La banda británica Coldplay se comprometió a reducir las emisiones de carbono generadas en su más reciente gira en un 50%, demostrando un claro ejemplo de cómo desde el sector cultural se puede contribuir a impulsar y avanzar la acción climática. Porque si, la cultura y el patrimonio están intrínsecamente ligados al cambio climático. El cambio de temperaturas, lluvias extremas, sequías e inundaciones, y otros fenómenos causados por el aumento de la temperatura global, impactan profundamente nuestra sociedad, cultura y patrimonio. Por ello, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo en constante transformación, es crucial reflexionar sobre cómo podemos preservar nuestras tradiciones, costumbres, arte y patrimonio, pero a la vez, contribuir a la acción climática y a la sostenibilidad de la región.
En América Latina y el Caribe hemos visto cómo por causa del cambio climático y sus efectos asociados, algunos lugares de patrimonio cultural se han visto afectados. La ciudad de Cuzco, antigua capital del Imperio Inca, es vulnerable a la erosión del suelo y las lluvias intensas relacionadas con el cambio climático. Esto amenaza las estructuras históricas y sitios arqueológicos, incluido el icónico Machu Picchu. El aumento de las lluvias y la erosión costera afectan las iglesias de madera, consideradas Patrimonio de la Humanidad en la isla de Chiloé, y la subida del nivel del mar y la mayor frecuencia de inundaciones afectan los edificios históricos y el sistema de calles de La Habana Vieja en Cuba, o Cartagena Colombia. Esto son solo algunos ejemplos, ya que la lista continúa, pero nos ayuda a entender cómo el cambio climático es una amenaza directa para muchos sitios patrimoniales que están en riesgo de inundaciones, deterioro estructural y pérdida de autenticidad debido a cambios irreversibles en su ecosistema. Esto no sólo supone una pérdida tangible, sino también la desaparición de una parte importante de nuestra identidad cultural.
La Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura -UNESCO- ha advertido la importancia de proteger los sitios declarados como Patrimonio Cultural de la Humanidad, de los impactos del cambio climático. Incluso, la ONU señala que uno de cada tres sitios naturales, y uno de cada seis sitios de patrimonio cultural están hoy en día en riesgo.
Al mismo tiempo, la UNESCO plantea aprovechar el potencial de la cultura para impulsar la acción climática. Proponen así el desarrollo de políticas públicas inclusivas para la acción climática a través de la cultura para avanzar en una agenda climática global compartida.
Migración y cultura
La migración de poblaciones, en especial de pueblos originarios, también es una consecuencia de los impactos del cambio climático en nuestra región. El desplazamiento de culturas y comunidades se convierte así en un riesgo de la pérdida del patrimonio intangible.
Las comunidades eligen migrar a causa del cambio en las temperaturas, el impacto que esto tiene en la agricultura, fuentes hídricas o destrucción de sus hogares por inundaciones, o incendios.
Abandonar sus tierras ancestrales no sólo implica la pérdida de la conexión con su entorno y sus tradiciones, sino que también conlleva la mezcla de culturas a medida que se integran en nuevas sociedades. Al llegar a grandes ciudades, las comunidades corren mayor riesgo de perder su identidad, y por ende sus culturas. Se convierten cada vez más vulnerables y corren riesgo de desaparecer, perdiendo el bienestar compartido, la pertenencia y lo simbólico de los vínculos sociales.
Adicionalmente, el cambio climático altera prácticas culturales y costumbres cotidianas alrededor de la siembra y la cosecha, festividades y prácticas que celebran año a año. Además, la escasez de recursos naturales, como el agua y los alimentos, puede afectar la gastronomía tradicional y los métodos de preparación de alimentos. Estos cambios pueden llevar a la pérdida de recetas y técnicas culinarias únicas, así como al debilitamiento de la identidad cultural asociada a la comida.
Sin embargo, partiendo de la necesidad de preservar nuestra cultura, también existen prácticas sostenibles que pueden ayudar no solo a cuidar nuestras tradiciones y patrimonio, sino también promover prácticas sostenibles que ayuden a reducir los impactos del cambio climático y alcanzar la carbono neutralidad. A continuación, te compartimos dos ejemplos:
Preservar el patrimonio cultural
Promover y realizar investigaciones exhaustivas y documentar e inventariar el patrimonio cultural de manera sistemática, ayudará a tener conocimiento sobre lugares, prácticas y tradiciones, con el fin de poder preservarlas. La documentación adecuada permitirá entender mejor la importancia cultural de cada elemento y tomar medidas específicas para su preservación, por ejemplo, evaluando el grado de peligro que enfrentan y así generar estrategias de protección de sitios en situación vulnerable. Esto implica:
- Fortalecer la infraestructura.
- Establecer regulaciones y políticas de planificación urbana que tengan en cuenta los impactos del cambio climático.
- Tomar acciones que promuevan la gestión adecuada de los recursos naturales, como el agua y la energía.
- Adopción de técnicas agrícolas sostenibles que pueden ayudar a minimizar los impactos negativos en los lugares culturales y sus comunidades.
Para que esto sea posible, es esencial acompañar los procesos con educación y creación de consciencia sobre la relevancia del legado cultural y su relación con el cambio climático y sus efectos. Promover programas educativos que destaquen la relación entre el patrimonio cultural y el medio ambiente ayudará a cultivar un sentido de responsabilidad y aprecio por la preservación.
Reducir emisiones desde el sector cultural
De igual forma que diferentes sectores han ido transformándose poco a poco hacia la carbono neutralidad, el sector cultural, las artes escénicas y musicales, también pueden avanzar hacia un modelo de reducción de emisiones, a la vez que promueven la sostenibilidad.
De acuerdo a una publicación del Centro de Política y Evidencia de Industrias Creativas del Reino Unido, se generan alrededor de 100 toneladas de gases de efecto invernadero desde este sector. Por ejemplo, solo los festivales generan 25.000 toneladas y las giras musicales 85.000.
Si bien la industria está tomando medidas sostenibles para reducir su impacto, uno de los mejores ejemplos es la utilización de herramientas de medición de carbono, lo cual ayudar a tener información adecuada para identificar los flujos de material y energía en emisiones. Estas herramientas e iniciativas como Creative Carbon Scotland ya están diseñando herramientas que permiten medir el impacto de este sector en tiempo real, focalizando en la prevención y la disminución de la huella de carbono.
Un ejemplo concreto como mencionamos al inicio de este blog es cómo la banda Coldplay, comprometida a reducir las emisiones de su más reciente gira mundial, ha logrado reducir en un 47% sus emisiones utilizando energía renovable para sus show, vehículos eléctricos o alternativos cada vez que pueden hacerlo, y reduciendo residuos y la utilización de plásticos al mínimo. Coldplay nos deja un claro ejemplo del camino que la industria puede seguir implementando para contribuir a la acción climática, a la vez que nos permite seguir preservando actividades culturales.
La amenaza de la crisis climática al patrimonio cultural puede y debe contrarrestarse con acciones concretas y una mayor conciencia, protegiendo y preservando la identidad cultural frente a este desafío. La investigación, la protección de lugares culturales, la adopción de prácticas sostenibles, la educación y la colaboración son elementos clave para enfrentar el impacto del cambio climático y garantizar la continuidad del patrimonio cultural para las generaciones futuras. Juntos, podemos trabajar para mantener viva nuestra cultura en un mundo en constante transformación.
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