite de palma ha crecido con tanta rapidez: es muy rentable y productivo. Comparado con la soja, el coco o el girasol, el aceite de palma produce de tres a diez veces más aceite. Dado su nivel de productividad, el aceite de palma es más económico y por lo tanto se encuentra en muchos productos de consumo. Si prohibimos el cultivo del aceite de palma pero continuamos con las mismas tendencias de consumo, necesitaríamos muchas más tierras para poder producir la misma cantidad de aceite. Además, el aceite de palma es importante para las economías nacionales y locales; muchos productores pequeños dependen de su cultivo.
Dado el reciente crecimiento del aceite de palma en América Latina y el Caribe, nosotros como banco de desarrollo, estamos evaluando los diferentes impactos del aceite de palma en la región. Colombia, por ejemplo, ya es el quinto productor de aceite de palma en el mundo y planea aumentar su producción por seis veces en 2020. El gobierno de Honduras está apoyando la extensión de más de 100,000 hectáreas del aceite de palma plantado. ¿Dada esta tendencia, la duda que surge es: puede la región beneficiarse del cultivo de aceite de palma y también evitar los impactos devastadores vistos en el sudeste de Asia?
En el 2004, la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO en inglés) fue creada con el fin de que el aceite de palma fuese más sostenible. El aceite de palma certificado por la RSPO tiene que cumplir con principios y criterios que incluyen indicadores ambientales y sociales. Por ejemplo, las empresas certificadas por la RSPO no pueden cortar bosques con “alto valor de conservación.”
Sin embargo, la RSPO todavía tiene varios asuntos pendientes que solucionar. En cuanto a los factores empresariales, la oferta de aceite de palma certificado por la RSPO es más grande que la demanda, resultando en una prima baja por aceite certificado – alrededor del 2,3% más alto que el aceite no certificado. Mientras los consumidores no diferencien entre el aceite de palma certificado del aceite no certificado, la prima seguirá baja.Este bajo rendimiento de la inversión en la certificación desanima a los productores de obtener el certificado de la RSPO; tomemos en consideración que solo 20% del aceite de palma global está certificado por la RSPO.
Otra crítica a la RSPO viene de los defensores ambientales y sociales que afirman que los miembros de esta organización siguen actuando de manera irresponsable. Los principios y criterios de la RSPO solamente protegen bosques antiguos y bosques con alto valor de conservación, lo que significa que los bosques secundarios y tuberas pueden ser cortados y cultivados. Además, algunos miembros de la RSPO son responsables de la deforestación de bosques que deberían haber sido protegidos según sus principios y criterios, cuestionando la habilidad de la RSPO de vigilar a sus miembros.
Por esta y otras razones, hay un continuo debate sobre la sostenibilidad de la RSPO.
El BID, en la búsqueda de respuestas a estas preguntas, se ha asociado con La Fabril, una extractora innovadora de aceite de palma en Ecuador. La Fabril se ha comprometido a lograr certificación de la RSPO – lo que incluye la certificación de sus pequeños proveedores e independientes. Juntos, evaluaremos el argumento comercial para lograr la certificación de RSPO. También se estudiarán los impactos ambientales y sociales de su certificación.
Dada la expansión del aceite de palma en nuestra región y su problemática historia en otras regiones, es importante no repetir los mismos errores. ¿Es la certificación de la RSPO un mecanismo efectivo para que el cultivo de aceite de palma en América Latina y el Caribe sea sostenible?
Esta entrada de blog se publicó previamente en Sustainable Business el 14 de enero de 2015.
Leave a Reply