Un tema central de las conversaciones en la cumbre climática de Glasgow es cómo los países pueden movilizar al sector privado para financiar la descarbonización. En un taller que el grupo del BID organizó ayer con Fundación Chile , discutimos algunas soluciones que a menudo se pasan por alto en las conversaciones internacionales, más allá de las regulaciones financieras verdes , los fondos climáticos consesionales y los mercados de carbono.
En Chile, cerca del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la quema de carbón, gas natural, diésel y gasolina. Por eso es fundamental sustituir las centrales eléctricas de combustibles fósiles por energía solar, eólica, hidráulica y geotérmica; y, paralelamente, sustituir el uso de combustibles fósiles por electricidad en todos los sectores. Un estudio del BID con la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de Chile muestra que estas y otras medidas permiten alcanzar la neutralidad de carbono en 2050 y aumentar el crecimiento económico del país en más de un 5%.
Existen tecnologías de cero emisiones y son en gran medida competitivas
Muchas de las tecnologías necesarias para alcanzar cero emisiones netas ya existen y son competitivas. La energía eólica y solar son las fuentes de energía más baratas del mundo , por eso el 90% de la inversión en generación de electricidad del mundo es renovable. Los vehículos eléctricos también son cada vez más baratos, gracias a los espectaculares avances en el coste de las baterías. Y para electrificar usos donde las baterías no funcionan, el hidrógeno verde es una solución prometedora para la próxima década.
¿Por qué, entonces, la transición no ocurre más rápidamente? Parte del problema es el financiamiento y parte de la solución está en las políticas públicas.
El ejemplo de los autobuses eléctricos en Santiago es un clásico. Los autobuses eléctricos consumen mucha menos energía y tienen un sistema de propulsión mucho más simple que los autobuses diésel, por lo que su funcionamiento cuesta mucho menos. Pero también requieren una mayor inversión inicial. El análisis financiero a lo largo del ciclo de vida es positivo, pero para los operadores de autobuses la inversión representa un riesgo demasiado alto, que los bancos privados solo podrían financiar a tasas prohibitivas.
Las regulaciones gubernamentales pueden hacer o romper el financiamiento privado
La solución fue cambiar las regulaciones y separar, en licitaciones gubernamentales, la operación de una línea de autobús y la propiedad del autobús. Específicamente, empresas de energía como Enel, Engie y más recientemente COPEC ahora pueden comprar autobuses eléctricos, que para ellos representan una inversión menor, y alquilarlos a los operadores de autobuses autorizados. Tres años después, Chile tiene la mayor flota de buses eléctricos fuera de China.
Este ejemplo muestra que la actualización de las regulaciones que usan las agencias gubernamentales sectoriales, como las que supervisan el transporte público, permite movilizar fuentes de financiamiento privado, en este caso empresas eléctricas, y trabajar con otra parte del sector privado, aquí los operadores, para brindar soluciones descarbonizadas. Experiencias como estas desmitifican qué quiere decir financiamiento climático desde el sector privado.
El caso de los autobuses eléctricos es solo un ejemplo y una pequeña parte de la solución. Este año, el BID apoyó, con préstamos y estudios, cerca de 50 reformas regulatorias para permitir la inversión privada en energía renovable variable, crear mercados privados para el almacenamiento de energía, promover autos eléctricos para taxis y hogares, y ayudar a financiar el desarrollo de una industria de hidrógeno verde. Como siempre, lo hicimos con un enfoque de igualdad de género e inclusión ciudadana, apoyando procesos participativos.
Los gobiernos necesitan un mapa de las barreras al financiamiento climático en todos los sectores
Más allá de la descarbonización de la energía, lograr la carbono neutralidad requiere reducir los gases de efecto invernadero en la agricultura, los desechos y los procesos industriales. Además, todas las emisiones no se pueden eliminar fácilmente, por eso es necesario fomentar la forestación y la restauración de otros ecosistemas que permiten capturar carbono, para llegar así a cero emisiones netas.
Por eso los gobiernos deben mapear las decenas de cambios necesarios en todos los sectores, desde la mejora de las tasas de compostaje hasta el cambio de prácticas ganaderas y el establecimiento de áreas naturales protegidas. El siguiente paso es preguntar qué impide que estos sucedan. Cuando lo hagan, los países encontrarán que abundan las barreras, desde cuestiones de economía política hasta incentivos perversos y falta de capacidad.
Un subconjunto de estas barreras: las regulaciones actuales impiden que el sector privado adopte soluciones de cero emisiones. El ejemplo de los autobuses eléctricos muestra que una vez que la meta de carbono-neutralidad se convierte en una hoja de ruta de medidas sectoriales concretas, la cuestión del financiamiento de la acción climática puede volverse más práctica y, en ocasiones, admite soluciones tan simples como actualizar los marcos regulatorios.
La estrategia climática de Chile permite planear la movilización del sector privado
Chile es un líder mundial en términos de planificación climática. El país fue uno de los primeros en el mundo en comprometerse a alcanzar emisiones netas cero para 2050 en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) en virtud del Acuerdo de París. Ayer, el país publicó su estrategia climática de largo plazo, reconocida como una de las tres más robustas del mundo, que destaca más de 400 medidas que todos los ministerios perseguirán de aquí al 2050 para transformar sus sectores. Sin duda, muchas de estas medidas requerirán reformas regulatorias para habilitar la participación del sector privado.
No es ningún secreto que el grupo BID, como muchos países de la región, buscan en la experiencia de Chile inspiración para enfrentar los desafíos que se nos presentan a todos. Con su estrategia climática de largo plazo, Chile nos ayuda a repensar lo que implica movilizar al sector privado, como inversionista y como proveedor de soluciones de desarrollo sustentable.
Otras lecturas:
Opciones para lograr la carbono-neutralidad en Chile: una evaluación bajo incertidumbre
Estrategia climática de largo plazo de Chile. Camino a la carbono neutralidad y resiliencia a más tardar al 2050
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OSMAN GONZALEZ dice
muy buen articulo, para alcanzar emisiones netas cero se requiere urgente fortalecer las alianzas publicas-privadas para el desarrollo sostenible con un marco regulatorio con mirada de futuro, pensando en lo que debemos dejar a nuevas generaciones.