La semana pasada, el secretario general de la ONU, António Guterres, anunció que el objetivo central de la ONU para 2021 será construir una Coalición Global por la Neutralidad de Carbono. Afirmó que cree firmemente que “2021 puede ser el año de un salto cuántico hacia la neutralidad de carbono”.
Con 110 países comprometidos con la neutralidad de carbono al 2050 para cumplir con la meta de 1,5 grados Celsius, ya hay mucho progreso sobre el que construir. Ahora estos países necesitan analizar si estos objetivos pueden lograrse al mismo tiempo que una recuperación sostenible post-COVID-19, que genera prosperidad, empleos y no deja a nadie atrás.
Miremos a Costa Rica. El país produjo con el BID un riguroso e innovador análisis costo-beneficio de su Plan Nacional de Descarbonización. El estudio muestra que el Plan de Descarbonización de Costa Rica traerá USD 41 mil millones en beneficios netos dentro de tres décadas gracias a ahorros de energía, reducción del costo de accidentes y pérdida de tiempo en la congestión vial, y mejoras en los rendimientos agrícolas y servicios ecosistémicos.
El Plan de Descarbonización de Costa Rica podría traer múltiples beneficios e impulsar una recuperación sostenible
Como dijo recientemente a El País la costarricense Christiana Figueres, exjefa de la Secretaría de cambio climático de la ONU, “hemos pensado que descarbonizar es algo costoso, pero no, es una inversión que da utilidades a corto, mediano y largo plazo, que crea empleos y ayuda a la economía a crecer “.
El nuevo estudio, “Costos y beneficios de la descarbonización de la economía de Costa Rica”, elaborado por el BID con la Corporación RAND, la Universidad de Costa Rica y el Gobierno de Costa Rica muestra justamente eso.
A pesar del impacto colosal causado por COVID-19, el estudio enfatiza que bien ejecutado, el plan traerá importantes beneficios en áreas que incluyen productividad económica, competitividad y calidad de vida incluso después de pagar los costos de inversión necesarios para electrificar el transporte, mejorar las prácticas agrícolas y ganaderas, así como la restauración y protección de ecosistemas.
La implementación del Plan Nacional de Descarbonización no es gratis: costaría alrededor de USD 37 mil millones en inversiones y valor financiero de la tierra utilizada para reforestar. Pero ahorraría o proporcionaría USD 78 millones en beneficios, más del doble de sus costos.
Dos sectores clave para una implementación beneficiosa del Plan Nacional de Descarbonización son el transporte público y privado y las soluciones basadas en la naturaleza, particularmente en la ganadería, la agricultura y los bosques, que pueden soportar económicamente a las áreas rurales. Estos sectores combinan sustanciales beneficios económicos y reducciones de emisiones. La gestión de residuos, la industria y la edificación sostenible, y el mantener la electricidad de Costa Rica 100% renovable también son claves para lograr emisiones netas cero. La implementación exitosa del Plan implicaría que Costa Rica llegaría al 2050 con emisiones de gases de efecto invernadero tan pequeñas que sus bosques podrían compensarlas por completo.
En todos los sectores, el papel del sector privado será fundamental. El transporte público en autobuses, por ejemplo, lo proporciona el sector privado. Las regulaciones gubernamentales y las prácticas de licitación determinan la rentabilidad de los autobuses eléctricos para los operadores privados. Por ello, el plan de descarbonización viene con una hoja de ruta de políticas diseñadas para permitir la adopción de soluciones libres de carbono en el sector privado. Y no se trata de subsidiar el despliegue de tecnologías limpias. En muchos casos el objetivo es asegurase que las normas y las formalidades burocráticas y financieras habiliten y no inhiban la adopción de soluciones libres de carbono que ya existen y ya son rentables.
Para evaluar la incertidumbre en torno a un plan que tardará tres décadas en implementarse, el equipo técnico repitió sus cálculos de emisiones, beneficios y costos para 3.003 futuros plausibles, haciendo suposiciones sobre 300 incertidumbres y 47 factores adicionales. Más de 50 agencias gubernamentales y organizaciones que representan a sectores clave vinculados al Plan Nacional de Descarbonización proporcionaron insumos para configurar estas simulaciones. De las 3.003 veces que el equipo repitió sus cálculos con diferentes supuestos, solo encontraron 21 en el cual el plan tiene costos netos.
El estudio se basa en el trabajo que el BID ha realizado con el Gobierno de Costa Rica sobre su Plan Nacional de Descarbonización, que ilustra el papel que pueden desempeñar los bancos de desarrollo para financiar la ambición climática. Este enfoque ha enfatizado que la transición hacia una economía de emisiones netas cero debe llevarse a cabo con la participación de ministerios clave, sectores productivos, empresas y sociedad civil. Esto es fundamental para garantizar que los gobiernos puedan permitir una transición justa asegurándose de que todos tengan voz en el diseño de los planes climáticos y que el país aproveche colectivamente las oportunidades y gestione los desafíos de la transición.
La descarbonización puede ser parte de una recuperación post-COVID-19
Como dicen el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada y Andrea Meza, su ministra de Ambiente y Energía, en el prólogo del informe, “[la pandemia] nos da un indicio sobre los impactos que traerá la crisis climática si no cambiamos el paradigma de desarrollo. Debemos avanzar hacia una recuperación sostenible que genere empleos y propicie el crecimiento, pero también que aumente inclusividad, incremente nuestra resiliencia, reduzca las emisiones de gases de efecto de invernadero, y proteja nuestros ecosistemas.”.
Este llamado a la acción es especialmente urgente ya que la comunidad internacional se prepara para celebrar el quinto aniversario del Acuerdo de París el 12 de diciembre. Si bien varios anuncios importantes de China y Europa marcan un cambio geopolítico sobre el cambio climático y muestran que el acuerdo está funcionando, todavía se requiere mucho trabajo para asegurar un futuro seguro para el clima.
El Informe de la brecha de emisiones de 2020 de la ONU concluye que, a pesar de una pequeña caída en las emisiones de dióxido de carbono de este año causadas por la pandemia, el mundo todavía se dirige hacia 3 grados Celsius de calentamiento en este siglo. Mientras tanto, el Informe de brecha de producción de la ONU muestra que los países planean aumentar la producción de combustibles fósiles en un 2% en promedio anual, lo que para 2030 sería más del doble de la producción consistente con limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius.
Los esfuerzos de Costa Rica para demostrar los beneficios económicos de la descarbonización muestran que apuntar a emisiones netas cero puede ser beneficioso para todos para lograr una transición hacia emisiones netas cero al 2050 y para apoyar una recuperación sostenible hoy. Para asegurar el salto cuántico solicitado por el Secretario General de la ONU, otros países, grandes y pequeños, deberían tomar nota de este laboratorio pionero de descarbonización.
Otras lecturas:
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¿Cómo puede la naturaleza apoyar una recuperación económica verde e inclusiva?
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Foto de Zdeněk Macháček
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