En aras de dar respuesta a los desafíos ambientales que enfrentamos, el sector de edificaciones no se ha quedado atrás y ha respondido con el aumento de construcciones verdes o sostenibles ambientalmente. En el mercado actual hay muchos sistemas que evalúan las condiciones ambientales de las edificaciones y que, para aquellas que cumplen ciertos criterios, las hacen acreedoras a un reconocimiento por medio de una certificación. Algunas de estas certificaciones son muy conocidas, por ejemplo, LEED (Estados Unidos), BREEAM (Reino Unido), VERDE (España) y DGNB (Alemania).
Los sistemas de certificación evalúan diferentes características y otorgan diversos sellos. Algunos sistemas evalúan todo el ciclo de vida del edificio, otros ponen más énfasis en los aspectos de diseño bioclimático, o en el entorno del edificio; mientras que otros, adicionalmente, ponderan los medios de transporte de los usuarios o la cercanía al transporte público. Si bien no debería ser necesario certificar un edificio para incorporar medidas ambientalmente responsables, estos sistemas aseguran un mecanismo objetivo de medición y evaluación del consumo de recursos del edificio.
Cuando se trata de edificios del sector público, o de viviendas de interés social, la realidad de los países de la región es muy diferente a la de los países desarrollados, y por lo tanto, los sistemas de certificación internacionales pueden ser algo difíciles de cumplir o costosos de obtener. Sin embargo, la buena noticia es que en el mercado en América Latina y el Caribe (ALC) hay muchas opciones disponibles actualmente.
El grupo del Banco Mundial, a través de la Corporación Financiera Internacional creó en 2012 EDGE (Excelencia en Diseño para Mayores Eficiencias). EDGE es un sistema de certificación de edificios, diseñado exclusivamente para países emergentes, que incluye diferentes tipologías de edificios. Actualmente está presente en todos los países de ALC. Desde 2019 el BID ha venido apoyando la capacitación de cientos de profesionales para que puedan ser expertos EDGE en países como Bolivia, República Dominicana, El Salvador y Nicaragua.
También hay que destacar que en ALC han venido surgiendo sistemas públicos y privados de certificación locales, los cuales tiene un gran potencial de ser aplicados más ampliamente. Estos sistemas de certificaciones tienen el objetivo de elevar los estándares de la construcción y motivar a los profesionales a incorporar medidas amigables con el medio ambiente.
En el mes de noviembre de 2019, el BID organizó un taller sobre Planificación y diseño de Infraestructura en Salud, en donde reunió a profesionales del área de infraestructura del sector público de la mayoría de sus países miembros. En dicho evento, se presentaron dos experiencias de la región que se resumen a continuación:
1. Sello EDIF – Brasil
Luego de crear un manual de sustentabilidad para los nuevos proyectos de edificios públicos de São Paulo, la Municipalidad lanzó en 2018 su propio sistema de certificación, con el objetivo de motivar a sus propios equipos de proyecto a que incorporen cada vez más prácticas de uso racional de recursos en la construcción. Liderado por el Departamento de Edificaciones, el Sello EDIF se centra en la evaluación de 5 aspectos del ciclo de vida de un proyecto:
- Desarrollo del proyecto a través de un proceso integrado e interactivo
- Inclusión de criterios ambientales durante la planeación y la ejecución (Ej. Terreno, infraestructura de transporte)
- Eficiencia energética
- Uso racional del agua
- Gestión de residuos durante la ejecución.
El sistema de certificación define algunas medidas mínimas obligatorias y otras opcionales, a los cuales se le asignan puntos. Permite obtener 4 categorías de certificación: Básica, Intermedia, Superior y Premium.
2. Sello CES – Chile
El Sello de Certificación Edificio Sustentable fue una iniciativa conjunta de varias entidades públicas y privadas en el año 2014. Este sistema se centra en todo el ciclo de vida del edificio, desde el encargo y anteproyecto hasta la operación y el mantenimiento. Los aspectos analizados son:
- Reducción de la demanda de energía (Diseño pasivo, eficiencia energética, generación de energía, emisiones)
- Calidad del ambiente interior para los usuarios
- Enfoque de demanda y oferta para el uso racional del agua
- Plan de gestión de residuos durante el diseño la construcción y operación del edificio.
- Gestión del diseño del edificio (diseño integrado) y durante la operación.
El sistema de certificación define tres rangos de certificación: Edificio Certificado, Certificación Destacada y Certificación Sobresaliente. Hasta fines de 2020, en Chile había 40 edificios certificados, y un total de 294 edificios en proceso de certificación.
Estos ejemplos son simplemente dos iniciativas, una que surge del sector público y otra que surge de una alianza entre el sector público, el privado y la academia. Existen otras iniciativas en América Latina y el Caribe como estas Procel EDIFICA en Brasil y CASA Colombia en Colombia que conviene explorar y estudiar.
¿Conoces alguna otra iniciativa similar en la región?
Ernesto Infante Barbosa dice
Faltó ECOCASA de México.
Saludos,
Hugo Angel dice
Como salvadoreño, encuentro interesante el artículo sobre la certificación de edificios verdes en América Latina y el Caribe. Es alentador ver cómo se están volviendo más accesibles estas certificaciones. Creo que en El Salvador, esto podría impulsar un cambio significativo en la construcción, especialmente si se integran tecnologías como el Panel Sandwich. Este material, conocido por su eficiencia energética y sostenibilidad, podría ayudar a cumplir con los estándares de estas certificaciones y promover un desarrollo urbano más amigable con el medio ambiente en nuestro país.