El BID tiene un sólido compromiso con el objetivo de reforzar y utilizar los sistemas de países para aspectos fiduciarios y no fiduciarios de préstamos del Banco. En tanto se ha logrado un notable progreso en el primero, este último, que incluye los sistemas nacionales para efectividad del desarrollo y salvaguardias ambientales y sociales, requiere diversos enfoques. Notablemente, y reconociendo la diversidad de perspectivas de gobernanza ambiental y social en nuestra región, el enfoque del BID para reforzar y utilizar los sistemas de salvaguardias de los países se ha centrado en el diálogo con los países, mejoras en la capacidad organizacional, y estudios piloto controlados en diferentes sectores. En tanto los tres son relevantes conforme avanzamos, el diálogo con los países, escucharlos y comprender cómo funcionan sus sistemas, es la base sobre la cual deben construirse las demás actividades.
En julio, el BID organizó un Diálogo Regional de Políticas acerca del Licenciamiento y Cumplimiento Ambiental en Jamaica, reuniendo alrededor de 40 funcionarios técnicos superiores del Caribe para debatir desafíos y objetivos comunes en la concesión de licencias ambientales y en la capacidad de hacer cumplir la legislación correspondiente. Aquí hay cuatro lecciones aprendidas de los participantes:
1. Los sistemas de salvaguardias de los países del Caribe se organizan diversamente
La concesión de licencias y los procedimientos de hacer cumplir las regulaciones ambientales en la región pueden agruparse ampliamente en tres modelos conceptuales:
Órgano consultivo central: En países como Bahamas y Surinam, un órgano consultivo central adjunto a un ministerio administra la concesión de licencias y el proceso de cumplimiento, a veces en ausencia de disposiciones legislativas o regulatorias establecidas. El órgano consultivo lleva adelante una revisión de las evaluaciones de impacto ambiental y social (EIAS), otorga las licencias, y asume la responsabilidad de hacer cumplir las normas implementadas.
Autoridades de Planificación del Uso de Tierras: En países como Antigua y Barbuda, Barbados, y San Vicente y las Granadinas, la concesión de licencias y su cumplimiento está en manos de consejos de planificación del uso de tierras. Se exigen EIAS por ley, o según determine el Director Principal de Planificación Urbana, y se envían notificaciones para hacer cumplir las implementaciones.
Organismos legislativos: En países como Belice, Guyana, Haití, Jamaica, y Trinidad y Tobago, existe un Departamento o Ministerio principalmente responsable del proceso de otorgar licencias y hacer cumplir normativas, si bien también hay Autoridades de Planificación del Uso de Tierras. Los EIAS de proyectos son exigidos mediante la ley en diversos niveles de detalle. Hay una unidad específica que se encarga de su cumplimiento, en tanto que su incumplimiento puede ser punible de sanciones.
2. Independientemente del sistema del país, los desafíos son los mismos
Lo sorprendente de la diversidad de los sistemas de salvaguardias nacionales del Caribe es que a pesar de sus diferencias en cuanto a procedimientos, normativas, economías y diversidad cultural, los desafíos que enfrentan son los mismos.
A menudo las agencias se ven limitadas por el bajo apoyo político y financiero para garantizar el cumplimiento de normas ambientales. La inadecuada financiación de capital humano y sistemas técnicos puede resultar en una dependencia de importar expertos externos a la región, quienes a menudo no están familiarizados con las condiciones locales. Cuantos más expertos locales formemos los gobiernos y el BID, ya sean revisores de EIAS, inspectores, fiscales y miembros judiciales, más efectivos se volverán los sistemas de los países.
Los desafíos estructurales, tales como los roles superpuestos y la débil coordinación entre agencias, frecuentemente producen resultados pobres. Los participantes notaron que las diferentes agencias gubernamentales tienden a acumular información, bajo el precepto de que el conocimiento equivale al poder. Los memorandos de entendimiento, acuerdos entre agencias y otros mecanismos pueden definir los roles de cada agencia, eliminando confusiones y reduciendo conductas competitivas contraproducentes. Implementar una ventanilla única para la concesión de licencias puede reducir las duplicaciones y servir de oficina centralizadora tanto para los proponentes de proyectos como para las autoridades ambientales.
Mientras tanto, la intensificación de precipitaciones y sequías producto del cambio climático, y los desastres naturales, están cambiando el modo en que las agencias evalúan los riesgos a la vida y al bienestar. En la pequeña isla de San Vicente, inundaciones imprevistas y devastadoras arrasaron en 2013 con viviendas, iglesias y escuelas que no habían sido construidas a suficiente distancia de la costa. En Haití, el terremoto de magnitud 7 ocurrido en 2010, destruyó edificios gubernamentales y viviendas en Puerto Príncipe, superando los fondos limitados y la capacidad de atender a la recuperación ante catástrofes.
3. Obligatoria o voluntariamente, la implementación es lo que cuenta
Los participantes también notaron los beneficios y perjuicios de forzar el cumplimiento versus fomentar el compromiso. Dada la limitada capacidad de las agencias, hacer cumplir regulaciones o perseguir a quienes las violan, puede sobrepasar sus habilidades. Fomentar una cultura del compromiso puede ayudar a reducir esta presión, especialmente frente a la ausencia de capacidad o de marcos legislativos. Sin embargo, es necesario que el ambiente normativo ofrezca incentivos al cumplimiento: herramientas, lineamientos, códigos de prácticas, términos de referencia habituales, y otros estándares, pueden ayudar a cultivar semejante cultura.
4. El diálogo es central para fortalecer los sistemas de países
Entonces, ¿qué sigue? El Diálogo Regional de Política nos brinda una oportunidad de escuchar directamente qué influye sobre los sistemas nacionales en el Caribe: qué funciona, qué no, dónde están las brechas, y cuáles son los desafíos de implementación que les enfrentan. Existe un proceso de diálogo continuo similar entre los países de habla hispana de América Latina. Este diálogo es central para el BID y nuestros socios en la región mientras buscamos oportunidades para construir capacidad en estos sistemas nacionales, con una visión a largo plazo de poder luego depender de ellos para diseñar, ejecutar y evaluar operaciones financiadas por el Banco.
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